lunes, 4 de diciembre de 2017

Capitulo 876: Ruta en Monroy.



Hacía mucho tiempo que teníamos metida entre ceja y ceja esta ruta, pero por culpa unas veces de unas cosas y otras veces de otras, no habíamos podido venir a conocer otro de los pueblos de los "cuatros lugares". Hace algún tiempo que conocimos Talavan e Hinojal en un par de rutas que hicimos un día que por cierto, la lluvia nos visitó. Hoy en día está todo tan seco que no apetece lo que debiera salir al campo, pero como los domingos están para conocer sitios nuevos, ayer aprovechamos el día y las ganas de algún compañero más para realizar esta sencilla ruta la cual te lleva hasta el poblado romano que allí existe y que cuenta con mil seiscientos años de antigüedad.



Como el pueblo de Monroy no está muy lejos quedamos a las ocho de la mañana en la plaza de Huertas desde donde arrancamos cuatro amigos para patear caminos y callejas extremeñas.
Uno de los cuatro acompañantes se crió en dicho pueblo y tuvo la suerte de que el colegio les llevara por aquellos años a visitar el poblado, por eso ayer mas de un suspiro se le escapó mientras hacíamos la ruta. Y es que el tiempo no para y cuando menos miras pasas de estar sentado en el pupitre a estar sentado delante del televisor sin nada que hacer.



Esta ruta es una de las que nuestro maestro Teófilo Amores tiene marcada y bien explicada en su blog "Enfilando..." Nos encanta realizar rutas suyas puesto que es sin duda uno de los mejores senderistas que conoce nuestra región ademas de explicar perfectamente todo lo que encuentras en la ruta que vas a realizar. Al leer su comentario sobre el poblado, lo mejor es copiar aquí todo los detalles del mismo, puesto que mejor no se puede describir lo que el poblado te va a mostrar.
En pocos pasos me encuentro al borde del recinto de la Villa Romana. Hay una alambrada, con acceso por varias partes, que marca los límites “de respeto” y paneles que indican dónde estamos y qué estamos viendo.
Los restos de la Villa fueron descubiertos en 1971 por dos vecinos del pueblo, José María Sierra Simón y Santiago García Jiménez que comunicaron el descubrimiento al Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Salamanca que tras diversos trámites realizó una primera excavación al año siguiente. Fue entonces cuando se pusieron a la vista algunas zonas de la llamada “pars urbana” (zona señorial o vivienda del propietario) y, entre ellas, el peristilo, la galería y las habitaciones provistas de mosaicos, así como la entrada, algunas salas contiguas y otras dependencias de uso agrícola al Sur.




El trabajo in situ fue abandonado durante casi diez años, hasta que en 1981 se hizo cargo de las mismas el catedrático de Arqueología de la Universidad de Extremadura Enrique Cerrillo Martín de Cáceres y continuaron de forma ininterrumpida hasta 1985.

Las ruinas ocupan una superficie aproximada de 5 hectáreas y se ubican en las laderas de dos cerros, por medio de los cuales corre el Arroyo Aguzaderas en el que, en la época en que la Villa estuvo habitada, se hizo un pequeño embalse para aprovechamiento de sus aguas.


El arroyo divide en dos partes las edificaciones, por lo que se ha denominado a los dos grupos Complejo Sur (primera excavada, donde se ubica la casa señorial y de los campesinos, siervos y esclavos que tenían a su servicio) y Complejo Norte, excavada en 1984 y 1985 y donde se ubican almacenes, áreas de trabajo, establos, hórreos, etc…

Las “villas” fueron el modelo más difundido de explotación agrícola y ganadera en época romana. Sus actividades principales estaban centradas en el cultivo de la vid, el olivo y los cereales, combinado con el mantenimiento de una cabaña ganadera formada principalmente por ovejas, cerdos y vacas.

El conjunto de construcciones que forman esta villa de los Términos constituye el núcleo desde el que se dirigía la explotación.
El complejo sur es el más extenso. Las construcciones se distribuyen en torno a un gran patio central o zona de tránsito. El edificio más importante es la casa del propietario, que incluye la zona de servicios, las termas y diversos espacios destinados a usos funcionales, talleres y viviendas.



Es la parte de la villa de construcción más reciente en el tiempo. Para su creación se procedió a un allanamiento de la colina y a la habilitación de un espacio destinado a la vivienda del señor. Se construyeron, además, otros edificios que pudieran brindar servicios a éste, como las cocinas y los talleres de producción artesanal.

La vivienda del propietario de la villa se situaba en el lado oriental del gran patio del complejo sur. La casa se estructuraba alrededor de un patio central porticado o peristilum, al que se accedía por un pasillo pavimentado con lajas de pizarra.
En torno al patio porticado se distribuían las habitaciones de la vivienda. La más importante se llamaba tablinum, un salón don el paterfamilias solía celebrar reuniones. El mismo está realizado con pavimento de mosaico decorado con motivos geométricos que actualmente está tapado para evitar su deterioro, por lo que no queda a la vista.



