(Sacado de la Hoja Parroquial de noviembre de 1924.)
Creo que no te disgustara querido lector, conocer la relación entre esas dos palabras que dieron nombre a tu pueblo.
Los datos que te presenta hoy la Hoja Parroquial, son de gran valor para reconstituir el origen e historia primitiva de este populoso barrio de Trujillo.
En tiempo de Enrique IV ya se hace mención de él y años después al otorgar Carlos V a Trujillo el privilegio de mercado franco en 1524, lo extendió a todos los hortelanos y moradores de sus arrabales que estuvieran bajo su campana. Pequeño debía ser entonces el pueblo, porque exigía la confesión, que no habían de formar concejo de más de 120 vecinos, ni distar más de tres cuartos de legua. Estos hortelanos cultivaban las huertas pertenecientes a la Cofradía de Animas de Trujillo, enclavada en la parroquia de San Martín, y es indudable que entre ellos había gran estímulo por esa devoción como agradecimiento a quien las proporcionaba trabajo y sustento. Por esto y por la razón antes apuntada, al erigirse una ermita en el ruedo de las Huertas para servicio espiritual de los colonos, se dedico a las ánimas benditas del Purgatorio.
Muchas veces habrás visto el cuadro de ánimas colocado frente a la puerta de entrada de la iglesia; ese cuadro conmemora el suceso, pero lo curioso en el cuadro, es que la Virgen no tiene en sus manos el escapulario como es propio en los cuadros de Ánimas, sino que aparece en el Purgatorio con su divino niño en los brazos y teniendo en las manos el Santo Rosario, y este es otro dato importantísimo para conocer bien la nota religiosa del Pueblo.
Como la iglesia de Santo Domingo, cuyas ruinas se ven del lado “acá” del Castillo, sirvió bastante tiempo de parroquia a los huérfanos, no es extraño que también estuviera entre ellos muy arraigada la devoción del Rosario, y sin duda al erigir el altar de Ánimas para la ermita, quisieron reunir las dos devociones en una, y poner a los difuntos bajo la protección de la Virgen del Rosario. Y aquí tienes el principio de la Cofradía que tanto renombre ha dado al pueblo y que tan extendida está entre sus vecinos; porque la Cofradía no es otra que una hermandad de sufragios mutuos bajo la tutela de la Santísima Virgen del Rosario.
Por consiguiente ese cuadro representa todo lo que es el pueblo; su nombre, sus devociones y su obra más gloriosa; y así como los palacios enseñan con orgullo los pergaminos que acreditan los títulos de nobleza de sus moradores, del mismo modo este pueblo debe demostrar siempre con orgullo ese cuadro y tenerle gran estima.
Y si faltara algún dato para su ejecutoria, todavía conserva señales de las cuchilladas que le asestaron los franceses cuando los soldados de Napoleón estuvieron aposentados más de dos años en los arrabales, oprimiendo a la ciudad y cometiendo todo género de excesos.
Que importante es saber nuestro pasado, que pena de que se conserven pocas cosas por culpa de guerras y otras historias. Nunca olvidéis de dónde venimos, para poder saber a donde vamos.
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