Así decía
un vecino de mi pueblo cada vez que jugando a las cartas, juntaba el rey y el
caballo del mismo palo en lo que pintaba. Si lograba hacer baza decía en alto: “las
cuarenta, que no joden pero atormentan”.
Esto
mismo llevado a la vida puede suponer algo parecido. Cantar o cumplir cuarenta quizás
no joda, pero puede llegar a atormentar, aunque eso vaya en cada mente. En mi
caso concreto no soy de los que le joda seguir cumpliendo, aunque cuando uno
cambia de década, es cierto que cuesta asimilar el nuevo dígito. Quizás fue más
duro el paso de la veintena a la treintena, ese cambio si me dolió bastante más,
ahora, no preguntéis el porqué.
Cuando
somos pequeños vivimos solo deseando que llegue nuestro cumpleaños. Según vas
creciendo tu objetivo son los dieciocho, parece que si no los tienes, te falta algo
por descubrir. Una vez que los pasas de largo y sigues acumulando años, ya no
te hace ninguna gracia que llegue el día de tu aniversario. Si eres mujer, según
los estudios realizados, todavía gusta menos dicha celebración. Esto es muy
relativo, y seguro que habrá de todo, mujeres que les importe un pimiento
cumplir años y hombres que se molesten mucho cuando les preguntan su edad.
Hoy en día
con las redes sociales de por medio, da gusto dar a conocer el día de tu onomástica.
A todo el mundo le gusta que le feliciten desde cualquier lado de la península e
incluso, si tienes la suerte de tener amigos también fuera de ella. Así hoy me
han llegado felicitaciones desde Rusia, Venezuela, México, Alemania, Inglaterra…etc.
Además de las felicitaciones de tus amigos de siempre, muchos de ellos,
repartidos por toda España. También los vecinos y paisanos se han acordado de
tan señalado día para mí.
Hoy
hace cuarenta años que un conductor con poca experiencia, manejaba un seat
seiscientos de color blanco. En el a su lado, iba la mujer con la que hacia
menos de un año que había contraído matrimonio. Con las aguas rotas y con
verdaderos síntomas de parto, le decía al conductor que acelerara todo lo que
pudiera que aquel niño, no nacía en el hospital.
Al
final llegué al mundo dentro de dicho hospital, éramos de los primeros bebés
que empezábamos a nacer fuera del pueblo. Anteriormente todos nacían en sus
casas, pero al llegar los primeros vehículos al pueblo, la distancia con el
hospital de Cáceres dejó de ser un impedimento. Hoy cuando te cuentan nuestros
mayores aquellos nacimientos, te resulta difícil de creer.
Pues
nada, solo quería dar las gracias desde mi blog a todos los que me habéis felicitado
por mi cumpleaños. Esperemos seguir muchos más años cumpliendo y escribiendo,
eso sin duda alguna será buena señal.
Y ahora
como decía un buen amigo, estáis todos invitados a lo que queráis y por supuesto,
que cada uno pague lo suyo…
Pues nada, me uno a todos los que te han felicitado y espero que para el siguiente, las cosas hayan mejorado en todos los ámbitos.
ResponderEliminarUn saludo.