Cuatro
gayumbos, tres pares de calcetines, un par de pantalones unas “calzonas”. Las
chanclas “pa” andar por casa, los zapatos del curro, más bien las botas que no
vas a ninguna oficina, y poco mas que no te vas “pa” un año, el viernes estas
de vuelta.
El viernes, que bonito leer ese día de la
semana cuando vuelves a currar y que insignificantes son todos los días de la
semana cuando estás en casa sin hacer nada. Qué fácil es caer en depresiones
cuando no ves el futuro claro, cuando el mundo se te viene encima y todo por lo
mismo, dinero, maldito dinero.
Hablando con
un buen amigo ayer me decía que cuando está trabajando le cambia la vida un montón,
que da igual el trabajo que sea, si hace frio o si hace calor, solo la sensación
de tener que levantarte a una hora y acostarte por la noche con sueño ya es
gratificante. Y es que es verdad que sin trabajar no tienes un horario que
cumplir, te acuestas sin sueño por no estar cansado y entras en el túnel de los
pensamientos que es la cama y ahí ya estás perdido. Comienzas con los pensamientos
más catastróficos que puedes imaginar, no ves la luz al final del túnel ni
tampoco ves esa mano amiga que te ayude a salir del pozo donde sin comerlo ni
beberlo, te han hecho caer.
Luego vienen
los vicios, las malas costumbres pero ahora comprendo que todo viene por lo
mismo, por tener tiempo para pensar y no tener nada que hacer. Algunos ahogan
sus penas en el alcohol, la verdad que es lo más fácil en estas situaciones
puesto que bebiendo no piensas y encima te entra sueño, ese sueño que con la
mente clara no eres capaz de concebir. Para salir luego de estas situaciones la
cosa se pone fea. Una vez que has caído en la exclusión social, nadie te
quiere. Empiezas a criar fama de gandul, de no querer trabajar, de acomodado,
siendo todo mentira, puesto que pocos meses antes estabas trabajando al lado de
quien ahora te va tachando de todo eso. ¿Es necesario el excluir a una persona
solo por quedarse en el paro? Pues la respuesta seria clara y concisa antes de
haber vivido en las dos situaciones, pero ahora no lo tengo tan claro.
Y es que el escuchar a unos y otros meterse
con los parados de larga duración cada día me asquea más. ¿Quién eres tú para
ir hablando de si Fulano o Mengano son unos gandules o de si no trabajan porque
no quieren? ¿Te has parado a pensar que si se ven en esa situación quizás mucha
culpa la tengas tú, que lejos de echar una mano te has postulado del lado de
los que trabajan?
Ahora sí que
veo claro lo que haría falta para estas personas, una oficina donde enseñarles
a no caer en la exclusión social, una oficina donde les enseñen a sentirse
valorados y no por haberse quedado sin trabajo tener que caer en vicios fáciles
que luego es un imposible salir de ellos.
Si eres de
los afortunados que conserva el trabajo y nunca te has visto en esta situación,
solo te pido que reflexiones ante estas palabras. Ojala y nunca te veas
condenado a la exclusión y si por desgracia te llega, piensa que alguno de los
que antes tú tachabas de gandules y perros estarán dispuestos a echarte una
mano y a darte algún consejo para llevarlo lo mejor posible. Y el día que
vuelvas a la senda de los privilegiados como son los que trabajan, espero que
no vuelvas a tachar a nadie de algo que no puedes comprobar. Que sabes que son
casi personas enfermas mentales por tener más tiempo de la cuenta para pensar y
así entre todos poder fabricarnos la sociedad del futuro, donde la solidaridad
este por encima de la avaricia y sobre todo por encima del “yo” primero y después
“yo”.
Fuerza y
valor.
P.D: La
palabra Gayumbos acaba de ser recogida en el diccionario de la real academia
española con la siguiente definición:
yo te comprendo fonta jose y yo estuvimos un año los dos en el paro y no se lo recomiendo a nadie
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