Aunque lejos de significar lo que su nombre indica, lo de
ayer no fue una despedida con sabor amargo. Todo lo contrario diría yo. Fue una
despedida deseada por todos los que allí nos dimos cita y por supuesto, mucho más
deseada por parte de los novios.
Cuando una de tus mejores amigas encuentra la felicidad, ese
hecho, no puede pasar desapercibido en tu vida y sin duda que ver y notar ese
estado de ánimo en su vida, nos hace ser un poco participes de ello.
Anoche lo pasamos bien, nadie dudaba de que fuera de otra
manera, Fefa ha ido sembrando mucha amistad y amor por el camino y como dice
aquel refrán tan bonito, el que siembra cosecha. Y anoche ella cosechó la
amistad de sus cientos de amigos y compañeros de trabajo, que tanto la echan últimamente
de menos.
Fefa para sus amigos ha sido un muro donde podía ir
cualquiera a consultar o desahogar sus penas. Ella siempre ha escuchado y
aconsejado a todo el que la ha requerido. Siempre ha estado presente en todos y
cada uno de los actos que sus amigos hemos celebrado. Bodas, bautizos,
comuniones. En los malos momentos también su presencia aliviaba a los
implicados. Nunca ha dejado de preocuparse por todos y cada uno de sus amigos,
pero ahora la toca a ella disfrutar de su matrimonio. Aunque tarde (o no), por
fin llega y por fin lo vamos a celebrar todos con ella. Porque se merece
nuestro acompañamiento, nuestra presencia y nuestro cariño, el mismo que ella
siempre ha derramado sobre todos nosotros.
Además de todo lo anterior, ha tenido mucha suerte. Ha
encontrado un hombre que todo lo que tiene de grande, lo tiene de buena persona.
Paco es un buenazo y se lleva a un pedazo de mujer, como le dije ayer. Él lo sabe,
no hace falta ser muy listo para darse cuenta de esos detalles. De ver la
cantidad de amigos que su futura mujer tiene, de saber que todos la queremos y
respetamos, de saber en definitiva, que Fefa para sus amigos es una persona
importante y lo seguirá siendo. Que la vida ya se ha portado con ella bastante
mal todos estos años y que le debe de aquí para adelante, solo felicidad,
porque todo lo malo que ha vivido, vivido está.
Deseando que llegue el próximo sábado y escuchando de fondo “El
sueño de una noche de verano”, me entran ganas de llorar, pero no de tristeza,
sino de felicidad. Que no todo en esta vida va a ser de color negro y que nos
merecemos todos, un poco de color blanco. En especial tu, Fefa. El que vas a
lucir en tu cuerpo el sábado y la sonrisa que no serás capaz de borrar de tu
cara dicho día, nosotros, sabes que tampoco lo haremos.
Empieza a contar las horas que cuando menos mires, le estarás
diciendo que si, al hombre de tu vida. Felicidades a los dos.
P.D: Menudo “resacón” tengo. Grrrrrrrr
Fotografías: Angel L. Recio.
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