domingo, 29 de diciembre de 2013
Capitulo 548: Ruta en Miajadas.
El último domingo de este año dos mil trece le quisimos pasar en la localidad cercana de Miajadas, donde hasta el día de hoy, no habíamos realizado ninguna de nuestras rutas domingueras. Por eso después de estudiar esta ruta en internet y convencernos de que podía estar entretenida, hemos decido ir a realizarla.
Esta mañana, a las siete y media, había una impresionante helada en nuestro pueblo, tanto, que los conductores de los coches, hemos tenido verdaderos problemas para quitarles el hielo a los mismos. Casi sin apenas ver nada, hemos llegado a la plaza de Huertas, donde estaba planeada la salida de la ruta.
Una vez todos los senderistas han hecho su aparición, nos hemos montado en los coches y hemos puesto rumbo hasta Miajadas. Allí nos esperaba nuestra amiga Karin, la cual se ha animado a venir a caminar con nosotros. Una vez colgadas las mochilas y abrigados hasta las orejas, con las primeras luces del día nos fiábamos del ya habitual GPS de nuestra amiga internacional, el cual para variar, indicaba hoy siempre hacia la izquierda, cosa que nos ha sorprendido gratamente a alguno de los caminantes...
Bromas aparte, la ruta se ponía en marcha y la verdad que aunque la helada también era importante en Miajadas, creo que no tenia nada que ver con la que había en las Huertas. No obstante era necesario tirar de gorros y guantes, ademas de las ya habituales bufandas invernales, llamadas bragas por nuestras tierras.
El comienzo de la ruta no nos gustaba demasiado, puesto que había que cruzar la autovía por la vía de servicio y un ancho cordel, nos dejaba poco que ver interesante. Los últimos agricultores de la zona se afanaban en recoger las ultimas aceitunas y estas, eran fruto de nuestra conversación en el grupo. El aceite y donde llevar dichas aceitunas, nos ha entretenido un buen rato en nuestro caminar.
Las primeras protestas sobre la ruta, hacían acto de aparición en el grupo y los que la habíamos organizado y visto en la red, nos mosqueábamos al no ver las callejas fotografiadas.
Menos mal que después de unos cinco kilómetros, calculo yo, que llevábamos andados, dichas callejas iban apareciendo y alguna caída en el grupo, también.
Los charcos eran abundantes y un grupo de aventurados moteros, cruzaban por la misma calleja que nosotros.
A la hora del ya habitual muerdino de pan, hemos tardado en encontrar un lugar que nos convenciera para posarnos y degustar nuestras viandas habituales. Ahora con las típicas matanzas en los pueblos, se dejan notar las viandas mas frescas aun si cabe.
Una vez lleno los estómagos, emprendíamos de nuevo la marcha por unas bonitas callejas en las cuales, había que ir muy avispados para no tropezar y caer. Algún senderista no ha prestado la atención suficiente y ha sufrido una cómica caída, de la cual al ver que no había serias consecuencias, nos hemos reído un rato todos juntos, incluido el accidentado.
Las callejas llenas de agua nos hacían ser un poco mas aventureros y mas de una vez, hemos tenido que saltar a las cercas de los lados, para evitar mojarnos los pies.
Así casi diecisiete kilómetros después, volvíamos al lugar de salida, con el cansancio correspondiente a dicha ruta y con la sensación de haber pasado un día estupendo junto a los amigos del grupo, en el cual nos volvía a acompañar hoy, nuestro amigo Vasco, el cual se preocupa cada vez que esta aquí en el pueblo, de averiguar si hay alguna ruta programada para poder acompañarnos. Cosa que se agradece.
La ruta en si a mi me ha gustado. Es cierto que el inicio puede ser un poco aburrido, pero una vez alcanzadas las callejas de la mitad de la misma, la ruta se anima mucho y las ultimas aguas caídas la hacen aun mas entretenida. No quiero pensar como estaría dicho lugar allá por el mes de marzo pasado, después de tantas lluvias, debía ser una pasada dicha ruta.
Hasta el año que viene a todos los senderistas, que tengamos todos un buen comienzo y sigamos disfrutando de nuestros domingos mágicos.
Feliz año y nos vemos por nuestras callejas.
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