Pues como viene siendo habitual dentro del pequeño grupete que quedamos de senderistas en Huertas de Ánimas, la ruta marcada en el pueblo de Serradilla es de obligatorio cumplimiento el hacerla todos los años. Es una ruta especial a la que sin duda desde la primera vez que la hicimos la cogimos cariño y ya no pasamos un año sin volver a ella.
Por eso a las siete de la mañana, hora habitual para ponernos en marcha, quedábamos en la plaza de Huertas donde nos dimos cita siete senderistas que una vez montados en los coches, pasamos por el motor para comprar el tan deseado pan de horno de leña, para el posterior y habitual muerdino, que en esta ruta, siempre nos le comemos en un lugar espectacular como es la garganta del fraile.
Pero antes que eso nos separan casi tres cuartos de hora de Huertas de ánimas el pueblo de Serradilla, el cual cuenta en la actualidad con algo mas de mil seiscientos habitantes, los cuales a la hora que nosotros llegamos, se empezaban a desperezar y comenzaban sus tareas domesticas.
En nuestro pueblo la temperatura de ayer por la mañana era sin duda agradable y el termómetro rozaba los ocho grados, que para ser invierno, era una temperatura nada habitual para la época. Si bien es cierto que al llegar a Serradilla, la temperatura había bajado cinco grados de golpe y porrazo, por lo que se puede decir que hacia un poco de frío.
Por eso uno tenia ganas de empezar a caminar y entrar pronto en calor, aunque bien es cierto que la niebla se apoderaba del lugar y hacia que la sensación de frío fuera mucho mayor.
Los primeros compases de la ruta son muy llevaderos y se andan muy bien, incluso diría yo que no ayudan mucho a coger temperatura corporal, sobre todo porque se echan de menos algunas cuestas que sin duda serian muy agradables de subir a primera hora.
Entre nosotros íbamos comentando que la niebla parecía ser cada vez mas espesa y nos preocupaba que al llegar a la garganta famosa del Fraile, la visibilidad no nos dejara apreciar tan maravilloso paraje, que se encuentra dentro del Parque Nacional de Monfrague.
Así que un poco antes de las diez de la mañana, nos encontrábamos en frente de la garganta, la cual este año no llevaba mucha agua. Aun así, es todo un espectáculo el poder contemplarla de frente y a pocos metros de distancia y cerrar los ojos y dejarte llevar por el momento y sobre todo por el ruido del agua.
Como ya os he contado en dicho lugar hay que comerse el muerdino y sentados en unos cómodos bancos de piedra, de los que han construido algunos mas en varios puntos de esta ruta, comenzábamos a degustar las viandas de la tierra, con un poco de frío debido a la niebla, que se negaba a abandonar el lugar.
Menos mal que regamos el muerdino con un buen caldo y este nos ayudo a coger algo de temperatura, antes de que una vez recogido el campamento, nos pusiéramos de nuevo en camino.
La ruta a partir de este punto se empieza a empinar, cosa que nosotros agradecimos de sobre manera, para poder coger temperatura, que al estar sentados tanto rato, habíamos perdido.
Es la parte mas bonita de la ruta el subir justo encima de la garganta y poder contemplar unas vistas inmejorables, aunque hay que decir que la niebla nos privò de ver todo el paisaje completo.
Al coronar la cima nos gusta parar allí un rato y echar un trago de agua, antes de seguir caminando hasta encontrarnos con el camino del Tajo, que nos avisa que el pueblo de Serradilla queda muy cerca.
Pero esta vez y como novedad, decidimos cambiar la ruta habitual y por consenso dentro del grupo, nos desplazamos por la parte de arriba del pueblo para poder disfrutar de nuevo de unas vistas espectaculares del pueblo, gracias a algunos miradores que se han construido de forma muy acertada dentro del Parque Nacional.
El sol hacia acto de presencia y se acababa de tragar a los últimos bancos de niebla, por lo que la temperatura y el olor de la jara del lugar, nos hacia creer que en lugar del mes de enero, bien podíamos estar en abril o mayo, dado que muchas de las flores de esa época lucen ya este mes.
Y tan solo nos quedaba ya la bajada hasta el pueblo, donde nos pudimos topar con un grafiti espectacular que resume la ruta realizada en su fachada.
Una vez en el pueblo, queda la visita a la talla del Cristo de la Victoria donde los mas devotos le piden salud para la familia y poder volver al año siguiente de nuevo.
Nos vemos por las callejas.
La ruta
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