lunes, 7 de noviembre de 2016

Capitulo 777: Volver a Campillo de Deleitosa.




Hacer la ruta que existe en el municipio de Campillo de Deleitosa no es ir a una ruta mas. Y quien la haya realizado alguna vez, me dará la razón.
Todavía recuerdo cinco años después, la primera vez que pude conocer el lugar y puedo decir bien alto, que aquel día me enamoré de este precioso sitio. Por eso en cuanto puedo, debo de volver acompañado de cualquiera que quiera hacerlo a mi lado.


Es tanto lo que me impresiona esta ruta, que pienso que se podía aprovechar el lugar para crear algún puesto de trabajo. No se necesitaría mucha inversión, puesto que el canal está casi en perfecta condiciones y tan solo se debería de limpiar un poco e ir reponiendo las piedras que con el paso del tiempo se van cayendo al suelo.



Además yo colocaría unas escaleras de madera tanto para acceder al principio del canal, como para salir de el mismo. Un estilo a las que pudimos ver en la ruta que hace algún tiempo hicimos en Portugal. Luego unas especie de garitas para cobrar alguna cantidad de dinero por realizar la ruta y dentro del recorrido otra garita mas donde se venda bebidas y algo de comida no perecedera, esto mas sería en tiempo veraniego.
Con la garganta de Descuernacabras siempre con agua, se podría aprovechar y ofrecer zona de baño a los visitantes, para que ya pudiera la gente irse fresca una vez acabada la ruta. El pueblo seguro que crecería en numero de habitantes y superarían los ochenta que existen hoy en día en el lugar.





Se que soy un poco pesado con el tema, pero si hay algún lector interesado en la idea, tendrá todo mi apoyo en la causa.



Por lo demás, a las siete y media estábamos camino de Campillo con la mañana algo mas fresca que las de días anteriores. Los cuatro que decidimos salir a respirar aire puro estábamos caminando antes de las ocho y media por aquellos lares y pronto entramos en calor. Volver a caminar por el famoso canal te despeja y solo nos distraen algunos perros que se habían extraviado de alguna reala que el día anterior estarían cazando por la zona.

Pasadas las diez buscamos el lugar que casi siempre utilizamos para comernos el famoso muerdino y aunque parece que se quiere levantar un poco de aire, pronto el sol nos calienta ese rato.



Seguimos disfrutando del lugar y del espectacular día que nos ha salido y pronto terminamos el canal.
Arriba nos topamos con un nutrido grupo de senderistas en los que van numerosos niños y que disfrutan viéndonos subir por la ladera, un poco peligrosa por culpa de las lluvias del día anterior, que por otro lado le han venido de perlas a la garganta, la cual corre de forma mas alegre.



Después de charlar un momento con los senderistas, les comentamos la mejor forma de que bajen los niños y les orientamos por donde deben de hacerlo.
Nos despedimos y comenzamos la subida de la famosa pista que tanto tememos en época estival y que en este tiempo uno la disfruta de otra manera.

Algún senderista mas se cruza con nosotros y pronto alcanzamos el lugar mas alto de la ruta. Desde allí vemos ya las casas del pueblo y pronto estamos recorriendo sus calles antes de volver a nuestro coche.
Como novedad, tenemos de nuevo un bar en el pueblo. Seis años después ya tienen los vecinos de Campillo abierto el centro de la tercera edad, donde pueden alternar con sus paisanos. Allí nos refrescamos con alguna cerveza y comentamos con los lugareños el tema de los perros que hemos visto. Pronto se hacen cargo al conocer al dueño de la reala y nos dan las gracias por ponerlos al corriente de tal hallazgo.

Nos despedimos de los vecinos de Campillo sabiendo que volveremos. Mas pronto que tarde estaremos de nuevo por sus calles.

Nos vemos por las callejas.

La ruta





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