Decía un buen senderista hace algún tiempo, que todas las épocas
del año son validas para andar, lo único que hay que hacer, es acertar en las
rutas programadas. Quizás hoy hemos pasado por alto esta premisa y fruto de
ello hemos padecido en nuestras carnes más calor del que se debe pasar andando.
Pero con todo eso, hemos disfrutado de un bonito paisaje en una ruta que sin
duda cambia mucho, de hacerla en una época del año a otra.
Esta mañana a las siete, cuando apenas se empezaba a ver,
diez senderistas nos dábamos cita en la plaza de Huertas. Hoy se echaba de
menos a algunos de los habituales que por diversos motivos, no han podido
acompañarnos, pero la presencia de algunos senderistas nuevos en el grupo, nos
ha animado a los demás a la hora de realizar la ruta.
Una hora después, estábamos intentando comprar algo de pan
en el pueblo de Alcuescar, lugar donde arrancaba la ruta de hoy. No nos ha
resultado fácil encontrar la panadería-churrería, en la cual a más de uno, se
les ha hecho de día esta mañana. Pero gracias a las indicaciones de los vecinos
del pueblo, al final hemos logrado dar con ella.
Alcuescar es un pueblo con algo más de tres mil habitantes y
la verdad que no sé si por ser agosto, esta mañana estaba bastante animado.
Comparten la misma patrona que nuestro pueblo, la Virgen del Rosario, así que
sus fiestas patronales coinciden en el calendario con las nuestras.
Una vez con el pan en el zurrón, hemos comenzado la ruta,
justo en el momento en que se unía a nosotros nuestra compañera Karin, la cual
venia desde su pueblo, que está más cerca que el nuestro.
La primera cuesta que hemos ascendido, nos hacia ponernos en
guardia y hacernos una idea de lo que nos esperaba hoy, entre broma y broma, lográbamos
subir a lo más alto del pueblo, desde donde podíamos observar unas vistas increíbles.
Siguiendo por un camino empinado, lográbamos llegar hasta una ermita donde
reside una imagen de la Virgen de Fátima, desde allí también las vistas eran impresionantes.
Después de hacer varias fotos en el lugar, hemos seguido caminando en busca del
sendero que nos llevara hasta la basílica de Santa Lucia del Trampal, joya de
la ruta de hoy. Por dichos senderos hemos podido toparnos con encinas de gran
tamaño y bastantes alcornoques, los cuales sin su corcha daban un aspecto
distinto al que estamos habituados. Alguna higuera de gran tamaño y con sus
higos a punto de ser comidos por los pájaros nos saludaban por dichos senderos.
Poco después alcanzábamos el centro de interpretación que
existe justo delante de la basílica, allí un empleado nos daba la bienvenida y
muy amablemente nos invitaba a pasar a dicho lugar. Nosotros hemos preferido no
hacerle caso y comernos el bocata allí sentados a la sombra antes de entrar a
que nos mostrara un video, en el cual nos han explicado la historia del lugar.
Después de ponernos al día de lo que íbamos a ver, hemos
llegado hasta la basílica, lugar sin duda de los más antiguos que te puedes
encontrar en nuestra Extremadura y que nuestro grupo, ya conoce a partir del día
de hoy.
La vuelta hacia el pueblo ha sido lo más duro de la ruta. El
sol iba ascendiendo en el cielo y el calor se iba dejando notar. El agua fresca
iba siendo nuestra aliada y las cuestas que nos íbamos encontrando en el
camino, hacían de nosotros marionetas en dichos senderos. Pero como decía nuestro
amigo senderista de San Sebastián, la montaña no es dura, la hace dura el
montañero. Por eso subiendo a tu ritmo, no se tiene que resistir ningún repecho,
por muy duro que sea. Parando las veces que haga falta y bebiendo en abundancia
para no quedarte deshidratado, todos los caminos se pueden andar.
Cinco horas después y con algo más de dieciséis kilómetros en
nuestras piernas, llegábamos a los coches. Allí hemos debatido el tema de si
llegar a bañarnos a la charca que teníamos planeada, pero hemos decidido por mayoría,
que era bastante tarde para el baño, dado que nos quedaba una hora de camino de
vuelta.
Así que montándonos en los coches y despidiéndonos de
nuestra amiga Karin, emprendíamos el regreso. Bastante cansancio en el rostro
de los senderistas podía verse al llegar de vuelta al pueblo, pero con la alegría
de haber conocido otro pueblo y otro monumento antiguo de nuestra historia
Extremeña, la cual no deja de sorprendernos domingo tras domingo.
Fotos : Marcos Pandereta y
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