sábado, 30 de noviembre de 2013

Capitulo 541: Altamirano folk.



Recién venidos de la actuación del grupo local Altamirano, solo puedo decir que me lo he pasado en grande. A los amantes de la música Folk. Sin duda que nos hacen falta mas ratos como el que hemos pasado esta noche.

En un teatro lleno, además de incomodo (nada nuevo bajo el sol), los allí presentes hemos vuelto nuestras mentes en el tiempo veinte años por lo menos, desde que en mil novecientos ochenta y cinco, este grupo de amigos trujillanos decidieran juntarse y grabar varios discos. Según fue pasando el tiempo y se fueron haciendo mayores, los trabajos y estudios de sus componentes los volvió a separar y rara vez se juntaban para volver a cantar. Años después, volvieron a hacer otro intento y estuvieron algunos años mas cantando por toda la comarca, hasta que de nuevo volvieron a separarse.

Hoy gracias a una iniciativa espectacular además de solidaria, que no era otra que ayudar a la asociación de ASPYAM (asociación de padres y amigos del minusválido, para el que no lo sepa), la cual viene sufriendo desde hace ya algún tiempo problemas económicos y la mayoría de sus trabajadores sufre mucho a la hora de cobrar. Por eso la iniciativa de este concierto tiene aun mas valor, puesto que todos sabemos algo de esta asociación, pero son pocos quien de verdad esta implicados en ella.
Hoy con una entrada benéfica de tres euros, seguro que habrán recaudado alguna “ayudita”, para seguir realizando su generosa e impagable labor.


Volviendo al concierto, el grupo trujillano nos ha llevado por todos sus éxitos, además de canciones populares, que sin duda doy fe, que son las que mas han gustado, puesto que he sufrido los cánticos de mis vecinos de butacas, los cuales han disfrutado como el que mas, volviendo a recordar canciones de “quintos”, del “Chiviri”, alguna jota y algunos romances que mediante sus instrumentos, el grupo Altamirano ha sabido elevar a gran escala. El sonido de sus voces no ha cambiado mucho, a pesar de los años y con su gran voz femenina Yolanda, todas las canciones suenan mucho mejor si de fondo son acompañadas por las demas voces.

En definitiva, una gran noche por una gran causa, que pena que el recinto no acompañe para dichos eventos y estos días es cuando echamos de menos de verdad, un lugar en condiciones donde poder desarrollar cultura y que quien la soporte, no tenga que estar con las piernas encogidas y el cuello escondido, para no quitar el ver a los de detrás.

http://www.youtube.com/watch?v=cl7ZRDu6syQ&feature=youtu.be
Gracias al grupo Altamirano y espero que no tarden tanto en volver a dar otro concierto.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Capitulo 540: Ni frío, ni leches.




Hacia tiempo que me había fijado en él. Su forma de resolver los auto definidos y algún que otro sudoku, no me habían dejado indiferente. Apenas veía bien y con sus gafas irrompibles, que veinte años atrás había comprado, seguía apañándose para leer y también, ver un poco la televisión.

Tío Manolo me decía al verme trabajar con este frío y quejarme de ello, que se acordaba mucho de cuando fue pequeño. Su padre antes de tiempo, le quitó de estudiar, aunque a él se le daban fenomenal las matemáticas de por aquellos años, es decir, sumar, restar y multiplicar. Dividir era para gente mas super dotada. La necesidad hizo que tuviera que ayudar a su padre en las tareas que este, tenia asignadas. Durante esta época, el trabajo era hacer picón, entre otras cosas. Por eso cuando daban las siete de la mañana, tio Manolo y su padre, salían rumbo a una de las fincas donde los amos, les habían dado permiso para cortar o podar, como prefieran llamarlo. El permiso era muy relativo, puesto que el acuerdo era que la leña quedaba en la finca y ellos, podían hacer el picón con las "taramas". De dicho picón, un porcentaje también era requisado por los dueños de dichas fincas, por lo que a tío Manolo y su padre, les quedaba poco que agenciar al acabar el día.
Tirando de las riendas de un par de burros que tenían, se desplazaban hasta el lugar. Tío Manolo prefería hacer el camino andando. Decía que montado en la bestia hacia mas frío todavía si cabe.
Su padre sin embargo, era un hombre recio y fuerte y según su hijo, aguantaba el frío como nadie ha llegado a conocer jamas en la vida. Salia de casa montado en el burro y llegaba a la finca montado en el. No le asustaban las heladas caídas ni el aire que mas de una mañana se levantaba de forma desagradable y les acompañaba casi todo el día.

Lo peor de aquel trabajo sin duda, eran las grietas que nos salían en las manos, me contaba tío Manolo. Era imposible lavártelas con aquel agua hecha carámbano, y si lo intentabas hacer algún día, el dolor era insoportable durante el viaje de vuelta. Menos mal que mi padre se apenó de mi y me dejó llevarme una especie de cazuela, donde en una de las piconeras, me atrevía a calentar una poca de agua para poder lavarme antes de venirnos a casa.
Mi padre sin embargo tenia otro remedio mas eficaz. En la primera meada del día, ponía las manos y se las mojaba con la orina. Sin duda para él, aquello era mano de santo y pocas veces le vi quejarse de alguna grieta en sus manos. A mi no me quedó mas remedio que con el paso de los días, imitarle y hacer lo mismo que el hacia, por lo menos conseguí entre esa acción y el calentar algo de agua, que mis jóvenes manos no envejecieran antes que yo.

Para comer aprovechábamos que alguna de las piconeras estuviera apunto de ser apagada. De esa forma la lumbre no era molesta y ese rato estábamos calientes al lado de ella. El cuscurro de pan con el trozo de tocino añejo de la matanza del año pasado, me sabia a gloria. Mi padre siempre me partía el trozo mas grande que el suyo. Decía que yo estaba en edad de crecer y que a el no le hacia falta comer tanto.
Poco rato después de habernos sentado a comer, estábamos de nuevo en pie para apagar la piconera antes de que se nos pasaran las brasas. Creo que ni siquiera parábamos media hora, la noche en este tiempo se echaba pronto encima y teníamos que tener cargados los burros con el picón, antes de que dejara de verse.

Si por la mañana habíamos pasado frío camino de la finca, por la tarde una vez que caía el sol, no te quiero ni contar como se quedaba el cuerpo. El camino de vuelta se hacia interminable y se juntaba el cansancio de todo el día trabajando, con el cansancio de ir andando y tirando de los burros que mas de una vez, tozuda mente se paraban sin querer seguir andando.
Al llegar a casa la cena estaba preparada. Con mis manos llenas de grietas apenas era capaz de coger la cuchara para comerme aquel caldo que llamaban sopas y que sabían a gloria a pesar, de tener agua caliente y poco mas.
No tardaba mucho en acostarme, puesto que al día siguiente había que repetir la misma operación. Lo único que pedía a Dios, era que no hiciera tanto frío como el que ese día había hecho. Pero al día siguiente cuando mi padre me llamaba para levantarme y recién vestido me asomaba a la puerta de casa, me volvía a dar cuenta que el día amanecía igual de frío que el anterior. Con lo que toda la penuria pasada el día anterior, volvía a ser la misma en el nuevo día. Y así un día tras otro, en aquellos inviernos largos como ya no existen.

Al acabar dicha conversación, me di cuenta de que tío Manolo tenia los ojos brillantes y a mi, por arte de magia, se me había quitado el frío que todo el día me había acompañado. Sin duda alguna que me sentí avergonzado de quejarme de frío, ante una persona que tiene la piel curtida por los duros años que le tocó vivir, como si fuéramos nosotros los únicos que hemos pasado algo de frío trabajando...













domingo, 24 de noviembre de 2013

Capitulo 539: Ruta Roja en Monfrague.



A pesar de ser uno de los sitios señalados de nuestra provincia, en los que poder hacer senderismo, hasta el día de hoy nuestro grupo no había pisado este lugar. Por eso había cierta ilusión en hacer alguna de las rutas marcadas dentro del parque.
Para empezar no hemos andado con chiquitas y entre todos, decidimos de realizar la ruta roja, sin duda la más dura de las que hay.



A las siete y media de la mañana, en el lugar de siempre, es decir, la plaza de Huertas, nos dábamos cita los interesados en realizar la ruta de hoy, que ante mi sorpresa, hemos sido diecisiete. Un buen numero de amigos que creo que lo hemos pasado bien, una vez finalizada la ruta.
Como ya dijimos, nos hemos desplazado en nuestros vehículos hasta la localidad de Villarreal de San Carlos, en donde una vez aparcado los coches y colgadas las mochilas, comenzábamos a caminar.
Durante el camino en coche, los termómetros nos advertían del frío que hacia fuera, y alguno de los conductores nos decía que el termómetro había alcanzado la cifra de menos cinco grados en algunos tramos de la carretera. La verdad que la manta blanca que cubría el campo, nos decía que si era posible esa temperatura.




