lunes, 16 de julio de 2012

Capitulo 315: Un lunes triste.





La muerte de cualquier persona se puede considerar un acontecimiento triste, eso está claro, pero si encima esa persona es joven y bastante conocida en el pueblo, el dolor es mucho mayor.

A pesar de la tarde calurosa que hemos sufrido, han sido muchas las personas que se han acercado a dar el último adiós a nuestro buen amigo Leo. Te voy a echar de menos cuando salga de paseo con mi perro y no me cruce contigo y tu perro, ahora que parecía que se le iba quitando el miedo al mío al cruzarse con vosotros, dejamos de emparejar.

Emociona mucho el ver a sus amigos de toda la vida acompañar a su mujer e hijo y a toda su familia. Que dura es la vida en momentos así, a pesar de que todos sabemos el final que nos espera, no logramos acostumbrar a nuestros cuerpos al dolor y en muertes repentinas y en gente joven, es mucho mayor el malestar que todos y cada uno que le conocíamos hemos tenido desde que supimos de su pérdida.

El murmullo de la gente al salir de dar “la cabezada” en el atrio de la iglesia, pasa en un segundo al más triste y monumental de los silencios que se puedan guardar al asomar el féretro por la puerta sacra. Hasta las moscas dejan su revoloteo y parece que en ese momento quedan a posadas en cualquier sitio o encima de cualquiera, para esperar a que arranque el coche fúnebre camino del cementerio. Ni el humo de ningún cigarro, ni la más mínima tos del más constipado que allí se encontraba hoy, ha impedido romper ese silencio. A pesar de ser muchos los entierros en los que he acudido y he presenciado ese silencio sepulcral, se me siguen poniendo los pelos de punta y el nudo en la garganta cada vez que lo presencio y es que pienso que no hay nada mejor para despedir a un ser querido, que rendirle el más respetuoso silencio en ese momento. Lo siento, no soy partidario de cambiar ese momento por el de los aplausos, aunque es cierto que como persona y como buen trabajador, Leo se los hubiera merecido.

Desde aquí, mi más sincero pésame a la familia y desde donde estés Leo, que nunca pierdas esa sonrisa ni esas ganas de cachondeo, descansa en paz.

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