viernes, 20 de octubre de 2017

Capitulo 864: La leyenda del cancho Pinocho.


Cuenta la leyenda que en un pueblo pequeño de unos dos mil y pocos habitantes llamado Huertas de Ánimas, las parejas de novios tenían que ir a jurarse amor eterno delante de una enorme roca, la cual tenía forma de cabeza humana. De la misma roca salía como una especie de nariz que servía a los lugareños para comparar dicha piedra con la cabeza del famoso dibujo animado Pinocho.

Un pastor solía merodear por aquel lugar día tras día con sus ovejas y cabras. Esta gran piedra coronaba un pequeño cerro y se divisaba desde bastantes metros a la redonda.
Desde que se enteró que aquella piedra servía a las parejas para este fin, no se le escapaba ninguna que por allí se arrimara a confesar su amor eterno.

Cada día que veía alguna pareja de tórtolos por allí, al llegar a casa por las noches se lo contaba a su mujer que pacientemente solía escucharle, mientras preparaba la cena.
Día tras día sentados a la mesa daba novedades a su esposa hasta que fue su propia hija quien un día sin saber que su padre andaba por allí con las cabras, quien agarrada a la mano de su novio, se acercaron a cumplir la tradición.
No le duró mucho aquel novio a la moza, mientras su padre se percató de que aquella roca con la forma de Pinocho, le había crecido la nariz por lo menos tres dedos.

Estuvo observando aquel fenómeno antes de comunicárselo a nadie y decidió investigar por su cuenta a las parejas que poco después de ir hasta la roca aquella y jurar amor eterno, optaban por romper.
Así cada ruptura de aquel juramento la nariz le crecía al cancho tres dedos.

Una noche se armó de valor y le contó a mesa puesta a su mujer, aun sabiendo que la costaría creer dicha mamarrachada su descubrimiento.
Después de escuchar con mas atención de la que un principio aquel hombre quiso imaginar que haría su señora, a la mujer se la hicieron los ojos chiribitas. Pronto pensó en sacar partido económicamente de aquel fenómeno que su marido había descubierto.
Cobraremos a las parejas que allí vayan y les diremos si su amor será para toda la vida o si por el contrario será pasajero.
El marido no veía claro aquel negocio pero todo lo que fuera intentar pasar menos calor y frío por aquellos campos bienvenido fuese y muy pronto aquel negocio comenzó a funcionar.


Vinieron parejas de todos los pueblos de alrededor, mas tarde de toda la provincia y poco después, las parejas venían de toda la Península.

Aquella piedra tenía la nariz tan grande que en cualquier momento podría rompérsela y de ese modo estropear el negocio a los antiguos pastores que hacía ya unos meses, habían decidido vender las cabras y ovejas, ante la tal cantidad de dinero que les había proporcionado aquella roca.

Este hombre deseaba hacer con su mujer, lo mismo que todas aquellas parejas hacían delante de la enorme piedra pero ella siempre se mostró esquiva e incrédula a la hora que su marido se lo proponía.
Así un día sin querer estando delante del cancho el hombre abrazó a la mujer y preguntándola si aquel amor sería para siempre ella contestó que por supuesto que si.

Hasta aquel momento duró el negocio a los pastores, puesto que al terminar aquella confesión la nariz de Pinocho se hizo cachos justo al lado de ellos.
El hombre escandalizado soltó a la mujer inmediatamente y  maldiciendo su nombre salió corriendo abandonando el lugar, sin importarle nada que aquel negocio se les había terminado.
!Como has podido! repetía mientras corría y corría.
Ella sin embargo se acercó hasta los trozos de piedra que yacían en el suelo delante de ella y pensó la manera de arreglar aquel desaguisado, la verdad con poco éxito.
!Que ruina! gritaba sin importarle que aquel cornudo la había descubierto.

El marido se acomodó en un pueblo cercano rodeado de nuevo de cabras y ovejas mientras aquella mujer fue abandonada por su amante en cuanto supo que el negocio del cancho Pinocho dejó de funcionar.
Lo que mas dolió a todo el pueblo fue el día que se enteraron por medio de un científico que vino a estudiar la zona el cual comunicó a todos que aquel fenómeno se producía por medio del aire y la erosión y que los milagros ante tales confesiones no existían....
Colorín colorado, este cuento se ha acabado

Moraleja:
Siempre tiene que venir alguien a joder alguna historia bonita.


Fotografía: Carlos Bravo.






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