Seguramente que si estás leyendo mi blog puede ser debido a
dos cosas. Una, que seas lector habitual de él y otra, que es la que voy a
tratar hoy, que el título te haya chocado y te haya rondado el morbo. Así ante
la curiosidad del mismo, lo mejor es pinchar en él y entrar para ver de qué va
ese lio de faldas.
En los pueblos el lio de faldas está a la última y da mucha
vida al mismo. Es raro que si algún vecino o vecina ha cambiado de pareja, o se
ha echado una nueva, o ha dejado a la que tenia, o un montón de circunstancias
mas que se pueden dar, no sea tema de conversación en cualquier lugar del
pueblo. Puerta de colegio, consulta del médico, parada del autobús, paseos… en
cualquier lugar de los mencionados puede salir a relucir un lio de faldas.
Cuando este sale a relucir, primero hay que tener cuidado en
donde se cuenta, puesto que en pueblos pequeños es fácil que los agraciados con
dicho lio, puedan ser familiares de alguien que está escuchando la conversación.
Por eso primero toca cerciorarse de que nadie de los allí presentes, pueda
acabar dándose por aludido. Una vez comprobado el primer paso lo mejor es acarrear
a un buen número de personas, cuanta más gente se entere del lio, más orgulloso
o orgullosa se siente quien lo está contando. Ver las caras de los “escuchonas”
es todo un poema, sienten verdadera ansia por saber de quién se trata. Su estado
de morbo sube enteros por momento y desean que la que lo cuenta, llegue al
final contra antes mejor. La que lo
cuenta, sabe en el estado que se encuentran todas las allí presentes y lejos de
darse prisa, se regocija en las palabras que va soltando por su boca.
Un ejemplo puede ser este:
_ ¿A que no sabéis quien se está separando de su pareja en
el pueblo?
_ (Las escuchonas), ¿Quién? Cuenta, cuenta. ¿Le conocemos? ¿O
es mujer? Seguro que se ha liado con otra. O con otro, porque las tías están últimamente
muy salidas…. Pues anda que los tíos ni te cuento.
Todas esas preguntas,
las cuales mas que preguntas, son afirmaciones algunas de ellas, se dicen en
aquel breve espacio de tiempo, mientras la encargada de contar el lio, acaba de
darlo a conocer.
Si dicho lio es conocido ya por alguna de las escuchonas, en
su cara reina la desilusión, puesto que es un lio menos que tienen para contar
a su gente, (Que pena, piensa). Ahora, como este lio sea nuevo para sus oídos los
ojos le hacen chiribitas y el rato de llegar hasta donde puede airearlo, se le
hace eterno.
Otro ejemplo del lio en su segunda etapa, puede ser este:
_ ¿A que no sabéis quien se ha separado en el pueblo de su
pareja? Me lo han dicho en la puerta del colegio, no sé si será verdad o no.
_ Pues no lo sabemos, cuenta, cuenta. ¿Los conocemos?,
seguro que es quien me estoy imaginando (esto lo suele decir la que más rabia
la da de no ser ella quien cuenta el lio).
_ Con todo el tiempo que llevaban juntos y
no se les veía mal, que habrá pasado para llegar a ese extremo.
_ ¿Qué no se les veía mal?, pues serás la única
que no lo sabía de todo el pueblo. Anda que no hace días que lo sé yo (esta es
la de antes, la que sigue molesta por no ser ella la protagonista que cuenta la
historia, pero que hace lo imposible por acabar siéndolo.) Hace ya bastantes días
que le han visto a él con otra de aquí. Que por cierto, si os digo quien es no
os lo creéis. Esa historia sí que es gorda, daría para todo el paseo de larga
que es. (Ya ha cogido el protagonismo que buscaba y ahora, todas están pendientes
de ella….)
Casi sin decir apenas nada, un lio de estos da para
muchas hojas escritas y encima te aseguras lectores a borbotones.
Y así se viven en los pueblos los líos de
faldas, que como en todos los lugares del mundo, pues existen de la misma manera.
¿Qué, me contáis alguno?
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