lunes, 30 de enero de 2017

Capitulo 806: Ruta en Robledollano.

Y a pesar del tiempo, no podíamos quedarnos en casa. Teníamos ganas de salir a estirar las piernas que andaban todavía algo cargadas de la ruta por las Hurdes.
Elegimos acercarnos hasta la localidad de Robledollano, la cual está a poco mas de media hora de nuestro pueblo. La ruta nos llamó la atención a los tres amigos que decidimos hacerla, por alguna que otra fotografía que habíamos visto por la red.


A las siete y media estábamos cargando las mochilas en el coche y una fina luvia nos acompañaba en la plaza de Huertas. Primera parada en la panadería del motor y con el pan a buen recaudo nos fuimos tranquilamente a buscar la localidad de Deleitosa. Allí el agua fue sustituida por la niebla y nos puso un poco triste pensar que de nuevo una ruta estaría llena de niebla.




Según amaneció estábamos colgándonos las mochilas, unos kilómetros antes de llegar al pueblo, donde comienza la ruta hasta la fuente de la Nava.
Está ruta necesita echarla un vistazo y colocar las señales que faltan y que hacen a los senderistas confundirse, aunque bien es verdad que nosotros la llevábamos descargadas en nuestros móviles, para no volver a ir a la aventura.

La ruta comienza por unas pistas anchas donde los charcos del agua caída la noche anterior, se apoderaban de todas ellas, Entre agua y barro fuimos descontando kilómetros y la fina lluvia que nos caía encima era poca y no quisimos ponernos los trajes de agua tan pronto.
Según rezaba el cartel eran diecisiete kilómetros y medio, pero nosotros como siempre, decidimos cambiar alguna calleja o algún cortafuego, todo ello para llegar a la veintena.

El muerdino nos le comimos bajo techo, dado que al pasar por construcciones caídas nos dimos cuenta que una de ella tenía un tejado de chapa, así que sin pensarlo mas, nos metimos en su interior justo antes de que el agua que caía, apretara con mas fuerza.


Una vez repuestas las fuerzas y con los trajes colocados, seguimos caminando hasta llegar a la garganta de la Nava, donde pudimos apreciar restos de alguna montería celebrada el día anterior.



Este lugar es el mas bonito de la ruta puesto que está lleno de vegetación casi virgen. Por eso preferimos caminar un rato al lado del regato que empezaba a amasar mas agua en su interior, una vez que le comenzaban a entrar regatos mas pequeños.


Y tocaba volver por las mismas pistas, ya casi sin llovernos encima pero los charcos eran mas profundos. Con veinte kilómetros en las piernas y no siendo tarde, decimos acercarnos al pueblo para refrescar nuestras gargantas. Trescientos veinticuatro habitantes cuenta esta población los cuales se ganan la vida con ganadería y con miles de olivos, los cuales pudimos ver ayer.


Otra ruta echa y otro pueblo conquistado. Nos vemos por las callejas, aunque llueva.




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