Una mañana más, esta con mas ganas si cabe, dado que la
ultima ruta hacia algo mas de una semana que la habíamos hecho, quedábamos en
la plaza de Huertas. La hora, algo mas temprano de lo habitual dado que la ruta
estaba mas lejos de las que solemos hacer habitualmente.
Por eso, a las siete de la mañana, diez senderistas nos dábamos
cita para encarar con muchas ganas, la ruta de hoy, que sin duda, era una de
las espinas que teníamos clavadas en el grupo, desde que empezamos esta
aventura de andar los domingos.
Y es que visto el lugar en fotos ya impresionaba, pero como
pasa siempre, nada que ver con la realidad, una vez visto en directo tan
maravilloso espacio que la naturaleza nos vuelve a regalar.
Zonas en Extremadura, que muy poca gente conoce y eso, la
verdad que no se si es bueno o malo, dado que las muchedumbres en los sitios de
interés, restan importancia a los mismos.
Hoy mas de una hora y cuarto después de habernos montado en
los coches, llegábamos al pueblo de Peraleda de San Román, el cual si soy
sincero, no había llegado a pisar en toda mi vida. La zona esta de los Ibores
no es de las que mas he podido visitar y tengo pendientes si por bien es,
muchas mas rutas por diversos pueblos de la zona, los cuales como casi en toda
Extremadura, tienen un encanto especial.
Con alguna duda respecto del inicio de la ruta que íbamos a
hacer, hemos andado de aquí para allá hasta que las nuevas tecnologías, nos ponían
al pie de la ruta prevista. Y un río con un agua totalmente cristalina, nos
daba la bienvenida, a demás de una tremenda helada que en Huertas de Animas,
esta mañana no hemos apreciado y que sin embargo en dicho lugar, blanqueaba
como si fuera nieve.
Así con un poco de frío en el cuerpo el cual, hemos vuelto a
templar con nuestra ya habitual dosis, hemos comenzado a caminar, no sin antes
tener que hacer alguno de los senderistas de mecánico, con respecto a las gafas
de otro senderista. Los demás, aguardábamos impacientes a que todos nos pusiéramos
en ruta y así, poder empezar a entrar en calor.
Con las manos heladas, comenzábamos a sacar fotos, hoy ha
sido uno de esos días en los que todo merece la pena ser fotografiado. A la vez
que seguíamos andando, el cuerpo no acababa de entrar en calor, y han tenido
que ser unos repechos importantes, los que hicieran al grupo empezar a sudar.
El sol hacia acto de
presencia sobre las nueve y media y desde esa hora, ya no nos ha abandonado en
todo el día. La helada comenzaba a deshacerse y las manos por fin, cogían
temperatura.
La ruta se empinaba por momentos y un buen puñado de olivos,
repletos de aceitunas cuernicabras, nos saludaban a nuestro paso. Los vecinos
del lugar, se afanaban en recoger dicho fruto y en otras fincas, eran los
cerdos los que se entretenían en comerlas, por lo visto el precio que se paga
este año por ellas, no anima a muchos propietarios a recolectarlas y prefieren,
que sean sus animales quien se aproveche de ellas.
En lo alto del cerro una gran casa nos recibía, los canchos
no debían de andar muy lejos, según habíamos leído por la red. Los restos de
una montería la cual había sido celebrada el día antes, nos indicaba el lugar
donde se habían posicionado los monteros. Por eso es muy recomendable, llamar
antes de realizar esta ruta al ayuntamiento de Castañar de Ibor y también al de
Peraleda de san Román.
Unos metros mas adelante y entre madroño y madroño, llegábamos
al lugar deseado. Podía escribir lo que es aquello, pero estoy seguro que me quedaría
corto en alabanzas e impresiones. La altura que existe en dicho corte del
terreno es en una sola palabra impresionante. Algún buitre nos saludaba
levantando el vuelo. Sin duda que es un buen lugar para ellos.
En tan majestuoso lugar debíamos de comernos el bocata, no podíamos
dejar pasar la ocasión de hacerlo. Así media hora mas tarde, volvíamos a
presenciar los canchos desde otro lugar. De nuevo las cámaras echaban humo y
nadie quería irse sin su particular retrato en tan maravilloso lugar.
La vuelta daba pena comenzarla y muy tranquilamente hemos
desandado el camino, casi por el mismo lugar que le iniciábamos unas horas
antes. El ruido del agua del río Gualija, nos acompañaba en todo momento y su
agua cristalina invitaba a ser bebida.
Sobre unas cuatro horas después, alcanzábamos los coches y regresábamos
a casa, no sin antes parar en las ruinas situadas en el pantano de Valdecañas,
y que pertenecían al pueblo sumergido por sus aguas de Talaverilla, para
hacernos una foto. Un lugar espectacular también.
En definitiva, un día estupendo el que hemos vuelto a pasar
hoy visitando uno de los lugares que si eres extremeño, no puedes morirte sin
visitar.
Sois unos cracks. Ya veo que ni el frio, ni los madrugones, pueden con vosotros. A este paso, vuestra entrañable Extremadura se os va a quedar pequeña.
ResponderEliminarTodo el ánimo y dado que sois de tierra de conquistadores, os veo "triunfando" más pronto que tarde por comunidades y provincias limítrofes.
Una vez más, un cordial saludo para todo el grupo.