La de hoy no era una ruta cualquiera más. Hablar del cerro
de Pedro Gómez, es hablar de un pico bastante alto con lo ello conlleva. Una
dura ascensión que ha hecho bastante mella en los senderistas que hoy nos hemos
atrevido a salir a andar.
A pesar de tener nuestras dudas con respecto a la ruta, dado
que los que la habían realizado con anterioridad, ponían en sus comentarios,
que había que atravesar por dos fincas privadas, nos hemos arriesgado a
hacerla. Así a las ocho de la mañana, siete valientes nos poníamos rumbo a
Herguijuela, desde donde comenzaba dicha ruta.
Con una baja de última hora por culpa de temas laborales,
los siete restantes llegábamos al principio de la ruta. Bajo una niebla espesa,
la cual nos anunciaba que parte de dicha ruta nos iba a acompañar, con lo que
ello repercutiría a la hora de contemplar las vistas, que desde lo alto del
cerro, podíamos ver.
Gracias a las nuevas tecnologías y con la ruta descargada en
un teléfono, nos pusimos en marcha. La primera dificultad no tardó mucho tiempo
en aparecer. Y es que es raro que una calleja tan larga y tan antigua, se da de
bruces contra una puerta, con su candado echado y un paso canadiense debajo de
la misma. Una circunstancia un poco rara nos ha parecido a todos.
Sin ningún cartel que nos anunciara que allí no se podía
entrar, hemos descubierto un hueco por una alambrada por donde hemos accedido a
seguir el camino que nuestro móvil, nos mandaba. Con la incertidumbre de que en
cualquier momento nos pudieran echar de la finca, hemos continuado por un largo
camino, que atravesaba dicha finca, la cual tiene en su interior, vacas y
ovejas, las cuales han dado algún susto a algunos de los senderistas.
La niebla cada vez era más espesa y el camino a seguir cada
vez más empinado, así entre risas y caras de sufrimiento, hemos continuado por
el camino que habíamos empezado al entrar en dicha finca. Con el paso de los
kilómetros el camino desaparecía y una cortafuegos hecho a lo largo de todo el
cerro, nos ha servido de camino improvisado. La ruta se iba haciendo cada vez
más dura, la niebla más espesa, casi no nos dejaba ver más de veinte metros de
distancia y cada vez mojaba mas nuestras ropas. Ese sin duda ha sido el peor
momento que hemos pasado, el de la larga ascensión por un camino poco apto para
andar por él.
Unos metros más arriba, el móvil nos hacia girar bruscamente
para encontrar otra pista que siguiera ascendiendo hasta el cerro. Haciéndole
caso y pasando por un gran jaral y un bosque bastante frondoso, hemos
encontrado dicha pista la cual no hemos abandonado hasta coronar el cerro. Una
vez arriba del todo, la niebla era muy espesa y fría, por lo que hemos optado
por ponernos los trajes de agua, que algo de frio también nos quitarían. Allí
arriba hemos aprovechado el porche de un refugio para comernos un trozo de pan,
aunque la verdad que ha sido de los días que menos hambre teníamos todos, dado
el gran esfuerzo que habíamos hecho para llegar a la cima.
Una vez recuperados los estómagos y abrochados hasta el
cuello, hemos comenzado el descenso que no por ser cuesta abajo, dejaba de
seguir siendo duro. Las rodillas en las cuestas que pican hacia abajo, sufren
mucho más que subiendo dichas rampas.
La niebla nos iba dando una tregua y alguna que otra foto
hemos logrado sacar. Un par de miradores situados en sitios estratégicos, nos
han servido para hacer las fotos. Mucha agua corriendo por todos lados, regatos
nuevos que solo corren de muy vez en cuando y que este año por suerte, podemos
presenciar.
Así hemos ido pasando por charcas totalmente repletas de
agua, incluso tirándola por encima de su caudal, lo cual agradece la vista. En
una de esas charcas a poco más de dos kilómetros para acabar la ruta, nos hemos
encontrado con el guarda de la finca, el cual ha llegado con un todo terreno y
al principio con muy poca educación, a lo que nosotros, no hemos contestado
igual. Luego, una vez expuesta su reflexión y nosotros hemos expuesto la
nuestra, hemos llegado a un “acuerdo”. En la finca no se puede entrar, está
prohibido.
Despidiéndonos de él, hemos alcanzado la alambrada que daba
por finalizada la finca y por la cual, llegábamos a otra calleja que
curiosamente finalizaba en dicha alambrada.
Muchas coincidencias que a nadie cuadran, ni siquiera a los
habitantes de Herguijuela, que saben que antiguamente, un camino público
accedía al cerro y que hoy en día no aparece por ningún lado. Demasiadas
coincidencias.
En definitiva, nosotros hemos realizado la ruta, la cual
catalogamos en nuestro libro como dura, quizás la más dura de las que llevamos
realizadas y encima con el inconveniente, de no saber si hay camino público
para poder andar por el. Cosa que ayudados por vecinos del pueblo, llegamos a
dudar. Tiene toda la pinta de haber sido otro atropello de los muchos que nos
encontramos por donde quiera, que vamos andando. Esperemos que algún día
alguien se atreva a poner a estos señores en su sitio y los haga pagar, por
dichos atropellos, aunque esto sabemos que será difícil por no decir imposible.
Ah, se me olvidaba, si eres militar, puedes acceder a dicho
cerro por donde quiera y sin problemas. Así el que quiera hacer la ruta, le
aconsejo que se ponga el traje de camuflaje con los galones de sargento, por
ejemplo y comience a andar.
Os váis superando por momentos. Os veo a este paso y en unos años, coronando algún ocho mil.
ResponderEliminarEn serio, enhorabuena por las mañanas de los domingos que pasáis y que sigáis mucho tiempo disfrutando de vuestro entorno y de la armonía que hay entre vosotros.
Un saludo para todo el grupo.