lunes, 25 de marzo de 2013

Capitulo 458: Maltrato, ( va por ti mujer)





_ ¿Estás bien? Espero que así sea. Has dado un gran paso, de mujer valiente, no todas son capaces de hacerlo. No se te ocurra sentirte culpable de lo que has hecho. Eso es lo peor que puedes pensar en estos momentos.

_ Yo le quiero, ¿sabes? Está pasando una mala racha y por eso se comporta así conmigo.

_ Que va, ojala y fuera solo eso. Es un cobarde y aunque tú no lo veas, te maltrataría de todos modos.

_ ¿Y qué hago yo ahora? ¿Dónde voy? ¿De qué viviré? ¿Cómo podré dar de comer a mis hijos? ¿Cómo se lo explicaré a ellos? Ellos le quieren mucho a su padre, aunque es verdad que han visto muchas cosas que no deberían de haber presenciado.

_ No te preocupes, ya he llamado al centro de atención a la mujer maltratada, viene una asistenta de camino hacia aquí.

_ Pero, ¡yo no necesito asistenta ninguna! Yo lo único que necesito es un lugar donde quedarme hasta que a “El”, se le pase esta mala racha.

_ Claro, a eso viene la asistenta. A aconsejarte y decirte los pasos que debes de seguir.

_ Creo que no ha sido buena idea el denunciarle. Seguro que se enfadará mas conmigo todavía y no querrá volver a mi lado, cuando esté mejor de lo suyo.

_ No tienes que preocuparte de “El”. Ahora lo más importante eres tú y tus hijos. No pienses en nadie más.

_ Si vivieran mis padres esto no hubiera pasado, hubieran hablado con “El” y hubiera razonado antes de llegar a este extremo.

_ No lo creo, seguramente que ya te maltrataba cuando tus padres vivían, incluso cuando tan solo erais novios, ¿A que si?

_ “El” me quería mucho. Siempre quiso lo mejor para mí. Cuando yo no hacia algo bien, el estaba siempre para corregirme. Me aconsejaba que ropa ponerme, que peinado hacerme, cuando debía de ir con pantalones y cuando con falda; era muy atento conmigo.

_ Eso no es ser atento querida, eso es ser un dictador, un canalla, un cobarde, que sin que tú te dieras cuenta, manipulaba tu vida a su antojo.

_ No digas eso, “El” siempre ha querido lo mejor para mí.

_ Ya está aquí la asistenta, ahora cuéntale a ella todo lo que te ha venido pasando, sin callarte nada. Sin ningún miedo. Ellas están acostumbradas a estas situaciones y casos como el tuyo.

_ No sé si quiero verla, creo que es mejor que se vaya y yo vuelva a casa, “El” debe de estar preocupado sin saber donde andamos los niños y yo.

_ Tranquila, “El” sabe perfectamente que no volverás a casa. Ya le han comunicado la denuncia y está en lugar seguro para ti y para los niños.

_ Pero, pero yo no quiero que le metan en la cárcel, no es ningún asesino.

_ Es peor que eso, y tranquila, lo más seguro es que no entre en la cárcel todavía…


Caso uno:

Tres meses después, esta mujer retiró la denuncia sobre su marido. El cual tres días más tarde acababa con la vida de su esposa. Luego intentó suicidarse sabiendo que no lo conseguiría, pero de esa forma podría alegar en el juicio enajenación mental, rebajando con ello la pena de cárcel.



Caso dos:

Tres meses más tarde esta mujer estaba viviendo en un lugar de acogida junto a sus hijos, los cuales estaban felices de ver a su madre feliz. No estaba siendo fácil aquello, pero entre las asistentas, y sus numerosos amigos y amigas, la ayudaban a quitarse la venda de los ojos. Ojos que durante muchos años, demasiados, habían estado totalmente ciegos.
Ahora, a día de hoy, se alegra de haber tomado aquella decisión ayudada por su fiel amigo el cual jamás dudó de las palabras de su amiga, a pesar de que “El mal tratador” también había sido amigo suyo desde la infancia.
Que sensación más rara siente cada día al levantarse y vestirse, sin que nadie le diga la ropa que se tiene que poner, ni el peinado que debe de hacerse. ¡Qué feliz se siente!, lastima de no haber dado el paso muchos años antes….

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