Por segundo año consecutivo volvimos a desplazarnos hasta la localidad de Almoharin, donde el grupo senderista de dicha ciudad, volvía a organizar la ruta del Garbanzo la cual el año pasado nos encantó hacer a todos los que fuimos y teníamos dicho día señalado en rojo en el calendario, para volver a realizarla.
Así a las ocho de la mañana quedábamos en la plaza de Huertas para desde aquí montarnos en nuestros coches y desplazarnos hasta Almoharin. Hoy quizás por el cambio de hora han faltado varios senderistas habituales, por eso tan solo hemos acudido a la ruta nueve senderistas.
A las nueve estaba prevista la salida en la plaza de Almoharin. Allí nos han recibido de la misma forma que el año pasado. Con licores caseros y con mucha simpatía por parte de los miembros del grupo, en el cual, ya conocemos a varios integrantes del mismo que nos atienden perfectamente cada vez que nos encontramos por las callejas.
Después de entrar en calor con algún que otro licor y de explicarnos en lo que consistía la ruta, nos hemos puesto en marcha. Era muy bonito poder ver a tanta gente en dicha plaza. Muchos grupos numerosos de senderistas de localidades cercanas. Otros menos numerosos como nosotros, alguna que otra pareja que aprovechaba el domingo de la misma manera que la nuestra y por su puesto los senderistas locales los cuales te iban dando conversación por el camino.
Sobre las nueve y media comenzábamos a andar. Con mas de seiscientos senderistas apuntados para la ruta los primeros metros se hacían difícil de andar sin pisar a nadie. Por eso hemos decidido tomarnos el principio de la ruta con calma para que fueran pasando los que mas prisa llevaban y hacer hueco suficiente para andar mas a gusto.
Los primeros kilómetros el cielo amenazaba lluvia, pero la temperatura era estupenda para andar. Las risas y los saludos a los conocidos se iban mezclando por las callejas. Aunque sabíamos de que en la ruta habría varios avituallamientos, a las diez y media decidíamos hacer una parada para comernos nuestras habituales viandas, las cuales nos acompañan siempre a cualquier ruta que vamos.
En un lugar precioso nos hemos arreglado un poco el estómago, y casi los últimos de la ruta, nos hemos vuelto a incorporar a la misma. Unos kilómetros mas adelante nos esperaban el primer avituallamiento donde repartían una limonada riquísima y algún bombón de higo, típico de la localidad. Allí hemos adelantado a varios senderistas que aprovechaban el lugar para reponer fuerzas. Otros muchos se cogían a la posibilidad de acortar la ruta y ponían rumbo al pueblo. Nosotros hemos preferido hacer la ruta entera que bien es verdad que es bonita a la vez que un poco rompe piernas.
Unos cuatro kilómetros antes de llegar al pueblo, nos volvíamos a encontrar con el ultimo avituallamiento, donde de nuevo una rica limonada, nos refrescaba a todos los senderistas.
Dieciocho kilómetros después, alcanzábamos el pueblo y llegábamos hasta una nave donde estaba todo preparado para dar de comer a todos los senderistas que habíamos hecho la ruta. La organización exquisita como siempre, nos repartían el cocido acompañado de un rico gazpacho y limonada el que quería beber. Todo esto con una animada música de fondo hacia que el rato de la comida estuviera bien entretenido.
Una vez que hemos recogido todo y hemos echado algún baile que otro, nos hemos despedido de todos nuestros amigos y conocidos, dándoles las gracias por el trato recibido. Seguramente que volveremos donde somos bien recibidos y se nos quiere.
Gracias a todos y nos vemos por las callejas.
la ruta