Otras dependencias importantes de la residencia señorial se destinaban a dormitorio, comedor y cenador (cubiculum, triclinium y oecus respectivamente).

Como complemento a la zona residencial, y sin acceso desde la misma, se encuentran las estancias destinadas al buen funcionamiento del conjunto, como las viviendas del servicio y las cocinas.

La villa contaba con talleres artesanales destinados tanto a las necesidades interiores de la villa como a la venta en mercados cercanos.

En la propia villa estos talleres elaboraban materiales de construcción y se encargaban del mantenimiento de las infraestructuras y de los aperos agroganaderos.
El edificio que albergaba estos espacios se emplazaba en el sector norte del gran patio que articulaba el área residencial de la explotación. La forma de la planta era rectangular. Un punto de entrada en su frente meridional conducía a un pasillo longitudinal que facilitaba el acceso a cuatro habitáculos en los que se compartimentaba eta construcción. Se han podido identificar los espacios correspondientes a la carpintería, la forja (en la que todavía se conserva el hogar) y un alfar.



Por doquier trozos de arcilla, algunos con marcas o dibujos, así como ladrillos macizos.

Como ya he dicho, entre un complejo y otro discurre el Arroyo Aguzaderas. En el cauce del mismo, y muy cerca de la zona de las termas (donde también estaban los baños), hubo un muro semicircular realizado a base de rocas de cuarzo blanco cuya finalidad era retener el agua, tanto proveniente de las lluvias como la que proporcionaba un manantial que existe en las inmediaciones. Hoy el muro ha sido eliminado en su parte central.

El complejo norte posee un carácter principalmente funcional. Las edificaciones se distribuyen dejando un gran patio poligonal, posiblemente de uso ganadero, La zona más alta está ocupada por el hórreo o granero de la explotación.

Foto 0448 c

Nada más pasar el arroyo vemos la otra colina sobre la que se asienta el Complejo Norte, también rodeado por una alambrada. Esta parte de la villa es la primera que se construyó y habitó y continuó en uso aún después de construirse y habitarse la más moderna.

En cuanto accedemos al interior del recinto vemos a nuestra izquierda varias edificaciones rectangulares. Al parecer aquí no se encontraron restos de arcilla, lo que ha llevado a los investigadores a pensar que su cubierta debió estar hecha a base de ramajes. Esto y las características de la estructura lleva a pensar que fueron destinadas a establos o cobertizos, razón por la que se encuentra alejada de la parte dedicada a vivienda.

Un poco más arriba está el edificio principal en torno a un trapezoidal. Las edificaciones ubicadas en la parte más baja de la pendiente parece que también fueron establos.

La parte derecha del complejo (zona este) forman un conjunto de cinco habitaciones a las que se accedía desde el patio central. Algunas conservan los restos de hogar. En alguna de las dependencias se han encontrado restos de fundición, lo que ha dado pie a pensar que pudiera haberse destinado a actividades metalúrgicas.

Un panel instalado en el lugar, bastante deteriorado y que he limpiado como he podido, nos da una idea de la estructura que pudo tener esta parte del Complejo Norte.

Como ya he indicado, esta parte del Complejo está peor conservado que lo que hemos visto anteriormente.

En la parte más alta de la colina está lo que, para mi gusto, es el elemento más singular del Complejo Norte: el hórreo.
La producción de cereales constituía la base sobre la que se asentaba la economía dela villa, por lo que resultaba importantísima la conservación y almacenaje del grano. Parte del cereal cosechado se guardaba en una habitación denominada “hórreum”, que era el granero situado en lo más alto de la colina.


Era una edificación rectangular asentada sobre ocho muros paralelos entre sí y de igual longitud. Sobre esos muros iban colocadas lajas de pizarra que unían un muro con otro y que formaban el pavimento del hórreo. Este sistema permitía que el aire pasara por debajo, evitándose la humedad que hubiera generado un contacto directo con el suelo.

El edificio tenía paredes de madera y una cubierta de materiales vegetales.

Al estar el edificio separado también de la zona habitada, se evitaban los peligros del fuego.

Una panel informativo (cuyo dibujo también he tenido que retocar al estar parcialmente deteriorado), presente cómo debía verse el edificio:

Lo que ha llegado hasta nosotros son, básicamente, los ocho muros que servían de apoyo al hórreo.

Aún tuve tiempo, antes de iniciar el regreso, de poder ver allí mismo alguna piedra magníficamente tallada, con ángulos rectos perfectos y que debió ser utilizada como sillar en su momento.

Un último vistazo al Complejo Sur desde la colina donde se emplaza el Complejo Norte me sirve para despedirme, con cierta pena, del emplazamiento que ha estado lleno de sugerencias de las conversaciones de la gente, las risas de los niños que habitaron este lugar hace 1.600 años que, a su vez, tendrían unas preocupaciones muy parecidas a las que tenemos ahora.

Nos vemos por las callejas.


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