sábado, 23 de marzo de 2013

Capitulo 456: Operación puerto.




Hoy me vino a la memoria aquellas vueltas ciclistas a España, Tours de Francia o Giros de Italia que con tanta expectación seguía de pequeño. A pesar de no ser un ciclista activo, siempre me encantó este deporte; y sobre todo seguir aquellas retransmisiones que se hacían casi siempre en etapas de montaña. Recuerdo aquellos años de Marino Lejarreta. De Peio Ruiz Cabestany, del equipazo Orbea, Teka o del gran equipo Reynolds. Luego el Kelme, el Zor, Once y muchos más que ahora mismo no recuerdo.

Por aquellos años yo disfrutaba muchísimo viendo las escapadas en etapas de montaña, todos los corredores eran valientes y no esperaban a ninguna orden de nadie para atacar. Sabían perfectamente que el momento ideal era cuando las cámaras conectaban en directo, de esa manera se aseguraban el salir en televisión y que se hablara de él. Eran tiempos duros de cobrar muy poco, pero demostraban amor por ese deporte tan sufrido y poco remunerado.

Recuerdo como si fuera ayer una de aquellas vueltas ciclistas a España, la cual se celebró por el mes de abril. Lo recuerdo porque por aquel entonces falleció mi abuelo materno. Como por aquellos años la iglesia obligaba a guardar luto, la televisión quedaba prohibida de encender como mínimo un mes, eso en algunas casas. Otras se tiraban tres meses y algunas incluso un año. Como si no encendiendo el televisor, guardaras mejor el luto por tu ser querido fallecido.

Ese año la vuelta estaba muy emocionante y mi tío Paco, gran aficionado como yo a este deporte, estaba negro al saber que no podíamos ver aquellos finales de etapa, donde Arroyo, corredor del Reynolds, se jugaba el triunfo final. Estaba claro que en casa de mi abuela la televisión nos iba a ser imposible de ver. En casa de mis padres tampoco, así que acordándonos de la casa de mi tía Catalina, allí nos refugiamos bajo llave, con aquella televisión de pocas pulgadas que por lo menos ya era en color.

Gracias a aquel “zulo” que encontramos, pudimos esquivar el rezo que nueve días después de la muerte de mi abuelo, debían celebrar en casa de mi abuela. Mientras, mi tío y yo, disfrutábamos de aquellos ciclistas que nos hacían sentir un verdadero amor por ese deporte, los dos allí sentados, con los visillos de la puerta bajados para no ser vistos, nos poníamos nerviosos al ver las escapadas de unos y otros. Las estrategias consistían en esperar a tu jefe y llevarle lo más lejos posible. No había “pinganillos” ni nada que se le pareciera. Era ciclismo puro y duro, el deporte que enamoraba a todos sus seguidores.

Con el paso de los años alguien se empeñó en cargarse este bello deporte y tengo que decir que lo consiguió. Por lo menos en mi persona sí. Día tras día nos enterábamos de algún caso de dopaje más. Ciclistas ilustres los cuales teníamos todos en pedestales, dada su gran profesionalidad que nosotros nos tragábamos sin saber nada.

El caso reciente de Angstrom fue el que colmó mi vaso de la paciencia por intentar seguir amando este deporte, ese día se me cayó un mito y me vine abajo al escuchar las palabras de aquel tramposo ciclista. Reconociendo las artimañas que había estado usando a lo largo de los años. Y pensar que para algunos fue fuente de inspiración a la hora de superar canceres como el suyo. Una verdadera pena el que nos engañen como a chinos entre unos y otros.
Seguramente que el ciclismo no sea el único deporte en el que el doping está a la luz del día. Quizás otros deportes como el fútbol sean intocables en estos casos y no interese saber nada de la verdad que existe bajo las sabanas de los clubes. Algún día seguramente que todo saldrá a la luz y se nos volverán a caer mitos a todos; y volveremos a sentir pena y lástima por los que nos han engañado tantos años. Volverá a ser duro el encontrarnos con estas realidades que harán un daño en nuestros sentimientos muy grande como ya hizo estos años atrás, el dopaje en el ciclismo.

Como echo de menos aquellos años de ciclismo puro y duro en el que todos los participantes se dejaban la piel sin aprovechar sustancias prohibidas…. O quizás no fuese así, pero por lo menos no lo sabíamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

  Santoña, Santander, Santillana del Mar. Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal...