Un domingo mas, bajo un manto de nubes las cuales
amenazaban seriamente con descargar agua. Un grupo reducido de los que
habitualmente vamos a caminar, nos juntábamos en la plaza de Huertas, fieles a
nuestro lugar de salida. Es cierto que hasta última hora contemplábamos la
posibilidad de anular el paseo, puesto que la amenaza de lluvia era bastante
seria. Pero confiando en la suerte que nos acompaña domingo a domingo con
respecto al tiempo, dejamos atrás las dudas y nos pusimos en marcha.
Seis mozos y una valiente y buena moza acompañado de
tres perros que forman ya parte del
grupo y remarco que ninguno de los tres perros son cazadores, ni mucho menos. No
quiero que se olvide esta parte del escrito para más adelante hablar más del
asunto.
Dirigiéndonos hacia la calleja del “Torruco” o también
llamada, calleja de la “Breñilla”, nos poníamos en marcha sorteando todos los
regatos y charcos que debido a las ultimas lluvias, se habían vuelto a formar.
Este año debido a la cantidad de agua llovida, somos verdaderos privilegiados a
la hora de contemplar el paisaje que nos rodea, aunque ello nos suponga
mojarnos los pies en casi todas las rutas, incluso sufrir algún percance en algún
cancho que rebosa musgo por toda su estructura. Pero contando con esos peligros
e intentando esquivarlos, salimos a disfrutar del campo, nuestro campo.
La ruta de hoy es fácil que tardemos en volver a
disfrutarla muchos años, debido a que el nivel de agua que lleva el rio
Magasca, pocos años es como el actual. Pero antes de alcanzar el rio he de
decir que hemos pasado por dos de los canchos míticos del pueblo y que no son
otros que el cancho del rayo, el cual como su nombre indica, le partió un rayo
en un corte que parece hecho con un cuchillo jamonero, por lo limpio que es. Un
poco mas adelante y en la misma calleja del Torruco, te topas con el cancho de
la niña, el cual tiene una leyenda que no me se muy bien y que me gustaría conocer
de primera mano. Pero que más o menos tiene algo que ver con la aparición de
una niña a alguien o algo así. Durante el recorrido de esa calleja hemos
esquivado numerosos regatos que iban rebosando agua y que mas adelante hemos
podido comprobar como vertían su agua en el rio Magasca.
Llegados al final de
la calleja te topas con la finca de la Aldehuela. Allí hemos bebido de una fuente
que me imagino que se llamará como la propia finca y que tenia un agua riquísima
y sana (de momento). Es costumbre en el grupo el beber de cada una de las
fuentes encontradas por nuestras rutas, de esa manera fomentamos el beber agua
sana y sin cloro. Aunque siempre se suele quedar alguien sin probarla por lo
que pueda pasar, si, vemos muchas películas todos los miembros del grupo.
Una vez saciada la sed, nos encaminamos hasta el
cerro en donde se ubica el cortijo de la finca. Desde allí puedes apreciar una
de las vistas mas impresionantes que se pueden apreciar por el contorno que nos
rodea. Ver el rio Magasca con tal cantidad de agua y apreciar bastantes metros
del mismo es simplemente un lujo para nuestros ojos, los cuales estaban
deseosos de seguir viendo el agua pero más cerca.
Así, para llegar a la caja del rio, hemos bajado
desde el cortijo de la Aldehuela hasta el mismo rio, no nos quedaba más remedio
que atravesar ese tramo de finca en el cual, no hemos apreciado ninguna pieza
de caza, dado que nuestros perros, los cuales nos acompañan siempre, no son
cazadores ni pierden el tiempo con la misma.
Una vez llegados al rio, nos hemos hartados de hacer
fotos, dado que el paisaje invitaba a ello. Las corrientes de agua eran dignas
de fotografiar. El molino antiguo, la cerca donde muchos años he ido con mi
familia a coger espárragos y cardillos y todo eso te hacia volver a tu niñez y
me hacia recordar aquellos años con una sonrisa en mi rostro.
Pues rio arriba hemos seguido andando y haciendo
fotos, cientos de fotos que han dado como resultado el quedarnos sin batería antes
de tiempo. Casi siempre que el terreno es digno de fotografiar, algún percance
de esos suele ocurrir. Es una ley que esta escrita en algún lugar invisible.
