A pesar de que día tras día nos invaden con anuncios
relacionados con los incendios y el cuidado que hay que tener con ellos, parece
ser que no acabamos de escarmentar.
Después de un
invierno lluvioso, todos nos las prometíamos felices viendo la cantidad de
hierba que había por todo nuestro entorno, como si dicha hierba no se fuera a
secar nunca y convertirse en pasto, el mayor amigo del fuego.
Hoy, a eso de las tres y media de la tarde, una columna de humo
se podía divisar en las traseras de Huertas de Animas. Solo con ver dicho humo
cualquiera puede asustarse, porque sin duda alguna que, a esa hora y en este
mes, a nadie en su sano juicio se le pasaría por la cabeza el quemar nada.
El fuego con la ayuda del aire, que siempre aparece cuando
menos se le necesita, se han aliado para en poco más de diez minutos, sembrar
el pánico entre los residentes de la zona, los cuales cubos en mano unos, y
otros con alguna que otra tímida manguera de agua, hacían maravillas para que
el fuego no llegara a sus casas. Han sido minutos de pánico y agobio, al tener
que soportar las altas temperaturas que se alcanzan en un incendio. Por suerte,
hemos sido varios vecinos los que nos encontrábamos por la zona, unos
trabajando y otros de paso. Con el paso del tiempo, el humo ha alertado a más
vecinos, sobre todo a los que poseen alguna cerca o corral por la zona y esto
ha hecho que se sumaran más voluntarios al trabajo de apagar las llamas.
Sin duda alguna que la suerte ha estado de nuestra parte y
dicho viento en ningún momento ha cambiado su dirección, con lo que ha sido más
fácil el poder apagar el fuego. Fuego que nos engañaba a todos, cuando te creías
que lo tenías controlado y apagado, el aire volvía avivar las llamas y el pasto
volvía a arder.
Hasta el lugar de los hechos, se han desplazado una pareja
de la guardia civil, un guarda forestal, una pareja de policías municipales y
el reten de incendio de Garciaz. Localidad que dista de Huertas en al menos
cuarenta kilómetros, los cuales han recorrido en tiempo récord. Así casi una
hora después y con el incendio controlado por los vecinos, han hecho acto de
presencia y con sus mangueras, han refrescado la zona y apagado algún conato
que todavía quedaba humeante.
Una experiencia desagradable sin duda, aunque por desgracia
no es la primera vez que la sufro en mis carnes. Con la ropa oliendo a humo,
nos hemos reincorporado al trabajo, todavía con el susto en el cuerpo por un
lado, pero por otro, con la satisfacción de saber que aunando esfuerzos, todo
se consigue.
Gracias a todos los que habéis perdido parte de vuestro
tiempo en ayudar a apagar el fuego y sobre todo, mucho cuidado en lo que resta
de verano con los incendios que en cualquier sitio y lugar, se pueden declarar
en tiempo récord.
Y ya desde aquí, volver a pedir el tan ansiado reten de
bomberos que debería tener Trujillo. A nadie se le escapa lo lejos que nos caen
todos, con lo deprisa que corre el fuego, aunque es verdad que hoy por lo
menos, se han portado como unos profesionales, que nunca me atreveré a poner en
duda, el gran trabajo que realizan.
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