Ante una mañana algo más fría que días atrás, nos poníamos en
marcha nueve senderistas, camino del pueblo cercano de La cumbre, el cual desde
la ciudad de Trujillo, distan diez kilómetros, eso sí, hablamos por la
carretera.
Nosotros fieles a nuestras costumbres de andar siempre por
caminos, callejas y cañadas, nos pusimos en camino buscando la primera de esas
callejas, la cual debíamos de coger en lo que se conoce de siempre como “Los
poyos de los curas”. Dicha calleja después de mucha insistencia por nuestra
parte y sin duda, por parte de más gente, ha sido limpiada de zarzales y ramas
de otros árboles, los cuales no permitían el andar por ella. Muy contentos ante
dicha actuación, aunque no muy conformes con el resultado final, puesto que
como decía aquel dicho, “Las cosas se hacen bien o no se hacen”. No hubiera
costado ningún trabajo extra el acabar de limpiar del todo el suelo de la misma,
el cual anda lleno de cascotes y piedras sueltas, además de las hojas que
durante un montón de tiempo han criado esa capa tan típica. No hubiera costado
nada hacerlo bien.
Una vez que hemos accedido por esa calleja, la iglesia de
Santo Domingo nos daba los buenos días y la dejábamos atrás, pudiendo comprobar
una vez más el destrozo que se ha cometido con la dichosa obra de canalización de
aguas. Nada volverá a ser como antes, por mucho que nos quieran vender la moto
con eso. Hay que decir que esa zona de Trujillo es preciosa a pesar del
abandono que sufre. Es sin duda un diamante que esta por pulir. Esperemos que
lo hagan pronto.
Una vez dejada atrás la parte antigua Trujillana, hemos
puesto rumbo hacia el cordel, justo detrás del campo de fútbol municipal. Otra
zona de Trujillo súper abandonada y sucia. La cual nos enseña que nos queda
mucho para llegar a ser una ciudad patrimonio. Queda mucho por hacer y por
limpiar. Desde allí nos hemos dirigido hasta la Albuera, lugar donde se recogen
todas las aguas sucias de la ciudad, parece mentira que tenga que escribir esto
estando en el año que estamos. Dos mil trece y soportando estas asquerosidades…
Esperemos que pronto cambie esto. Más que nada, por lo del patrimonio y tal,
que no solo es la zona antigua y amurallada…
Desde allí y una vez cruzada la carretera, hemos puesto
rumbo hacia el pueblo que nos esperaba esta mañana. Dicha calleja según las
malas lenguas, fue arreglada en un tramo por un antiguo edil del ayuntamiento
de nuestra ciudad, el cual posee allí una finca. Curiosidades que no me gusta
pasar por alto en mi blog.
La ruta tiene poco que ver a pesar de que es una zona en la
cual viven numerosas especies de pájaros, los cuales casi no hemos visto. Una
zona bonita es la del rio Magasca, el cual va con un caudal importante. Allí si
se podía hoy hacer alguna foto interesante. Una vez pasado el rio, nos
encontramos con uno de los cordeles más anchos y mejor cuidados de los
alrededores, casi hasta el pueblo de La Cumbre, el cual se ve desde bastantes kilómetros
antes de llegar. Eso, más que animarte, creo que no ayuda mucho. Es mejor andar
y no ver la meta, por lo menos a mí me cansa menos.
Pues tres horas después de habernos puesto en camino, llegábamos
a La Cumbre. Allí nos hemos comido el bocata buscando el sol, que donde no corría
aire, se apetecía.
Después de llenar el estomago, algunos senderistas les han
surgido algunas dudas y es que con catorce kilómetros en las piernas, volver quizás
era mucho. Así que un par de ellos, han optado por hacer la vuelta en coche.
Los demás, entre los que me incluyo, hemos vuelto por nuestros pasos hasta
Trujillo de nuevo. A un paso bastante ligero, puesto que algunos tenían prisa
por estar ha las dos del medio día en un lugar donde habían quedado.
Volver sobre lo que ya has andado no gusta. Por lo menos es
lo íbamos hablando los siete que habíamos decidido hacerlo. Y entre broma y broma,
aunque cada vez menos frecuentes, culpa sin duda del cansancio, hemos ido
desandando el camino hasta la ciudad de Trujillo. Una vez allí hemos optado por
tirar por otro lugar distinto al de la ida. De esa manera nos quitábamos la cuesta
de la zona antigua, que con los kilómetros que llevábamos en las piernas, se
nos hacía mucho.
A las dos y muy pocos minutos, llegábamos a la plaza de
Huertas. Veintinueve kilómetros y cuatrocientos metros después allí estábamos.
Cansados y con algún dolor de pies, pero contentos por haber sido capaces de
completar otra ruta. Esta sin duda, más larga de lo habitual. Había que sacar
la del domingo que viene que merecidamente, nos tomaremos de descanso, o eso
creemos. Porque casi un año después, hemos logrado viciarnos de uno de los
deportes más sanos y baratos que existen.
Plano de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3935763
Buena caminata la que os habéis metido hoy. Supongo que os ayuda a hacerla lo bonito que se encuentra el campo por lo que se ve en la fotos y el hecho de haber formado ya un grupo de incondicionales. Cualquiera se descuelga sabiendo lo que se va a perder....
ResponderEliminarEnhorabuena, lo vuestro ya ni el Correcaminos.