Una de las cosas más gratificantes que me están ocurriendo
desde la publicación de mi primer libro, ha sido el poder compartir con los
lectores del mismo sus impresiones.
No siempre tienen porque ser buenas, es más, como ya dije en
anteriores artículos, hasta prefiero que algún lector me dé un “palito” de vez
en cuando, es mejor para mi futura carrera como escritor, que tus lectores te
pongan las cosas claras desde el principio, para en el futuro saber por dónde
debo caminar.
Es muy gratificante que algunos te comenten que el final es
triste, que si puede haber segunda parte, que porque no le hice un poco más
largo, etc. Todo eso me ha hecho volver a pensar en mi libro, tanto, que ya
tengo en mente quizás empezar a escribir de nuevo y aprovechar este estado de ánimo
que tengo ahora y que nada tiene que ver con aquel estado que me llevo a
escribir mi libro, aunque quizás tenga que agradecer a aquel momento “malo” de
mi vida, sin él, este libro no hubiera visto la luz o hubiera sido un libro
como otro cualquiera, con un final que todo el mundo esperaba y que a mí no me
hubiera gustado para él.
Hoy recibí la visita de una mujer mayor, a la vez muy
inteligente y culta, con miles de libros a sus espaldas leídos y con varios de
cientos de poesías escritos que pronto verán la luz también y podremos leer
todos y disfrutarlos. Es un orgullo que una mujer como esta venga a tu casa a
que le dediques el libro y a la vez te comente parte del mismo. Uno se queda
ante tal petición casi sin palabras, yo que solo soy un escritor principiante y
casi sin público, de repente estas visitas de gente culta te suben a una nube y
ahí me quedo un rato a pensar…… será que el libro merece la pena, es la conclusión
con la cual acabo antes de volver a la realidad.
Merche, que así se llama la mujer, ha estado debatiendo
conmigo el final del libro, y quizás ella en el final que esperaba, podía tener
razón, pero lo bueno de poder hablar con el autor de un libro es que si
explicas lo que querías narrar y el estado en el que estabas mientras le escribías,
puede hacer cambiar de parecer a cualquier lector y ella así me lo ha comentado
al acabar nuestra charla, como me gusta el roce cercano con gente mayor que han
vivido tantos y tantos momentos de todo tipo en sus largas vidas, el día que
los vamos perdiendo es cuando nos vamos dando cuenta lo que dejamos escapar.
Antes de despedirnos me ha instado a que me comprometa a que
no sea mi último libro y yo todavía sin creerme aquella visita, la he dicho que
quizás “palacio de cristal” tenga segunda parte, la sonrisa que he visto en su
cara me lo ha dicho todo, a esta mujer el libro la ha encantado y solo por
gente como ella y todos los que ya le han leído, quizás merezca la pena
embarcarme en la aventura de escribir la segunda parte, aunque una cosa he
aprendido, despacito y con buena letra se hacen las cosas mejor, que con prisas
y con la intención de hacer solamente negocio. Nuevamente, muchas gracias a
todos.
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