jueves, 21 de enero de 2016

Capitulo 713: Mi amigo Jaime. (Acoso escolar)




Mi amigo Jaime no era nuestro amigo, es mas, era el típico niño del colegio que por ser como era, podía sentirse totalmente acosado por el resto de la clase. Claro que era listo, el mas listo de aquel grupo de niños y niñas que no llegábamos a la mínima nota exigida por entonces, para que nos trataran como niños aplicados. Nos bastaba con ir aprobando a duras penas las asignaturas que por entonces estudiábamos.

Pero Jaime no se conformaba con eso. podía perfectamente enseñar a los maestros de por entonces, los temas que a nosotros nos tocaba aprender. A Jaime no le bastaba con aprenderse los temas, se estrujaba la cabeza para que al día siguiente cuando al resto de la clase les preguntaran, pudiera siempre apostillar algo que al maestro se le escapara. Quizás por eso, a los mismos profesores no les caía nada bien. Un chaval de doce años dando lecciones a adultos que pasaban de los cincuenta. Por eso a Jaime nunca le preguntaban, sabían que podían hacer el ridículo delante del chaval.

A pesar de este hecho, Jaime no podía quedarse de brazos cruzados y en lugar de callar y esperar a que fuera él, el preguntado, comenzó a chivar a los compañeros mas cercanos suyos, las preguntas que aquellos oxidados maestros hacían por inercia a toda la clase.
Se le daba bien el oficio de apuntador y casi nunca le pillaron, sobre todo porque ningún maestro podía esperar que aquel niño, mitad prodigio, mitad vulgar, fuera el chivato de la clase a la hora de apuntar las respuestas a sus compañeros.

Con este hecho se fue ganando a varios colegas en su clase, pero el resto seguían portándose de forma soez con Jaime, sobre todo los que mas peso tenían entre los alumnos, que no querían ser cercanos con su compañero de clase, del cual preferían reírse y burlarse, sobre todo en los recreos, donde se le podía ver día si y día también, pasear por el patio solo y pegando patadas a las piedras, a la vez que deseaba que terminara pronto la hora de descanso. Era raro el día que no tenia que soportar la frase de alguno de los alumnos que jugaban al fútbol en aquellas pistas de cemento, que se reían de él porque no sabia ni darle una pata al balón. Alguna que otra vez intentaron ponerle de portero, para darle algún balonazo durante el partido. Pero Jaime que de tonto no tenia ni un pelo, prefería dejar pasar el tiempo andando de aquí para allá, pensando en la siguiente clase que les tocara y deseando que ese maestro le preguntara a él.

Mi primer encuentro cercano con Jaime fue un día en el servicio, donde emparejamos juntos meando. Allí me di cuenta de que Jaime no estaba bien. Era raro en la clase, que no pedía al maestro salir a orinar y yo allí al lado de él, me fije en que Jaime meaba mas amarillo que los demás niños. Ademas de que su orina olía bastante fuerte.
A pesar de que por el colegio había escuchado de boca de varios niños este tema, nunca le di importancia. Jaime no parecía estar enfermo de nada.
Un día armándome de valor y empujado por los demás compañeros, que me eligieron como portavoz de la clase. Me atreví a entablar con Jaime una conversación mas larga, para de esa forma, averiguar si era cierto que estaba enfermo. Él tan cuerdo y tranquilo como siempre demostraba, no se asusto ante mi pregunta y muy sosegado comenzó a contarme su periplo por los hospitales y su recorrido entre consulta y consulta. Se le veía emocionado al saber que nunca podría ser como los demás alumnos de su clase, que aunque mas torpes que él, se divertían y jugaban mas que lo que Jaime podría hacer en su vida.

A partir de aquel día, Jaime fue mi ojo derecho. Eso si, me toco discutir e incluso pegarme en algún recreo, con amigos de toda la infancia por meterse con él. Como por culpa de su enfermedad no podía jugar al fútbol, le buscamos un puesto en nuestros partidos y como por entonces no había marcador, y a él le gustaban y entusiasmaban las matemáticas, le nombramos el marcador oficial del colegio y bien orgulloso que Jaime lo hacia. De esa manera se fue integrando poco a poco entre todos los niños que anteriormente, se reían y burlaban de él. Con su reloj media el tiempo e incluso si le apurabas en las preguntas, te daba los porcentajes de acierto en los tiros a portería que efectuábamos aquellos compañeros suyos que de la noche a la mañana y por medio de aquella conversación que por suerte tuve con él, cambiamos el concepto a la hora de tratar a Jaime.

Si me tengo que quedar con algún momento especial de aquellos años, recuerdo perfectamente aquel guantazo de nuestro maestro de Francés, que me llevè por defender a Jaime, que anteriormente y por culpa de su enfermedad, le había pedido al maestro ir al servicio y este le negó el salir. No olvidarè jamas las lagrimas de Jaime al no poder aguantar las ganas de orinar, que le llevaron a hacérselo encima y aquellas voces de sus compañeros para con el maestro, entre los que un servidor se encontraba, por cierto, el mas cercano al profesor y que me acarreo ser el primero en cobrar, pero con la satisfacción de que le dejo salir al servicio, a pesar de que fue un poco tarde.
No recuerdo a ningún compañero reírse de él una vez regresò del water, incluso mas de uno fuimos a consolarlo en el cambio de clase y a restarle importancia a lo que había sucedido.

Jaime se nos fue bastante joven, pero nos dejò aquellas magnificas lecciones a todos los que tuvimos la suerte de compartir colegio y aula con él. Sabiendo que deberíamos de haber sido mejores compañeros de lo que fuimos, pero con la satisfacción de habernos dado cuenta a tiempo, que nadie es mejor que nadie, ni mucho menos peor. Que no podemos consentir que ninguno de nuestros compañeros sea acosado por ser diferente a nosotros y que si hay que reírse de alguien en la clase, empecemos a hacerlo de nosotros mismos antes que hacerlo de ninguno de los chavales que se sientan al lado nuestro y que puede que la vida no les trate igual que a nosotros.
Es obligación de todos, alumnos, padres y maestros que el acoso escolar quede como una anécdota que existía en el pasado y que por suerte entre todos hemos sido capaces de erradicarla.

Por ti Jaime, y por todos los niños y niñas que alguna vez, se han sentido acosados de forma cruel por sus compañeros.
















1 comentario:

  1. Todo un acierto tocar un tema que desgraciadamente, ha sido portada ésta semana, así como una auténtica lástima, que no te puedan leer todos los que de una u otra forma, son responsables de que estas cosas sigan ocurriendo.
    De todos modos, si tu mensaje hiciera recapacitar a alguno y pudiera evitar tan solo una situación de ese tipo, no dudo que sería bastante más de lo que van a hacer quienes están realmente obligados a ello.

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