Hoy por fin he sido capaz de volver a ver a “Tío Juan Pulga”, ha venido a casa de Marivi a montar la puerta del cuarto de baño que ya hemos terminado “Tío Machano” y yo, al pronto se ha quedado parado al verme, como si no quisiera creer lo que veían sus ojos, dice que cada vez que viene alguien joven a Valfer, le recorre un dolor por todo su cuerpo, que se tira luego varios días hecho polvo, no lo puede evitar, a pesar de que por desgracia, no deja de ver llegar a gente joven al planeta.
_Pues sí, aquí andamos ya, tío Juan, y tu como estas??
_Bien, aquí seguimos con lo que nos gusta, la madera.
_Ya veo que estas enseñando a mas jóvenes el oficio, eso está muy bien.
_Pues si, de eso se trata, de que no se pierdan estos oficios.
_Sabes a quien vi el otro día en una reunión de monitores que tuvimos?
_No, a quien??
_Te acuerdas de Felipe Colina??
_Pues claro, como se me iba a olvidar.
_Pues está por aquí también enseñando aquel oficio, que ya en nuestro anterior planeta se ha perdido por desgracia, como tantos otros.
_Como era lo que decía “! Jolatero!!!”, joder, que recuerdos más buenos, de pequeños al sentirle pregonar su oficio por las calles de Huertas, estábamos deseosos de que alguna vecina sacara su “cazo”, cazuela, sartén o lo que fuese, para dársela a arreglar, en ese momento asistíamos con la boca abierta a su ritual.
Cogía lo que tenía que arreglar, se sentaba en su cajón de madera, en el cual llevaba toda la herramienta que le hacía falta, y se ponía manos a la obra.
Primero sacaba la lima, con la cual estaba un rato dándole alrededor del agujero que tenía que soldar.
Luego sacaba otra lima más fina, con la cual repasaba otra vez lo que había hecho con la anterior y por ultimo acercaba la bombona de gas y empezaba a soldar.
Todavía recuerdo aquel olor que salía al soldar, Felipe arreglando cazuelas era el hombre más feliz del mundo, pero no solo se dedicaba a eso, también
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