Por eso bien abrigados de pies a cabeza y con algún trago de varios licores energéticos, comenzábamos a descender, entre chozos y casas hasta el puente del Cardenal, el cual ha diferencia de otros años, estaba útil para pasar por el.
En dicho lugar la niebla era intensa, cosa que ya habíamos advertido cuando veníamos en los coches. Aunque bien es verdad que sabíamos que la niebla estaba solo agarrada al río y que mas adelante, no quedaba resto de ella. Menos mal que así ha sido, porque es cierto que dicha niebla, llegaba a mojar nuestras ropas.




Subiendo por veredas empinadas y muy bien preparadas, hemos alcanzado una de las zonas mas altas del recorrido, donde en el suelo, podíamos ver las bellotas caídas de los alcornoques y encinas, además de cantidad de madroños, los cuales habían desaparecido ya de los árboles y eran comida para la fauna del lugar. Un ciervo se oía en la espesura bramar, lo cual nos ha alegrado el momento.
Descendiendo hasta prácticamente el punto de inicio de la ascensión, hemos seguido caminando rumbo al castillo de Monfragüe, donde teníamos pensado comer nuestro muerdino de pan. Hoy un poco mas tarde de lo que suele ser habitual, dado que la ascensión hasta dicho lugar, se ha hecho dura. Y esperándonos unos a otros como siempre hacemos, nos han dado las once justo en el mirador. Un lugar impresionante donde se respira aire puro y se divisa una cantidad de terreno enorme.




Allí buscando el sol, hemos cogido un buen asiento para degustar las viandas. Hoy con mas hambre de lo habitual. Después de dicho momento y de realizar cientos de fotos, hemos optado por descender hasta el salto del gitano, lugar este en donde cualquier época del año, te encuentras gente. Allí hemos descansado un rato para agruparnos y seguir de nuevo por la vereda que va paralela al río tajo.


Cientos de buitres nos despedían en corro mientras nosotros seguíamos caminando en busca de los coches. Al pasar por la fuente del francés, tocaba degustar su agua como manda la tradición. Allí otra vez agrupados, hemos continuado hasta el puente del cardenal, donde varios pescadores desde bien temprano, seguían pacientemente pescando. En unas aguas hay que decir, que mal olientes y desagradables a la vista y el olfato.





La ultima cuesta que nos devolvía de nuevo a Villarreal, se nos ha hecho dura casi a todos los miembros del grupo. Y es que después de una ruta rompe piernas, con muchos escalones que subir y bajar, los casi dieciséis kilómetros que hemos hecho, pesaban ya en las piernas.
 Una vez en el pueblo, hemos quedado constancia en la oficina de turismo, de nuestro paso por Monfragüe, dando los datos del grupo y los senderistas que hemos hecho la ruta.




Sabemos que nos quedan otras dos rutas por hacer en el parque, seguramente que el día que volvamos, las haremos juntas las dos, puesto que una por una se nos hacen cortas.


En definitiva, otra agradable mañana en buena compañía. Deseando que vuelva a ser domingo para volver a estar con los amigos senderistas y patear nuestra tierra, la cual no deja de sorprendernos en todas las rutas y lugares a donde vamos.




jueves, 21 de noviembre de 2013

Capitulo 538: Con los primeros hielos.

Matías se levantó sabiendo que la helada estaba asegurada. La noche anterior el cielo brillaba como hacia tiempo que no pasaba y eso era sinónimo, de que el hielo haría acto de presencia. La primera tarea del día, después de un poco de café negro, era la de cambiar el agua a las aceitunas. Las primeras que había cogido ya las tenia guisadas, y eran reservadas para el día de la matanza. Estas otras, serian mas tarde guisadas y degustadas en fechas posteriores. En fechas navideñas, no estaba de más un buen plato de aceitunas con un mendrugo de pan. Muchas noches era su cena preferida.
El hielo cubría las aceitunas, no era una capa muy gruesa, pero si le fue difícil de romper. Esto es bueno para dicho manjar, pensaba mientras rompía el hielo y con agua del pozo, volvía a rellenar los cubos de aceitunas.

La siguiente tarea era ir al corral de las gallinas, donde estas esperaban ansiosas a que tío Matías les quitara la “alcotana” para poder salir. En estas fechas no ponen las muy jodías, lo mejor será ir desviejando y uno de los gallos, caerá para el arroz del día de la matanza. Las liebres están caras de conseguir, por eso lo mejor será cambiar el menú y comer ese día un buen arroz con gallo de corral.

