Como prometimos el día que nuestros compañeros del grupo de
senderismo “Almojarin” nos invitaron a dicha ruta, hoy nos hemos desplazado
hasta la localidad de Almoharin, donde daba comienzo la ruta de hoy.
A las ocho de la mañana, diez componentes de nuestro grupo,
nos dábamos cita en la plaza de Huertas. Con la pena de que alguno de los
habituales, por fuerzas mayores no han podido acompañarnos. Debíamos de
ponernos en marcha, puesto que había que llegar al comienzo de la ruta, antes
de las nueve de la mañana, hora fijada por la organización.
A esa hora nos recibían nuestros amigos de senderismo, a los
cuales después de tantos kilómetros juntos andados, vamos cogiendo cariño. Quién
nos iba a decir a nosotros hace pocos meses, que íbamos a compartir los caminos
de la vieja Extremadura, con gente de varios pueblos distintos. Ese detalle nos
hace un poco más culto y nos enorgullece el poder hacerlo. Las conversaciones
en dichas rutas son múltiples y es muy raro, que no traigas algo aprendido de
cualquier pueblo de alrededor, al igual que nosotros explicamos nuestras
costumbres y maneras de vivir, que aunque te creas que por estar relativamente
cercanos somos iguales, siempre cambia algún que otro detalle a la hora vivir.
Pues a las nueve después de saludar a todos los conocidos,
nos recibían con bebidas tonificantes y relajantes, para que el comienzo de la
ruta fuera más ameno. Así hemos podido degustar varias clases de licores, de
higo, de hinojo y alguno más que ahora mismo no recuerdo. La gente, demasiado
abrigada para lo que nos deparaba el día, empezaban a ponerse nerviosa y
deseaban comenzar la ruta contra antes mejor. Pero antes, la presidenta del
club local, nos detallaba brevemente lo que podíamos encontrar en la ruta y los
avituallamientos disponibles. También quitaba un poco de hierro al asunto,
catalogando dicha ruta como media-fácil. Cosa que según hemos ido andando,
hemos comprobado cómo no era así. La ruta ha tenido alguna subida dura y difícil
de hacer, al igual que las bajadas por caminos con mucha piedra levantada,
fruto del paso de motos y quads, lo de siempre. La misma pelea de siempre entre
senderistas y otros usuarios de caminos y callejas. Por eso la ruta es más bien
media-alta.
Lo bueno era que había varias alternativas y en el kilometro
nueve, donde estaba el primer avituallamiento, cabía la posibilidad de
finalizar la ruta el que quisiera. Nosotros acostumbrados a andar bastante,
hemos decidido continuar, eso sí, después de degustar una limonada riquísima con
la que nos han recibido en el avituallamiento. Además de un riquísimo bombón de
higo. Delicatesen de aquella tierra.
La ruta seguía por senderos empinados y estrechos, lo que
obligaba a circular en fila india durante gran parte del trayecto. Nuestro
grupo como pasa siempre en estos casos, se ha partido y unos han decidido irse
con los primeros senderistas y otros hemos optado por quedarnos en el medio del
pelotón, compartiendo impresiones con gente de los pueblos de Don Benito,
Zarza, Santa Amalia. Incluso con gente venida desde el mismo Madrid, tan solo
para realizar dicha ruta. Nos contaba una amiga como habían realizado una ruta
por Mérida, de unos cuarenta y un kilómetros, quedándonos anonadados al
contarnos su experiencia.
De esta forma hemos llegado al segundo avituallamiento
situado a cuatro kilómetros para la línea de meta. De nuevo una rica limonada
nos esperaba además de algún que otro higo, típico de la tierra por donde hemos
andado. Una vez acabada la limonada, hemos continuado hasta la meta. Con
dieciocho kilómetros en los pies, llegábamos de nuevo a la plaza de Almoharin,
donde después de visitar su bonita iglesia, hemos continuado hasta el lugar
donde nos esperaban los garbanzos.
Con una organización exquisita y un ambiente totalmente
festivo, nos tomábamos algo fresco antes de comer. Ha sido la ruta más calurosa
de lo que va de año, y la gente ha llegado agotada y sedienta. Yo me lo he
montado bien y he llevado mis pantalones cortos, los cuales me han venido de
perlas hoy.
Con un buen plato de cocido completo. Es decir, con su
morcilla, carne, tocino y chorizo, además de un buen vaso de un rico gazpacho,
la gente ocupaba toda la nave y empezábamos a comer. Estaba riquísimo y el que
ha querido, ha podido repetir.
Después de realizar una rifa con productos locales para ayudar a costear toda la organización, nos hemos despedido de todos nuestros amigos y
conocidos, dando por finalizada la ruta. La cual ha estado muy bien organizada
en todos y cada uno de los aspectos. Nos están acostumbrando muy mal a todos en
casi todas las rutas que vamos. Por eso prometemos repetir al año que viene,
incluso volveremos antes a realizar alguna ruta con ellos.
Gracias por todo y ya sabéis donde vivimos. En Huertas de
Animas, al lado de Trujillo. jejejej
Cada día os lo montáis de manera más sofisticada. Ya, ni para el tentempié os tenéis que tirar al suelo, ¡qué cracks!.
ResponderEliminarUna lástima que la distancia nos impida a unos cuantos estar disfrutando de esos campos y ese buen rollo que seguro os acompaña.
Disfrutadlo a tope. Ya no me cabe ninguna duda de que sois unos privilegiados y las marchas merecen la pena.
Desde Madrid, un saludo para todos.