Un domingo más nos pusimos en ruta desde bien temprano. La
ruta elegida para el día de hoy es una ya bastante conocida y habitual dentro
del grupo. Que no por ello deja de enamorarnos y de estar orgullosos de ella
cada vez que la completamos.
Así a las ocho y media de la mañana, con niebla intensa, quedábamos
en el lugar de siempre, la plaza de Huertas, desde donde catorce integrantes
del grupo, nos poníamos en camino.
A pesar de la niebla que nos acompañaba, la temperatura era
buena para andar. Catorce grados marcaban los móviles de algunos de los
componentes del grupo, que dudábamos si seriamos capaces de poder hacer alguna
foto curiosa en la mañana de hoy.
La ruta en si consta de unos dieciséis kilómetros más o
menos, dependiendo de lo que te desvíes de la misma, pero se realiza muy bien
dado que es prácticamente llana.
Comenzando en la plaza continuamos dirección la fuentecilla,
donde la niebla era mas espesa aun si cabe. Atravesando el puente de la autovìa
seguíamos dirección la fuente del caño, donde uno de los componentes del grupo
nos contaba, como los vándalos habían hecho acto de presencia y habían caído
alguna de las piedras dentro de la misma fuente, con lo que tuvo que apañárselas
el sol para volver a colocarlas, una pena que estos energúmenos estén por todos
lados.
Después de beber un trago para curar resacas en dicha
fuente, hemos seguido andando dirección el pozo de San Antón, donde siempre nos
desviamos a ver y enseñar a los nuevos que nos acompañan, el molino de la cerca
de la charca el cual no tiene desperdicio de visitar. Mas aun si ha llovido
algo, como era el caso de hoy.
Hoy tres nuevos componentes se han unido a nuestro grupo, lo
cual nos alegra un montón, puesto que cada vez vamos siendo mas los que nos
ponemos en ruta. Cuidando nuestro berrocal y nuestras callejas, aunque algunos
siguen empeñados en hacerlas suyas.
Una vez visto el molino continuamos dirección el puente del río
Merlinejo, el cual llevaba algo de agua aunque todavía no mucha. Desde allí
giramos bruscamente dirección el Barranco donde una de las nuevas componentes
del grupo, pasó su infancia. Una pena ver como todos los anejos están prácticamente
en el suelo.
Cruzando el río anteriormente nombrado, continuamos hasta el
pozo de la huerta, donde habitualmente cada vez que realizamos esta ruta, nos
comemos el “muerdino de pan”.
Con la barriga llena nos desplazamos hasta el cortijo de “Torregua”,
donde hemos podido contemplar los preciosos jardines y huertas.
Volviendo por la calleja que nos lleva hasta la dehesilla,
nos hemos vuelto a topar con las cancillas que la cortan. Parece ser que no nos
hacen ni puto caso donde nos quejamos y ya está uno un poco cansado de hacerlo
sin ningún resultado.
Una vez alcanzada la dehesilla, ponemos dirección el cancho
de la gaita, en donde nos hemos llevado la sorpresa mayor de la ruta, al poder
ver con nuestros propios ojos un enorme buitre negro, el cual se ha dejado
fotografiar como si de un modelo se tratara.
Después de despertarnos de nuestra pesadilla, hemos
continuado dirección fuente de los borrachos, donde hemos vuelto hacer un
descansito hasta que nos hemos juntado todos.
Lo último que nos quedaba por cruzar era el charco de Tía
Rentera y allí después de escurrir el agua y la bota, poníamos rumbo de nuevo
al lugar de salida. Contentos y con los pies mojados, nos despedíamos de todos
los integrantes del grupo hasta el domingo que viene, donde seguro que volvemos
a patear nuestro berrocal.
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