Tía Juana ya estaba levantada cuando Matías entró por la puerta de casa. Se le veía nervioso, aunque su mujer sabia que todos los años le pasaba igual en vísperas de la citada matanza. Son muchas cosas las que hay que preparar y uno tiene siempre miedo de olvidarse algo para ese día. Pero su salvo conducto mejor para que eso no ocurriera, era sin duda su mujer.

 Tía Juana ya tenia todo comprado, las artesas lavadas, la maquina de llenar estaba deseando de ser usada. El caldero de las migas, esperaba al pie de la chimenea a entrar en acción. Que ricas me quedaron las migas del año pasado, pensaba tía Juana en voz baja. Son trabajosas, pero al ver comer a la gente con ese apetito, una piensa que merece la pena dicho esfuerzo. El arroz del mediodía le preparará su hermana Catalina, tiene mucha mejor mano que Juana para darle el toque justo. Tanta cantidad es difícil de preparar y quedarle bueno.


Tío Matías se acerca al comercio de Eloy, donde este último apura las ventas matanceras. Tiene de todo para dicho oficio. Desde las tripas, pasando por las pimientas dulces y picantes, hasta la arroba de vino importada desde Cañamero y que Matías cargada con ella al hombro, se lleva hasta su casa. A punto de entrar de nuevo en casa se acuerda de que no ha comprado el hilo para atar. Algo queda del año pasado pero es mejor que sobre, que no tener que andar el sábado buscando hilo por las casas de las vecinas.
Al volver al comercio, recuerda que no estaría de más llevarse también una botella de anís, dado que la coñac no se acaba en su casa. El anís es mas para las mujeres. Mientras atan y no, entre cogujón y cogujón, una copita las alegra el día y seguro que como viene siendo habitual años atrás, acabaran cantando aquella canción interminable que decía en su estribillo: “Que toma las tres borrachas, que toma las otras tres…” Catalina será la encargada de comenzar el concierto. Es una mujer muy juerguista a la cual el cante en días de matanza, la gusta más si cabe. Tía Magdalena con su risa contagiosa, pedirá que la echen otro poquito de anís, mientras tía Encarna, a la cual el cante no la gusta demasiado, protestará por lo poco que calienta el brasero que tío Matías, las ha colocado justo debajo de la mesa en la que las patateras y chorizos, son embasados.

Antonio, baja escaleras abajo con un tubo preparado para poner los embutidos en el y luego poder transportarlos con mayor comodidad. Él es el encargado de colgar en la “enramà”. Que bonita está quedando la habitación de la cecina. Con los tocinos ya encima de las camas echas de escobas, que con anterioridad arrancó Matías para la ocasión, casi no coge nada mas en dicho lugar. Los jamones este año son muy grandes, sin duda que a tío Matías le queda mucho trabajo por delante, hasta que dentro de un par de años, la familia les meta el cuchillo, allá para cuando la Virgen del Rosario, aparezca por la plaza del pueblo.

Cuando la matanza toca a su fin y las mujeres casi han terminado de llenar, queda lo mejor del día que no es otra cosa que sentarse todos alrededor de la lumbre, donde tía Petra empezará a contar esos chistes verdes de la época, que hoy en día los cuentan hasta los niños de seis años y que por entonces, estaban casi prohibidos.
Entre risas y algún que otro susto por algún “añurgo” involuntario, el día toca a su fin. Los más pequeños, llenos de patatera hasta los pelos, son requeridos por sus madres para el posterior baño, los invitados y ayudantes van saliendo con algún trozo del guarro y algo mas de alcohol en las venas que cualquier día normal.

Tía Juana y Tío Matías marchan para su casa, cansados y con la satisfacción del deber cumplido, a pesar de que la matanza para los dueños no acaba ese día ni mucho menos…


Abuelos, como se os echa de menos...


domingo, 17 de noviembre de 2013

Capitulo 537: Ruta a la Aldea del Obispo.




Otro domingo mas y van ya unos cuantos, el grupo de amigos de Huertas salimos a patear nuestras callejas y caminos. Es una pena que mediante papeles, haya gente que presuma de que Trujillo posee mas de ochocientos kilómetros en callejas, caminos y cordeles, alrededor de el. Y que cuando te postulas a recorrer parte de esas callejas y caminos, te encuentres lo que nos pasó por ejemplo hoy y que por desgracia no ha sido el único día, y que estoy seguro, que nos seguirá pasando según vayamos recorriendo nuestro paisaje.