Antes de saltar de la finca de la Aldehuela, a la
finca colindante llamada “Cañada”, hemos optado por comernos el bocata famoso
que todos los domingos hacemos como una ceremonia imposible de perdonar. Allí
hemos degustados las viandas correspondientes y el bochinche de vino que
bebemos para no añusgarnos.
Después de recoger todo lo correspondiente a la
merendola y dejando que los perros se comieran los restos, hemos optado por
seguir rio arriba, siempre rio arriba, repito. Un domingo así no se merecía que
tuviera el percance que hemos tenido, aunque es cierto que solo ha sido verbal.
Pero antes de esto y por primera vez en nuestras
rutas, hemos presenciado como cuatro jabalíes bebían en el rio y buscaban
refugio al vernos. Uno de ellos he de decir que era un buen macho, el cual en
su huida, abría manada y atropellaba con la alambrada que separaba las fincas.
Ha sido tan espectacular, que nos ha dado tiempo hasta de hacer fotos y de
alucinar ante tal aparición.
Los jabalíes arrancaron a correr desde el rio, que
era por donde nosotros íbamos andando durante toda la ruta, en ningún momento
nuestros perros han llegado a ver a tales animales, ni mucho menos, levantarlos
de donde estaban. Un cazador que andaba por allí con sus tres perros cazando,
se ha dirigido a nosotros unos metros mas adelante con una falta de educación total,
a pesar de que dicho individuo, había sido concejal de la muy noble y leal
ciudad de Trujillo, además de ser profesor de la universidad. Se conoce que en
ambos cargos no ha sido capaz de aprender las maneras de dirigirse a cualquier persona
y así nos lo ha demostrado con sus palabras.
Este señor nos ha echado la bronca por ir andando
por “su” finca, la cual paga por cazar en ella, cosa que me parece muy bien, o
no, pero eso es otra cosa. Lejos de tener razón puesto que no hemos abandonado
la caja del rio en ningún momento y nuestros perros no son cazadores, este
señor con la escopeta cargada y en el hombro, cosa que también es de tener poca
educación o mucha cobardía, o las dos cosas. Nos ha dicho que los perros debían
de ir atados, todo esto sin, en primer lugar, haber dado los buenos días si
quiera. Pero sabiendo quien es este individuo, no me sorprende nada. Desde la
otra orilla del río se ha puesto muy flamenco ante nuestras protestas,
seguramente que sin escopeta y cara a cara, no hubiera sido esta su actitud.
Estoy seguro que si por nuestra presencia, los jabalíes
arrancan a correr hacia donde este individuo se encontraba y hubiera sido capaz
de alcanzar a alguno de los mismos, nos hubiera adorado la píldora. Pero como
los animales han tirado para otro lado, el cabreo lo ha pagado con nosotros.
Pues mire usted señor Eloy, en ningún momento hemos
pretendido joderle su día de caza ni mucho menos. Nosotros nos dedicamos a
disfrutar de la naturaleza y de nuestro entorno, a pesar de que sabemos el
peligro que corremos con cazadores amargados, que se gastan quizás mas del
dinero que poseen y que ante la falta de piezas abatidas, pagan su cabreo con
sus propios perros (espero que este no sea el caso) o con los paisanos que se
encuentran por el campo. Repase usted las leyes y vea que por la caja del rio
podemos ir andando. Que para dirigirse a cualquier persona con un arma de
fuego, es necesario descargarla y dejarla en el suelo, cosa que usted no ha
hecho. Que dar los buenos días a la gente antes de entablar conversación alguna
con ellas, no es obligatorio, pero en personas con tanta cultura como usted
posee, si debería de serlo y por ultimo y aunque sé que a usted le joderá, me
alegro muchísimo de haber presenciado la carrera de los cuatro jabalíes y sobre
todo me alegro de que nadie les haya disparado.
Una vez dejado atrás a dicho individuo, hemos
proseguido nuestro camino sin dejar de acordarnos del percance. Es la primera
vez que nos pasa con nadie y mira que llevamos kilómetros andados y cazadores
encontrados por montones de fincas, alguna vez tenia que ser la primera.
Por las callejas de las Huertas de la Magdalena,
hemos alcanzado nuestro pueblo. Con unos veinte kilómetros en los pies y con la
sensación extraña de no haber disfrutado lo suficiente de dicho paisaje, por
culpa de señores que siguen viviendo de cerca la película de Los Santos
Inocentes, quizás sin acordarse del final de dicha película el cual, sigo
disfrutando cada vez que le veo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario