Esta es
la nueva palabra que todos los días nos da en los morros al levantarnos. Ahora
los que nos mal gobiernan, se empeñan en que les hagamos caso, después de que
ellos mismos, se han dado cuenta de su fracaso.
Ya me
dirán ustedes como se puede pedir paciencia a los españolitos que por
desgracia, lo están pasando tan mal. Seguramente que ellos de paciencia estén
sobrados, si no fuera así, otro gallo les hubiera cantado a nuestros políticos.
Que a la más mínima que han sentido miedo con la historia de los escraches, se
inventaron rápidamente una ley para actuar contra ellos. Es curioso pero para
esa ley, no ha hecho falta burocracia ninguna. Rápidamente se han puesto de
acuerdo todos los partidos políticos, independientemente de las siglas de cada
uno.
Está
claro que si quieres conseguir algo tiene que ser por el método baturro, que no
es otro que el acojonamiento total a la clase política. De ese modo sus
neuronas dormidas anteriormente, de la noche a la mañana despiertan y empiezan
a actuar medianamente bien, o quizás no, pero por lo menos actúan.
Hoy
cuando me han llamado los del banco diciéndome no sé qué de un recibo, les he
dicho la palabra mágica: _Paciencia_. El trabajador del banco no se lo ha
tomado muy bien por lo visto, a lo mejor no ha escuchado a nuestro presidente
pidiéndonos a TODOS dicha palabra.
Yo le he refrescado la memoria y seguía tomándoselo mal. Tanto que sin tener
excusas que darme, pasan rápidamente a las amenazas. _Así mal vamos, les he
contestado_ con lo bonito que es tener paciencia y saber emplearla.
Pacientemente
me he encaminado hasta el súper para hacer mi compra semanal. Justo antes de
que me tocara pagar en la caja, le he comentado a la empleada si ella conocía
la palabra mágica que andaba en boca de todos últimamente, a lo que ella un
poco agobiada por toda la gente que andaba esperando para pagar me ha
contestado que no, que no estaba ella para magia y que hiciera el favor de
abonar la cuenta. Por lo visto tampoco ha funcionado dicha palabra con ella.
Como me
pillaba cerca de allí, me he pasado por el ayuntamiento para comentarles lo del
“rodaje” del coche. Les he dicho que debían de tener un poco de paciencia a la
hora de cobrarlo. La misma que tenemos todos los ciudadanos con el estado de
nuestras calles.
Qué
casualidad que volviendo para mi casa, me han parado los guardias civiles. Casi
sin paciencia ninguna me han pedido todos los papeles del coche. La ITV, el
seguro y el “rodaje”. Gentilmente les he pedido un poco de paciencia a la hora
de enseñárselo. Por lo visto ellos tampoco habían escuchado la palabra mágica.
Ante la falta de tenerlos al día, me han comentado que me tenían que denunciar,
a lo que yo me he opuesto totalmente, diciéndoles, que debían de tener
paciencia y dejarme preparar los papeles tranquilamente. Tampoco ha funcionado
con ellos, al contrario, me han hecho soplar y todo. Como si el pronunciar la
palabra mágica: PACIENCIA, a todos
se les apagaran las neuronas.
Al
final he llegado a casa andando, el coche me le han inmovilizado. La mitad de
la compra estropeada por la tardanza y justo al entrar por la puerta me topo
con mi mujer que histérica me monta el pollo preguntándome que donde ando. Yo,
lo primero que le he replicado es que no tiene paciencia ninguna, así no se
puede vivir, tienes que usar más a menudo la palabra mágica.
Cuando
nos hemos sentado a la mesa a comer, hemos puesto la televisión y lo primero
que ha salido ha sido un tal Mariano, con gesto serio diciendo la palabra
mágica. Por lo visto a él, es al único que le funciona. Yo asintiendo con la
cabeza le hablaba al televisor: Si, si muy bonita la palabra mágica, pero hay
que explicársela a todo el mundo, que algunos no saben lo que significa.
Por
suerte soy de los pocos que entiende su significado.....
Te habríamos entendido igual sin necesidad de insertar sendas fotografías de ese "despojo fascista".
ResponderEliminarPoco más que comentar, salvo lamentarme como otros muchos por haber tenido la mala suerte de caer en un país con tal cantidad de irresponsables, que con su voto han conseguido ponernos en el umbral de la miseria.