Dicen que el buen senderista debe saber adaptarse a todo
tipo de terreno y a cualquier temperatura que haga. Hoy ha sido uno de esos días
en los que la naturaleza te pone a prueba.
A pesar de que se anunciaban temperaturas bastante altas, es
cierto que el aire corría y eso era de agradecer, más aun cuando la ruta que
realizas posee menos sombras que un desierto.
Para ganar tiempo a el calor, hoy quedábamos de nuevo a las
siete de la mañana en la plaza de Huertas, desde allí iniciábamos otra nueva
ruta, nueve senderistas. Muchos de los habituales se encontraban de boda y
alguno se dejaba ver a esas horas con traje de chaqueta y con la corbata en el
bolsillo, la verdad que no estaban en condiciones de andar.
Poco más de media hora en coche, nos separa de la localidad
de Escurial, la cual linda con Miajadas. Desde allí comenzábamos la ruta
prevista, aunque bien es verdad que no era la que teníamos descargada en
nuestros móviles, puesto que esa, arrancaba desde Miajadas. Seguramente que por
culpa del mal tiempo cuando la hicieron, cambiaron gran parte del recorrido,
puesto que hoy hemos podido comprobar cómo varias de las callejas por donde
hemos pasado, estos meses de atrás estarían anegadas de agua.
El caso es que mochilas al hombro y sombreros de paja en la
cabeza, comenzábamos a andar buscando las señales que nos indicasen la ruta.
Sin duda alguna que de las muchas rutas que llevamos andadas, esta, es sin duda
la mejor señalizada de todas. Así da gusto ir a cualquier lado y hacer
cualquier ruta, en la cual no hace falta ningún tipo de dispositivo que te
indique. Hoy cada cien metros si acaso, había señales que te guiaban.
Bien es verdad que mucho de lo que hay que visitar en la
ruta, no hemos sido capaces de verlo, quizás porque hay que salirse del
recorrido, o quizás también debido al alto pasto que existe por todo el
trazado.
Por lo demás poco más que contar, la de hoy ha sido una ruta
bastante aburrida para lo que estamos acostumbrados. A lo mejor en pleno
invierno es más divertida que lo que ha sido hoy.
Lo único reseñable en todo el trazado ha sido encontrarte
con algún rebaño de ovejas. Con alguna vaca que estaban siendo cambiadas de
lugar. Con la ermita del pueblo, lugar escogido por los jóvenes para hacer el
famoso botellón. Aquí me vuelvo a parar para reseñar que en todos sitios cuecen
habas, y digo esto porque daba verdadera lástima como habían dejado el lugar.
Lleno de botellas, plásticos, latas y todo lo que te puedas imaginar. Y lo más
cachondo es lo de siempre, que disponen de un contenedor en el mismo lugar
donde celebran el botellón. Esta es la cultura que existe en nuestra región y
seguro que en todo el país.
Allí en dicha ermita, hemos aprovechado para comernos el
bocadillo que hoy, estaba aderezado además de lo de todos los días, es decir,
patatera, chorizo, queso…etc. Con unas ricas croquetas caseras, las cuales han
sido llevadas por el cachorro del grupo. El cual hay que decir que sin duda es
el mejor senderista de todos los que vamos, porque a su edad, prefiere venirse
a andar antes de estarse un domingo en la cama, como todos los de su edad. Nos
llena de alegría saber que vamos criando cantera, con lo que te garantizas que
este grupo siga adelante.
Catorce kilómetros y medio después, estábamos quitándonos los
pinchos de los calcetines en el lugar de salida. Allí después de echar unos
tragos de agua y algún trago de gazpacho que aun quedaba, nos hemos montado en
los coches para volver al pueblo.
Hoy sin duda, con la sensación de que la ruta nos ha sabido
a poco. Pero el caso es que hemos conocido otro pueblo, con sus costumbres y
sus callejas y caminos. Eso en definitiva es con lo que debemos de quedarnos.
Una buena ruta, buen recorrido, hermosos paisajes y un buen documento gráfico. Gracias por compartir estas zonas de tan buenos recuerdos.
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