Con casi nueve días de no parar desde que empezamos las fiestas, nos queda lo mejor de ellas. No por los actos que nos quedan que presenciar, ni tampoco por los festejos taurinos. Lo mas bonito que nos queda a todos los Huerteños es recibir a amigos, familiares o conocidos que este último fin de semana son capaces de hacer un gran esfuerzo y pillar carretera y manta y plantarse en el pueblo.
Es cierto que entre los autóctonos los hay ya un poco cascados. Las mojadas de los primeros días empiezan a asomar y los mocos se adueñan de muchas narices. Otros son los cuartos traseros los que peor llevan, sobre todo cuando empiezan a picar mas de la cuenta las famosas "almorranas". El caso es que nada nos reconforta mas que las esperadas visitas que este "finde" mucho de nosotros tendremos.
Algunos de los visitantes será la primera vez que vengan. Otros repetirán de nuevo para volver a revivir momentos únicos que solo este pueblo en sus fiestas patronales, sabe dar.
Entre "almax" y "omeprazol", esperamos resoplando al encuentro con la primera cerveza matutina, sabiendo que cuando uno se acueste habrá perdido la cuenta de las engullidas durante el día.
Volviendo la vista atrás y haciendo un repaso de lo que llevamos hasta hoy, se puede ir haciendo un pequeño balance de lo acaecido hasta el momento. Creo que si les pongo un diez a los nuevos comisionados me quedaré corto. Han tenido que currar el doble ante las adversidades meteorológicas y eso cuando te pasa el primer año dentro de la comisión de festejos, te puede llegar a agobiar.
No ha sido este el caso y como verdaderos profesionales han sacado todos los contratiempos adelante, sin cejar en el empeño y sabiendo que todavía les queda trabajo por hacer.
Esperemos que el "arreòn" final de gente pueda ayudar a cubrir gastos y todos podamos sentirnos orgullosos de saber que hay gente perfectamente cualificada para hacer las fiestas de la patrona de Huertas de Animas.
A los que os ponéis en carretera, despacito, bolsillos llenos de felicidad y ganas de fiesta y aquí os esperamos.
Venga coño, que los autóctonos podemos dar el ultimo empujón a esto.
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