No podía
más, mis obligaciones me quitaban todo el tiempo libre que tenía. Tiempo que
ogaño, invertía en escribir. Quizás me di más importancia de la que tenía, aunque
jamás me sentí nunca como un escritor. Yo he mamado la construcción, no me
saques de ahí. Pude aprender algo más, sin duda. Pero nunca puse todo lo que debía
de haber puesto en aquellas enseñanzas. Siempre mi mente volvía a mis principios.
Tiempos
duros, de hacer agujeros nuevos al cinturón. Los mismos que tiempos atrás te
los hacia un zapatero, ahora los haces tú. Muchas horas dando vueltas a tu
cabeza, que malo es tener tanto tiempo libre y no saber invertirle. Muchos se
regeneran y tiran “pa lante”. Otros muchos se marginan y nunca vuelven a ser
los mismos, a pesar de contar con mucha gente empeñada en ayudarles siempre. Esta
sociedad sigue empeñada en dejar atrás a los que no tienen nada, sobran. Ahora más
que hace algunos años atrás, donde cabíamos todos, incluso los que nunca
quisieron ser partícipes de esta globalización y siempre fueron contra el
sistema impuesto por este mundo. Esos ahora están peor mirados que antes. Son
atacados por todo el mundo y fácilmente serán extinguidos en poco tiempo. No
caben en esta sociedad, no tienen sitio.
La
noche que acabé gritando volví a ser el mismo. Aquel que disfrutaba con su
trabajo, con su familia y con sus amigos. Pero ya nada volverá a ser igual. No
puedo olvidar los tiempos por los que he pasado, ni mucho menos olvidarme de
los que están todavía en la misma situación en la que yo me encontraba. Seria
de mala persona el olvidarles como si nada. No puedo, el miedo se apodera de mí
casi todas las noches. Siento una ansiedad que jamás antes había sentido.
Quiero hacer más de lo que puedo, como si tuviera que demostrar algo a alguien.
Ese alguien que me visita en mi cama para desvelarme y no dejarme dormir a
pierna suelta. Yo le grito para que se vaya, y a veces, me hace caso y se va.
Sin embargo, otras noches se acomoda a mi lado y me hace pensar más de la
cuenta. No quiero bajar la guardia, todavía es pronto.
No
disfruto escribiendo, todo me da igual. Tengo montones de cosas que contar y
sin embargo llego a casa y no lo hago. Soy demasiado blando y yo no era así,
pero ese que me visita por las noches, me hace serlo. Me acojona si planeo
escribir contra alguien o contra algo.
Sin
duda que esto se pasará, no sé cuándo pero espero que se pase pronto y si no,
pues fue bonito mientras duró. Me duele por mis lectores habituales a los
cuales dejaré colgados. Lo siento de verdad. A lo mejor confiasteis más de la
cuenta en este mediocre escritor.
Espero
que el tiempo lo cure todo y me ayude a volver a escribir y si no, pues
tendremos que conformarnos con releer todos los capítulos escritos hasta la
fecha, que sin duda nunca creí que fueran tantos.
Mientras
tanto, seguiré gritando por las noches hasta que desaparezca este miedo atroz
que se ha instalado en mi mente y que por lo visto, no tiene pensado irse de
momento.
Volveremos o a lo mejor, no.
¿Después de casi 500 capítulos?. No puede ser, no nos j...
ResponderEliminarTres veces he tenido que leerlo para cerciorarme y ser consciente de lo que dices. Aunque no te apetezca escribir con la asiduidad que lo haces, no nos "cierres el grifo" de esa manera. Recapacita, pero no lo hagas por los que nos gusta leerte, sino por los que lo necesitan, por los que se apoyan en ti y por lo que comentábamos el otro día, porque no puedes dejar colgada a la gente de tu entorno, ya que eres una voz más que válida para sus problemas y preocupaciones.
Por otro lado, contéstate a la pregunta de quienes serían los que más aplaudirían tu decisión. Pues sí, esos a quienes en las diversas ocasiones en que lo has considerado y por supuesto se merecían, les has puesto los "puntos sobre las íes".
Una vez más, un cordial saludo.
Un bajon lo tiene cualquiera,pero no creo que cambies ni que nadie te calle la voz,eres de esa madera que arde pero no se quema .. animo y palante!!!
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