Aquel verano estaba siendo uno de los más calurosos que se
recordaban. Su trabajo no era un lujo, pero a él le reconfortaba el saber que
valía para trabajar. Los estudios los abandonó prematuramente sin que nadie le
obligara a hacerlo. Sin duda que hasta el momento no se acordaba mucho de
ellos.
Encima de aquel tejado, el viernes se le estaba haciendo
eterno. No hacía otra cosa que mirar su viejo reloj, arañado por el paso del
tiempo y en el que tan mal se veía la hora que era.
Habían quedado todos los amigos esa noche para ir al
concierto. Los músicos eran amigos y no podían fallarles, además, ya tarareaban
sus canciones a pesar de que solo las habían escuchado tres o cuatro veces. Al concierto
también asistirían las amigas y en especial, aquella chica de pelo castaño que
tanto cosquilleo le producía solo con verla. Ella era una incondicional de
aquel grupo, se sabía todas las canciones y no se perdía ninguno de los
conciertos que sus amigos, daban por los bares del pueblo o de los pueblos
cercanos al suyo, donde habían empezado a actuar también.
Volvió a mirar su viejo reloj y esta vez el corazón le latió
mas deprisa de lo normal, apenas quedaban diez minutos para dejar de trabajar.
Su mente ya volaba rumbo al bar donde más tarde, disfrutarían con la música de
aquel grupo amigo.
Al llegar a casa le dieron una mala noticia; al día
siguiente tenía que echar una mano a su padre en las labores del campo. Con lo
que aquello significaba. Madrugar mucho y no poder acostarse muy tarde. Aunque
al principio le fastidió aquello, pronto logró olvidarlo y comenzó a ducharse y
arreglarse para la gran cita.
El concierto estaba fijado para las diez y media de la
noche, pero ellos, optaron por irse antes y beber algo por los bares cercanos.
Sin duda que para quitarse la vergüenza de encima, nada mejor que unos litros
de cerveza antes del concierto. Las amigas no habían subido con ellos. Por lo
visto vendrían mas tarde. Un fastidio para él, puesto que tenía pensado aquella
noche declarase ante aquella chica de pelo castaño y ojos verdes.
Los litros se alargaron más tiempo de la cuenta y desde un
bar cercano, empezaron a escuchar tocar a sus amigos. Rápidamente salieron
corriendo hasta el bar en donde estaba previsto el concierto. Allí pudo ver a
la niña de sus ojos en primera fila, rodeada de más chicos, los cuales ninguno
de ellos era amigo suyo.
El concierto siguió viento en popa. Ellos desde la parte de
atrás, intentaban bailar como mejor sabían. Delante, aquella niña seguía
bailando de manera sublime e inigualable. Sin duda que estaba disfrutando mucho
de aquel concierto. Sus amigos que sabían de sus intenciones, le empujaban para
que se acercara hasta donde ella bailaba. Los nervios empezaron a aparecer y
aunque él quería acercarse, las piernas no le dejaban hacerlo. Estaban
totalmente bloqueadas.
En ese instante, los músicos comenzaron a tocar aquella
canción que tanto le gustaba a él. Casualidades del destino quisieron que sus
amigos le dedicaran la canción a la chica que mas estaba disfrutando del
concierto, que no era otra que su amor platónico. No sabe cómo se armó de valor
y se encaminó hacia donde ella estaba. Entre empujones y algún que otro pisotón
que dio y que le dieron, llego a su vera. La Música de aquella canción comenzó
a sonar y los dos, cara a cara, comenzaron a cantarla juntos:
Mil recuerdos de tu estampa, piedras en tu corazón, Una
triste despedida, Ángel vengador. Malas lenguas a tu espalda, reina de la
diversión, solo critican tu sombra, antes de salir el sol….
Ante aquella situación él estuvo hábil y no dudó entre una
estrofa y otra en declararle su amor.
Mientras, la canción seguía su curso y la gente presente en
el concierto disfrutaba con aquella canción. Unos bailando y otros haciendo con
que bailaban, eso sí, con el vaso de cerveza en la mano.
….Un dolor que llevo dentro, no me deja respirar…..
Ángel vengador…. No te escondas en tu sombra, solo espero
que no cometas el mismo error…
Aquel instante de la canción, fue el que a día de hoy mas
recuerdan los dos. Más de veinte años después no se les ha olvidado aquel
primer beso, en aquella terraza de aquel bar y con la banda sonora del grupo de
sus amigos.
Hoy ha soñado con ellos y en dicho sueño volvían a bailar
juntos aquella bonita canción. Aunque sabe que aquellos años no volverán, no
pierde la ilusión de poder ver a sus amigos de nuevo tocando aquella canción. Y
por supuesto que él y su mujer estarán en primera fila, justo donde veinte años
atrás, se dieron aquel primer beso, beso que jamás olvidaran ninguno de los
dos...
Unz vez más, una bonita historia, .... ¿o no es historia?.
ResponderEliminarSaludos para todos los personajes del relato, y si son ficticios, entonces para aquéllos que se vean representados.