Serenidad,
tranquilidad, son algunas de las palabras que viviendo en Huertas puedes
encontrar a solo diez minutos de tu casa.
Es cierto
que viviendo aquí puedes echar de menos muchas cosas, pero tener esas dos
palabras a solo esa distancia, es un privilegio que pocas personas pueden
presumir de él.
Con las
primeras lluvias el campo cambio su color por completo, con las siguientes, las
charcas y estanques van haciendo acopio de agua. Las fuentes naturales vuelven
a correr por donde tantos años lo llevan haciendo a pesar de la mano del
hombre. Las callejas y caminos pierden su polvo del verano y se convierten
algunas en regatos por los que pasar sin mojarte los pies, resulta imposible. ¡Qué
más da! Mojarse los pies es buen síntoma, quiere decir que el campo dará sus
frutos. Que los animales serán felices, y en definitiva que el hombre también lo
será.
Yo lo he
sido hoy, mi perro también. A pesar de que he llegado con los pies chorreando.
Ver la fuentecilla corriendo, el caño también y llegar a la cerca de la charca
y poder aprovechar las vistas que deja en ella el agua a su paso, eso no está
pagado con dinero.
Os
recomiendo si tenéis oportunidad de ir, no lo dejéis pasar. Llegar allí,
sentarte en un cancho y escuchar el agua correr, escuchar los pájaros alegres
por poder disfrutar de dicha agua. A lo lejos se escuchan los campanillos de
alguna vaca. También alguna oveja y tú allí sentado, solo, sin que nadie te
pueda amargar ese momento, eso, no está pagado con dinero. Si no me creéis, aquí
van algunas fotos de lo que hablo, nada comparado con poder vivirlo in situ.
Que
serenidad, que tranquilidad, que paz………..Y todo eso a diez minutos del pueblo.
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