martes, 31 de diciembre de 2013
Capitulo 549: Las Huertas 2, Belén 1.
Cada vez que paso por el cruce de la carretera de los Perales, la cual un año mas, se queda sin arreglar, y veo las señales que allí existen. No dejo de acordarme de mi niñez, en la cual muchos sábados, bien por la mañana o bien por la tarde, estaban destinados a jugar al fútbol. El lugar para dichos partidos era el llano de las eras, cuando actuábamos como locales, donde con dos buenas piedras, se marcaban las porterías. El medio del campo era inventado al igual que las lineas de banda. No existía ninguna linea que las delimitara, y era el instinto de cada jugador, el que debía de saber si el balón salia o no. Los árbitros solo los veíamos en la televisión y la verdad, que tampoco nos iba tan mal sin ellos. Alguna que otra discusión siempre había a la hora de alguna falta conflictiva y si era cerca de la portería, al no tener las áreas delimitadas, siempre acabábamos discutiendo si era penalti o no.
Los rivales que nos visitaban en dicho campo, eran nuestros amigos de Belén, a los cuales, al siguiente sábado, nos tocaba visitar a nosotros. Su campo se situaba donde ahora se asienta la fabrica de Navidul. Al principio tampoco tenían porterías y también se usaban las piedras para delimitar las mismas.
Los chavales de Belén he de decir años después, que eran buenísimos jugando al fútbol y la verdad que aquellos partidos estaban siempre muy igualados. Los trofeos que nos jugábamos por aquellos entonces en aquellos partidos, era una caja de cerveza "El Gavilán", la cual era comprada por todos los miembros del equipo. Cada equipo compraba la suya y el ganador del partido, se bebía las dos cajas, aunque bien es verdad que nunca pasaba eso y dependiendo del resultado, siempre acabábamos los dos equipos bebiendo cerveza.
Pese a mi juventud, la estatura que tenia de pequeño me ayudaba a ir convocado en aquellos partidos con niños mas mayores que yo. Y digo convocado porque de jugar no puedo hablar mucho, dado que al ser mas pequeño, siempre me tocaba chupar banquillo y dar sombra a la caja de cerveza, que esperaba paciente al resultado para ver ,de que lado era abierta.
El calentamiento si me tocaba, mientras acudían nuestros adversarios, me dejaban jugar e ir en busca del balón cada vez que se encajaba en alguna de las cercas colindantes al campo, que aprovechando la primavera, estaba mas verde que el césped del Santiago Bernabeu. Nuestras madres eran expertas en lavar ese verde que se quedaba perenne en nuestras cal zonas o pantalones cortos, los cuales servían para todo. Es decir, para jugar al fútbol, para ir al colegio y para salir los domingos.
Cuando veíamos al final del cordel venir unas bicicletas, los nervios empezaban a hacer acto de presencia. Allí venían los jugadores de aquel "equipazo", encabezados por un tal Yino, que jugaba de maravillas. Diego, era otro portento y luego había mas chavales que no recuerdo sus nombres, que corrían como motos las bandas. "Vienen todos", pensábamos mientras aparcaban sus bicicletas y ponían su caja de cervezas a la sombra. Menos mal que casi nunca tenían cambios y el partido si llegaba igualado al final, se decantaba a nuestro favor, dado que eramos siempre mas chavales aunque también es verdad, que eramos peores jugando al fútbol.
Nosotros nos habíamos reforzado con dos mellizos, venidos de Madrid. King y Yong, que ya solo con esos nombres, daban miedo. Jugaban muy bien al fútbol y a nuestro equipo les vino muy bien su incorporación.
Los demás eramos del montón jugando al fútbol y casi no destacaba ninguno en especial en el equipo.
Yo jugaba algún partido el día que no había gente o el día que algún compañero en alguna caída, se hacia daño y dejaba de jugar. Si no, era un recoge pelotas mas como todos los suplentes de mi edad. Luego es cierto que con el paso de los años, uno iba cogiendo galones y pasé a ser titular indiscutible. No por mi juego, sino que uno era titular por los años que tenia. Eso sin duda era mas importante que cualquier otro requisito, a no ser que fueras una figura y despuntaras mas que los mayores. Entonces adelantabas a todos los suplentes de quintas superiores y jugabas todos los días.
Lo mejor sin duda de aquellos partidos era cuando se terminaban. El tiempo le mediamos en alguno de los pocos relojes que alguno de los jugadores tenían. Entonces como ya he dicho, se juntaban las dos cajas de cervezas y el ganador del partido en un principio, se las bebía. Pero era tal la cara de pena de los perdedores, que preferíamos los que habíamos salido victoriosos, compartir dichos "botellines".
Es cierto que algún que otro sábado hubo discusiones, incluso alguna que otra vez, el partido no llegó a terminar y montados de nuevo en las bicicletas, el equipo visitante, abandonaba el campo de fútbol con la caja de cerveza en alguno de los portaequipajes de dichas bicicletas.
Era entonces cuando cabreados con nuestros amigos de Belén, les echábamos en cara lo que ponía en el cruce que antes mencionaba. Mirar el marcador, les decíamos. Las Huertas 2, Belén 1.
Un saludo a todos mis amigos de Belén, los cuales todavía conservo desde aquellos años.
Feliz año para todos los lectores
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Tú lo has dicho: Feliz año, así como para todos tus seguidores y gracias una vez más, por los ratos de lectura que nos proporcionas.
ResponderEliminar¡¡¡ Tremendos algunos capítulos !!!.