Después
de más de año y medio queriendo realizar nuestra primera ruta nocturna, anoche
logramos realizarla. No fue uno de los mejores días para hacerla, puesto que la
luna llena fue la noche del martes y anoche viernes, se notaba que había perdido
claridad. Pero es cierto que eso no fue problema para que a las diez de la
noche, quedáramos en la plaza de Huertas, nos montáramos en los coches y pusiéramos
rumbo hasta el mercado regional de ganados de Trujillo, donde dejábamos los
coches para justo en frente, arrancar la ruta que habíamos decidido hacer.
Dicha
ruta es la que tiene marcada ADICOMT, y alguno de los miembros del grupo, ya la
habíamos realizado una vez, aunque bien es cierto que no tuvo nada que ver
aquel día, con lo vivido anoche. No solo por hacerla a diferente hora, sino también
porque aquella primera vez que la realizamos, el terreno debido a las lluvias caídas,
fue todo una laguna en prácticamente todo el recorrido.
Anoche
equipados con linternas unos, y otros con los modernos cascos mineros que
alumbran una barbaridad, comenzamos la andadura entre risas e ilusión.
En los
primeros compases de la ruta no se veía casi nada sin alumbrar con los
instrumentos. Bien es cierto que hasta las once y media no subió la luna hasta
una altura considerable, para que nos pudiera iluminar el camino. A partir de
ese momento, fuimos todo el camino sin luz artificial, solamente acompañados
por la luz de la luna, la cual era todo un espectáculo.
Al
pasar la ruta por el único bar que nos cogía de paso, optamos por hacer una
parada para bebernos una cerveza fresquita, dado que a pesar de ser de noche, hacía
calor andando. Una vez que nos refrescamos, continuamos andando en busca del
puente antiguo sobre el rio Magasca, lugar que habíamos elegido para comernos
el bocata, aunque algunos despistados por culpa del cambio de horario, no
llevamos nada más que fruta, sin saber que el chorizo y la patatera habitual,
entra bien a cualquier hora.
Allí,
entre medio de risas y cachondeo, estuvimos como veinte minutos de parada. Los
quince que nos juntamos después de recoger el campamento, continuamos dirección
Trujillo, en la parte más dura del recorrido, que transcurría por alguna cuesta
algo pronunciada.
Entre
sombras, risas y algún que otro susto, logramos alcanzar el final de la ruta,
para mi gusto, quizás algo más deprisa de lo que me imaginaba que íbamos a
tardar. Seguro que la culpa la tuvo las ganas de coger la cama que algunos tenían
y el fresquito que hacia andando sobre las dos de la mañana, hora en que dimos
por concluida la ruta.
Contentos
todos los que fuimos y con ganas de repetir no muy tarde otra ruta nocturna.
Esperemos juntarnos alguno más de los que fuimos.
Os vais superando por momentos, tanto por la cantidad de asistentes como por lo novedoso de las condiciones.
ResponderEliminarEnhorabuena y a seguir creciendo.