domingo, 15 de diciembre de 2013

Capitulo 544: Ruta a los Canchos del Vadillo. (Castañar de Ibor)





Una mañana más, esta con mas ganas si cabe, dado que la ultima ruta hacia algo mas de una semana que la habíamos hecho, quedábamos en la plaza de Huertas. La hora, algo mas temprano de lo habitual dado que la ruta estaba mas lejos de las que solemos hacer habitualmente.
Por eso, a las siete de la mañana, diez senderistas nos dábamos cita para encarar con muchas ganas, la ruta de hoy, que sin duda, era una de las espinas que teníamos clavadas en el grupo, desde que empezamos esta aventura de andar los domingos.
Y es que visto el lugar en fotos ya impresionaba, pero como pasa siempre, nada que ver con la realidad, una vez visto en directo tan maravilloso espacio que la naturaleza nos vuelve a regalar.
Zonas en Extremadura, que muy poca gente conoce y eso, la verdad que no se si es bueno o malo, dado que las muchedumbres en los sitios de interés, restan importancia a los mismos.





Hoy mas de una hora y cuarto después de habernos montado en los coches, llegábamos al pueblo de Peraleda de San Román, el cual si soy sincero, no había llegado a pisar en toda mi vida. La zona esta de los Ibores no es de las que mas he podido visitar y tengo pendientes si por bien es, muchas mas rutas por diversos pueblos de la zona, los cuales como casi en toda Extremadura, tienen un encanto especial.




Con alguna duda respecto del inicio de la ruta que íbamos a hacer, hemos andado de aquí para allá hasta que las nuevas tecnologías, nos ponían al pie de la ruta prevista. Y un río con un agua totalmente cristalina, nos daba la bienvenida, a demás de una tremenda helada que en Huertas de Animas, esta mañana no hemos apreciado y que sin embargo en dicho lugar, blanqueaba como si fuera nieve.
Así con un poco de frío en el cuerpo el cual, hemos vuelto a templar con nuestra ya habitual dosis, hemos comenzado a caminar, no sin antes tener que hacer alguno de los senderistas de mecánico, con respecto a las gafas de otro senderista. Los demás, aguardábamos impacientes a que todos nos pusiéramos en ruta y así, poder empezar a entrar en calor.
Con las manos heladas, comenzábamos a sacar fotos, hoy ha sido uno de esos días en los que todo merece la pena ser fotografiado. A la vez que seguíamos andando, el cuerpo no acababa de entrar en calor, y han tenido que ser unos repechos importantes, los que hicieran al grupo empezar a sudar.
 El sol hacia acto de presencia sobre las nueve y media y desde esa hora, ya no nos ha abandonado en todo el día. La helada comenzaba a deshacerse y las manos por fin, cogían temperatura.






La ruta se empinaba por momentos y un buen puñado de olivos, repletos de aceitunas cuernicabras, nos saludaban a nuestro paso. Los vecinos del lugar, se afanaban en recoger dicho fruto y en otras fincas, eran los cerdos los que se entretenían en comerlas, por lo visto el precio que se paga este año por ellas, no anima a muchos propietarios a recolectarlas y prefieren, que sean sus animales quien se aproveche de ellas.

En lo alto del cerro una gran casa nos recibía, los canchos no debían de andar muy lejos, según habíamos leído por la red. Los restos de una montería la cual había sido celebrada el día antes, nos indicaba el lugar donde se habían posicionado los monteros. Por eso es muy recomendable, llamar antes de realizar esta ruta al ayuntamiento de Castañar de Ibor y también al de Peraleda de san Román.

Unos metros mas adelante y entre madroño y madroño, llegábamos al lugar deseado. Podía escribir lo que es aquello, pero estoy seguro que me quedaría corto en alabanzas e impresiones. La altura que existe en dicho corte del terreno es en una sola palabra impresionante. Algún buitre nos saludaba levantando el vuelo. Sin duda que es un buen lugar para ellos.





En tan majestuoso lugar debíamos de comernos el bocata, no podíamos dejar pasar la ocasión de hacerlo. Así media hora mas tarde, volvíamos a presenciar los canchos desde otro lugar. De nuevo las cámaras echaban humo y nadie quería irse sin su particular retrato en tan maravilloso lugar.

La vuelta daba pena comenzarla y muy tranquilamente hemos desandado el camino, casi por el mismo lugar que le iniciábamos unas horas antes. El ruido del agua del río Gualija, nos acompañaba en todo momento y su agua cristalina invitaba a ser bebida.






Sobre unas cuatro horas después, alcanzábamos los coches y regresábamos a casa, no sin antes parar en las ruinas situadas en el pantano de Valdecañas, y que pertenecían al pueblo sumergido por sus aguas de Talaverilla, para hacernos una foto. Un lugar espectacular también.

En definitiva, un día estupendo el que hemos vuelto a pasar hoy visitando uno de los lugares que si eres extremeño, no puedes morirte sin visitar.


1 comentario:

  1. Sois unos cracks. Ya veo que ni el frio, ni los madrugones, pueden con vosotros. A este paso, vuestra entrañable Extremadura se os va a quedar pequeña.
    Todo el ánimo y dado que sois de tierra de conquistadores, os veo "triunfando" más pronto que tarde por comunidades y provincias limítrofes.

    Una vez más, un cordial saludo para todo el grupo.

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Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

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