Después de unos días de descanso, no se si merecido o no, volvemos a la pluma.
Como ya viene siendo habitual
por los hogares de Huertas, una vez acabadas las fiestas, toca la operación
armarios y la operación “tarimilla”. Y es que durante la semana de fiestas
nadie, o casi nadie se para a buscar por casa el brasero, la falda y la
tarimilla. No se si es porque por las noches de las fiestas, nadie lleva frío
en el cuerpo, o es por pura pereza.
El caso es que entre barrer la tierra acumulada por casa,
fruto de las visitas a la plaza portátil después de tanto festejo taurino y el
tener que voltear los armarios, buscando ya la ropa de otoño-invierno, pasan
los paisanos la resaca muy lentamente.
A pesar de tener más o menos
controlado el lugar donde sueles guardar los trastes de invierno, hay años que
te vuelves loco buscándolos. Y donde te creías que había un brasero, aparece la
badila. Y en lugar de encontrar la falda de la camilla, aparece el edredón de
la cama.
Una vez encontrado el brasero eléctrico, te
acuerdas al enchufarle, que el año anterior se le fastidió una de las
resistencias, normalmente la mas grande y la que mas calienta, con lo que
tiemblas al pensar que hay que renovarle, por si habían sido pocos los gastos
en las fiestas, ahora se une el maldito brasero.
Aunque bien es cierto que se
te pasa por la cabeza lo hablado el invierno anterior, que no era otra cosa que
volver al brasero de picon, el más sucio de todos, pero a la vez el más barato.
Que con el precio de la luz no es nada extraño el ver a más gente con el
brasero en la puerta de casa y el cubo de lata donde depositar las cenizas. Que
no seria malo el tener un lugar común donde depositarlas, sin que sean los
contenedores de plástico, que más de una vez ya han salido ardiendo victimas de
dicha acción.
Los que tenemos suerte de tener un lugar donde
guardar los sacos de picon, nos es mas fácil volver a dicha forma de
calentarnos. Muchas de aquellas cuadras destinadas al almacenaje de los sacos
de picon, se vieron hundidas o vendidas por sus dueños, al cambiar dicha forma
de calentamiento.
Yo este año me paso al picon,
aunque se que mas de un día me acordaré de la comodidad del brasero eléctrico,
sobre todo cuando el frío arrecie. Espero contrastar dicho momento con el de
leer la ilegible factura de la luz, la cual ni el mismo presidente de
Iberdrola, sabe explicar.
Pa Habernos matao!!!
Con todo esto, lo mejor es ir
hacer picon para consumo propio y rezar para no quedarte sin lumbre y tener que
salir en busca del soplete o con un poco de suerte, tener que salir a pedir a las
vecinas un poco de lumbre de sus braseros, como antiguamente nuestros ante
pasados hacían.
Lo que nos deja esto claro es
que aquella frase famosa de cualquier tiempo pasado fue mejor, no deja de tener
razón.
Feliz otoño y cuidado con los
“tufos”, como siempre decíamos en casa de mis padres.
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