Mientras se
discute si se encarcela a Sánchez Gordillo o no, los parados de larga duración que
cobraban 400 euros a día de hoy no han recibido un euro todavía. Según el
gobierno este mes no entraba en vigor dicha ley, pero de momento algunos ya se
han quedado sin su “peazo” de sueldo. Ese por el que te dicen que no se te
ocurra hacer ninguna chapuza en ningún sitio, que si te pillan te crujen; es más,
han reforzado las cuadrillas de funcionarios dedicados a apresar a dichos
parados. Debe ser más fácil coger a estos pobres que no a todos los políticos
de cualquier lugar de España que han robado todo lo que han querido y mas, y
que han salido impunes de sus fechorías. A día de hoy me falta conocer a un político
encarcelado que haya devuelto hasta la última peseta que robó. Eso es un caso
digno de que lo estudie Iker Jiménez, no se a que espera.
Probablemente
las formas que han tenido los del “súper” no hayan sido las correctas, pero en
la era de la supervivencia, ¿Quién pone las leyes de la corrección? Me pongo en
el pellejo de ese padre de familia que de golpe y porrazo ha sido desprotegido
de sus cuatrocientos euros con los cuales daba de comer a su familia, pagaba
agua y luz, pagaba hipoteca, le compraba los libros a sus hijos y todavía le
quedaba algo para arreglar los pinchazos de la bicicleta, porque el coche y la motocicleta
en su familia, pasaron a la historia. ¿Alguien se cree que un parado con ese
sueldo pueda hacer el milagro de los panes y los peces? Aquí no hay milagro que
valga y seguramente más de uno esté trabajando camuflado, (que remedio, si no
le cogen de otra manera) También los habrá que vivan con sus padres, otros con
los suegros, otros muchos de la caridad social que no siempre está mal empleada
y llega a estas familias tan necesitadas.
Lo que más
me ha molestado es saber que en muchos súper mercados de grandes cadenas, los
obligan a los empleados a rociar los restos de comida que tiran con disolvente
para que nadie pueda cogerlos y llevárselos para su consumo. Y digo yo, ¿Hace
falta llegar a esos extremos? ¿Por qué no hacer una ley contra el despilfarro
de alimentos que se tiran a ningún lado y con lo que varias familias podían comer?
Pensar estas
cosas me acojona, hace dos años ni se me pasaba por la cabeza el tener que
verme en la obligación de ir a pedir de comer a ningún lado. A día de hoy no
veo tan lejos que me pueda llegar. Igual que a mi puede pasarte a ti que estás
leyendo esto y lo ves muy lejano. Creo que aquí no está nadie salvado de esta
lacra que cada vez va a más sin que nadie le ponga remedio. Cada día hay más
pobres que no tienen ni para comer, por eso quien sabe si un día no muy lejano
el que vaya en busca del carro a cualquier súper de por aquí, sea yo. ¿Y tú que
harías? Me denunciarías, me detendrías, me apalearías, yo lo tendría claro, lo
primero la comida para mis hijos y luego llevarme donde sea.
Que Alá nos
coja confesados y con la comida cerca.
Foto: Revista el jueves.
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