Pasear
con botas de agua o mejor llamadas, botas "katiuskas", no es
muy cómodo que digamos. Pero después de las últimas
lluvias caídas, sumadas a las que llevan cayendo con insistencia
día sí, día también se hace necesario el ponérselas si quieres salir a pasear
por el campo.
El
paseo de hoy le comencé en el cordel, que viendo las fotos imagináis como esta
de agua. Continué dirección el “Espino” y puedo decir bien alto, que jamás recuerdo
ver como esta de agua la calleja. Como he podio he cruzado dirección la
dehesilla, la cual está irreconocible al contemplar el agua que corre por
cualquier parte de dicha dehesa.
Más
tarde puse rumbo dirección la “fuentecilla” para poder contemplar cómo va todo
de agua y podéis imaginar cómo esta todo. No sé cómo los coches son capaces de
pasar sin quedarse atollados en mitad de cualquier charco de cualquiera de las
callejas que cruzan el alto del resbaladero, donde he ido a parar más deprisa
de lo normal, por culpa de una nube bastante fea y negra, la cual se notaba a
distancia que podía sorprenderme en cualquier momento.
La
verdad que aunque sea con botas de agua, da gusto salir al campo y contemplar
el agua caída, tardaremos años en volver a disfrutar de dicho liquido tan
preciado en nuestra tierra y tan mal aprovechado, como casi todo los bienes que
tenemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario