jueves, 31 de enero de 2013

Capitulo 429: Malditas aceitunas.



Días atrás me contaban una historia que me puso de muy mala leche, por no escribir algo peor.

Estaban un padre y un hijo en el olivar que poseía el primero de ellos. Una pequeña cerca que contenía poco más de cincuenta olivos. Todos los años solían coger las aceitunas y con ellas, tenían aceite para todo el año. No era ningún lujo, puesto que recoger dicho fruto y ver el rendimiento que te da, casi nunca es rentable en lugares donde se poseen pocos olivos. Pero en su familia, era costumbre el cogerlas, aunque algunos años fueran poco los kilos recogidos.

El padre y dueño del olivar, hacía poco tiempo que se había jubilado. Su trabajo estuvo ligado a una fábrica en una ciudad cercana a su pueblo de origen. Con los ahorros de toda la vida, pudo adecentar su olivar y hacerse una casita en el. Poco más de dos habitaciones, nunca le gustaron los lujos. Por desgracia, ahora tenía la ayuda de su hijo, el cual llevaba demasiado tiempo parado. Así que llegando el tiempo de la recogida del fruto, decidieron recogerlo entre los dos.

Este año no ha sido nada bueno para las aceitunas y han sido pocos los kilos recogidos. Una mañana, cuando estaban en la faena, se presentaron dos inspectores de trabajo de la junta de Extremadura, los cuales habían recibido la orden de vigilar a la gente que se dedicaba a recoger aceitunas. Hasta ahí todo correcto, aunque nadie estemos de acuerdo. Resulta que según ellos, es mucho el fraude que hay en ese tema. La gente recoge las aceitunas sin estar aseguradas y sin contrato. Cosa que toda la vida ha existido, por otro lado.

Una vez presentados los funcionarios ante el padre y el hijo y comprobado que estaban recogiendo los dos las aceitunas, optaron por denunciarlos. Al padre por estar jubilado y estar recogiendo el fruto y al hijo por estar parado, cobrando 426 euros y cogiendo aceitunas sin papeles ninguno. Aquellos hombres no se creían que los pudiera estar pasando aquello, por unos pocos de kilos de aceitunas, que este año no les iba a llegar ni para su consumo anual, les querían denunciar.

Una vez que se fueron los funcionarios, los dos hombres movieron cielo y tierra para no ser denunciados. Pero para todo era necesario dinero. El padre con una mísera pensión de poco más de setecientos euros y su hijo con los ya mencionados cuatrocientos y pico, con los cuales tenía que dar de comer a su hijo pequeño y a su mujer. Les era imposible invertir dinero en un abogado que les solucionara aquel embolado. Lo dejaron pasar ante la falta de capital y casi se olvidaron de aquella denuncia, que hace un par de días les ha refrescado la memoria.

Tres mil euros de multa por incumplir la ley del trabajo, o sea, por no estar dados de alta en el régimen de la seguridad social, para la recogida de unos cuantos kilos de aceitunas, para el consumo propio.
¡Malditas aceitunas!, le dijo el hijo a su padre según leían la carta de la denuncia.
No, dijo su padre. Maldita sociedad en la que hemos acabado por vivir. Un millón y pico de españoles muertos para que nosotros acabemos en las manos de estos mangantes. Reyes vividores a costa nuestra. Yernos impunes a los cuales jamás podrán acusar de todos los delitos que tienen en sus espaldas. Políticos corruptos que ante su bajo nivel cultural, acaban por delinquir, como si en su profesión fuera normal y obligatorio hacerlo. Partidos políticos corrompidos y delinquiendo con total impunidad y dirigentes mentirosos, saliendo en los medios de comunicación haciendo el paripé. Policías y jueces vendidos por dinero. Banqueros abusones de la sociedad sin ningún tipo de escrúpulos. Y sabes lo que es peor de todo, hijo, la sociedad conformista y con total pasotismo. Eso sí que me duele comprobarlo todos los días. Chaqueteros que cambian de aires según les sopla el viento y se quedan tan tranquilos, incluso te lo desmienten a pesar de tenerlos fichados, cuando se lo dices.
Tenemos lo que nos merecemos, hijo….

                                                                                   *


La historia acabó mal. El hijo no pudo pagar la denuncia y además lo pagó con los funcionarios que le denunciaron. Un par de ojos hinchados y varios días de calabozo. Pronto le saldrá el juicio. Es necesario inculparle cuanto antes mejor. No se puede defraudar esas barbaridades a hacienda. Porque hacienda somos todos…. Los pobres, claro.

Malditas aceitunas, no. Malditos chorizos que salen impunes de todo tipo de acusaciones.

¿Hasta cuándo los vamos a seguir permitiendo esto?
Despertemos ya

2 comentarios:

  1. Otro capítulo sobre el que no se puede pasar sin decir nada. Si lo que cuentas es cierto, malditos HDLGP -Herederos De Los Grandiosos Patriotas- los políticos y la bazofia oficial que tienen a su servicio, y si no lo es, también.
    Una cosa es estar para hacer cumplir la ley, y otra es masacrar al débil, al indefenso y al necesitado. Esto, aunque no fuera tal y cómo lo cuentas, no dudo que en la España actual, bien podría ocurrir. Por tanto, sólo me gustaría ver que el importe de las sanciones que pudieran recaudar por este tipo de incumplimientos, se lo tuvieran que gastar en el sepelio de las p... madres e hijos de los que propician estos abusos.
    Disculpad los términos en que me expreso, pero hoy por hoy y con lo que estamos viviendo, no sé decirlo de otra manera.

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  2. Pues si, es cierta la historia. Aunque parezca increíble.

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