lunes, 27 de junio de 2011

Capitulo 161: Desde el Planeta Valfer, XVII:





Hoy  estuve hablando con mi compañero José y me dijo que se va a vivir al planeta Calamandruño, ha contactado con su amigo Diego Chirla y dice que allí tiene pensado seguir criando sus vacas, que le van a hacer falta ayudantes y José quiere irse allí con su padre, normal, allí estarán mucho mejor, así que luego dice que nos comeremos algo juntos para despedirnos y celebrarlo, la verdad que me va a dar mucha pena que se vaya, llevamos poco tiempo juntos, pero es un tío acojonante, gran compañero y muy amigo de sus amigos, le echaré mucho de menos el día que se vaya.

Diego sigue con su afición al ganado aquí también, a pesar de llevar poco tiempo por aquí, ya posee un montón de vacas y se pasa todo el día allí con ellas, dice que en los cercados donde las tiene  hay varios portillos que tapar y como José ya aprendió el tema de las piedras, pues le va a venir muy bien su ayuda, así que está como loco por llevársele allí con él.
Encima Diego esta cerca de su padre también, él es quien le asesora a la hora de mantener al ganado.
A mí me va a venir bien que se vaya allí, pues tendré una excusa más para poder ir al planeta Calamandruño.

La comida la tenemos en el bar de Diego. Vino hace poco también y ha montado un bar, a pesar de que aquí no hay alcohol, siempre tiene bastante gente, tiene unos aperitivos cojonudos y se come muy bien. La bebida estrella aquí,  es una cosa parecida a la coca-cola de nuestro planeta, pero es de color morado y te queda un sabor de boca exquisito que te dan ganas de repetir y beberte las que haga falta, encima no tienen efectos secundarios como la coca-cola nuestra, es totalmente sana y natural.

Diego ha puesto a su bar el mismo nombre que tenía el segundo que llevo en Huertas, “Bar Nayser” y se le ve muy feliz en su puesto. Me ha dicho que estos días atrás vino Miguel Antonio para ver si quería ser el patrocinador del futuro equipo de futbol siete que vamos a montar en Valfer, Diego no pudo resistirse ante tal ofrecimiento y menos aún después de haberlo estado haciendo bastantes años en Huertas, le ha contado que cuando se quedó con el bar que hay en el parque, tristemente cerrado hace muchos años, el “lar”, montó un equipo de futbol sala, con sus clientes, Diego era el portero, había jugado en esa posición muchos años, cuando él se moceaba y la verdad que era bastante bueno.

Tuvieron unos años mucha fama con aquel equipo, nunca ganaban nada, pero la gente iba al pabellón de Trujillo que era donde se jugaba la liga aquella, a verlos solo para reírse con ellos, daba gusto ver el buen ambiente que existía en aquel equipo, nunca se creyó ningún  jugador más que otro, al contrario, nadie quería salir de titular a jugar, quizás porque en el banquillo en vez de los “isostar” y “redbull” que hay ahora, tenían la bota llena de vino fresquito o calimocho, depende de cómo hubiera sido la noche anterior.

Muchos días tenía que ir casa por casa de los jugadores del equipo a buscarlos, los montaba en el coche y los dejaba allí en el pabellón para que jugaran, mientras el volvía a por los demás, que ya algunos habían amanecido o todavía no se habían acostado, que era lo más frecuente; le ha contado también la canción que sacaron para animar al equipo y que la cantaban antes de cada partido, era como si fuera el himno del club, todavía hoy cuando la recuerda a Diego se le cae una lagrimilla, y es que siempre los tendrá en su mente.

Miguel Antonio antes de despedirse le ha dicho: Bueno Diego, que no me has cantado la canción del equipo…..
Ahhhh, pues era así:
“Ra, ra,ra, somos los chicos de Diego el del Lar” ¡!!!!!!!!

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