En la mañana de hoy como novedad, nos pusimos en marcha por
nuestras tierras extremeñas.
El día como los anteriores fines de semana, volvía a
amanecer frío y la helada caída la noche anterior, dejaba ver los campos
pintados de blanco reluciente.
La ruta elegida en un principio para realizar hoy, no era la
mas conveniente para dicho día, dado que las monterías en estos días se
multiplican por la comunidad y antes de hacer alguna ruta comprometida, es
mejor asesorarse y llamar antes al ayuntamiento del pueblo, para que te
asesoren bien. Por eso a ultima hora de anoche, la ruta que teníamos pensada
hacer por los Ibores, la suspendimos hasta nueva orden y para curarnos el
gusanillo de andar, elegimos a ultima hora de ayer, la ruta que hay señalizada
por ADICOMT, en la localidad cercana de Ibahernando, la cual no esta muy lejos
de nuestro pueblo. Aunque como saben muchos de los lectores, en la actualidad
hay que dar un buen rodeo para llegar a dicho pueblo, por culpa de la
interminable obra de su carretera. La cual no cabe en cabeza humana, que lleve
dos años para su adecentamiento y provoque el trastorno que supone, a todos y
cada uno de los usuarios que diariamente, deben de hacer uso de ella. Lamentable
y vergonzoso.
A las ocho de la mañana quedábamos en la plaza de Huertas,
aunque bien es verdad que hasta en la hora, andábamos todos trastornados,
puesto que unos insinuamos que las ocho era tarde para salir y alguno creyó que
la hora de salida era a las siete y media, así que harto de esperarnos, ha
optado por volver a su casa. Los demás, once senderistas en concreto, partíamos
hasta Ibahernando.
La ruta hace algunos años que esta señalizada y la verdad
que se agradece encontrarte con rutas así de fáciles y prácticas.
Encima no es muy larga, es prácticamente un paseo que con
buena compañía, se hace mucho mejor.
Sobre las ocho y media, con las mochilas al hombro nos poníamos
rumbo hacia la calle Hernán Cortes, por donde abandonábamos el pueblo en busca
de las veredas señalizadas.
El inicio discurre por una pista de hormigón, la cual
abandonamos rápidamente para transitar por unas callejas preciosas y un entorno
muy bonito, el cual, nos ha sorprendido gratamente a casi todo el grupo.
Sobre las diez de la mañana, nos preocupábamos de buscar un
lugar que fuera abrigado, para poder comernos nuestro habitual muerdino de pan.
El aire que recientemente se había empezado a mover, era muy desagradable unido
al frío que provocaba la helada caída. En el momento que un cancho nos ha
parecido buen lugar para ello, nos hemos dispuesto a hacerlo. Hoy como sabíamos
que la ruta era muy corta, el muerdino le hemos hecho mas largo que otros días,
y la verdad, que se agradecen estos buenos ratos de historias, chistes, cuentos
y chascarrillos, los cuales te alegran luego para toda la semana. Tengo bien
comprobado que el grupo de senderismo, además de andar, es una buena salida
para hablar y desahogarte, cosa muy necesaria muchas veces en nuestras vidas.
Sobre las doce de la mañana y muy relajadamente, llegábamos
de vuelta al pueblo de Ibahernando, donde después de hacernos varias fotos,
escurrir los “poquitos” de las botellas y charlar con algún conocido del lugar,
nos montábamos en nuestros coches rumbo de nuevo hacia las Huertas, de donde
una vez mas, habíamos salido esta mañana.
En definitiva, una ruta bonita y coqueta, facil de hacer y
recomendable para cualquier edad.
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