A las ocho de la mañana quedábamos en el lugar de siempre, es decir, la plaza de Huertas. Allí nos presentábamos doce valientes que un poco acojonados por las previsiones meteorológicas que daban para el día de hoy, quizás hemos ido demás de “arropados” para lo que solemos ir en cada ruta.
 Con algunas de nuestras mascotas allí presentes, hemos emprendido la marcha dirección charca de Casillas, por donde en realidad, teníamos pensado en un primer momento la vuelta. Pero siguiendo las indicaciones acertadas del secretario del grupo, hemos optado por hacerla al revés. Quizás también porque algo podíamos sospechar de alguna de las callejas por donde debíamos de pasar. Teníamos en mente que el paso del tiempo y el poco paso peatonal por las mismas, daba pie al atropello de dicha calleja.
Y es que la verdad es que estamos un poco hartos de encontrarnos cada vez con más frecuencia este tipo de dueños listillos, los cuales sin ningún tipo de escrúpulos, hacen de nuestras callejas, añadidos a sus fincas. Como si no tuvieran bastante terreno ellos en si.




Así una vez que hemos comenzado la ruta, hemos puesto dirección a la charca de Casillas, no obstante, hemos pasado por el famoso “Canalizo”, el cual no mostraba toda su belleza al llevar poco agua. Una vez realizadas algunas fotos allí, continuamos la marcha con casi todos los miembros del grupo, con los pies mojados, fruto del paso de uno de los mayores atropellos realizados en nuestro berrocal, que no es otro que la autovia hasta Cáceres, en la cual hubo una serie de variaciones en callejas y caminos, que nadie puso freno y ahora pagamos las consecuencias, los que solemos andar por nuestras callejas. A pesar de alguna que otra “pisaera”, las cuales se movían mas que los precios, hemos acabado todos con los pies metidos en el charco.




Una vez alcanzada la carretera de Monroy, hemos continuado por la calleja de Casillas, la cual algún que otro vecino de Huertas algo mayor, nos aseguraba que dicha calleja llegaba hasta pueblos mas lejanos del que queríamos ir nosotros hoy. Seguramente que si los llevamos hasta el lugar de hoy, se les caería el alma al suelo al ver con sus propios ojos, como dicha calleja ha sido absorbida por los anteriormente nombrados propietarios. No es normal que dicho vandalismo pase inadvertido para las autoridades. No me creo que el SEPRONA esté mas pendiente de un cazador furtivo, al cual, seguramente que le sacaran menos dinero, que a los vándalos estos. No quiero pensar mal, pero todo hace indicar que el pasotismo del cual hacen patria nuestros cuerpos y fuerzas del estado, es debido a posibles “untamientos” de los que da solo asco el escribir.
Lo cachondo de esto es que en el día de hoy hemos emparejado con alguno de los dueños atracadores, los cuales al ser preguntados por nosotros, hacen apto de su prepotencia y encima te aconsejan que les cierres “sus” puertas, para que no se les escape el ganado. Que paciencia y escrúpulos hemos criado a lo largo de nuestras rutas, no se lo pueden imaginar ustedes. Que asqueados nos sentimos al denunciar estos atropellos y que caigan en sacos rotos y los atracadores encima, se rían de ti.






El caso es que hoy hemos seguido por la “antigua calleja”, donde faltan hasta las paredes de piedra. Caminando hemos continuado guiándonos por los antiguos “Mojones”, los cuales servían antiguamente de limite para callejas, cordeles y caminos.
Justo en la mitad del recorrido hemos optado por buscar un buen lugar para comernos nuestro ya habitual “muerdino” de pan, el cual en este tiempo esta aun mejor si cabe. Allí hemos podido disfrutar de nuestra gastronomía, la cual hemos dado a degustar a nuestro invitado especial que nos acompañaba en el día de hoy. Que decir y escribir de nuestro amigo Jesús. Un tío autentico, amigo de sus amigos y que siempre está ahí cuando te hace falta. Tenia ganas de acompañarnos en una de nuestras rutas y hoy ha hecho realidad sus ganas.





Una vez levantado el campamento, hemos continuado hasta el cordel, el cual ya conocemos de anteriores rutas. Desde allí hemos puesto rumbo hasta el Venturro, donde vivieron bastantes años, los abuelos de uno de los miembros del grupo. El cual le hace mayor ilusión recordar dicha historia.
Desde allí ha sido un paseo el que nos quedaba hasta nuestro pueblo, tranquilamente le hemos realizado parando varias veces para refrescar nuestras gargantas y entre chistes y cuentos, hemos alcanzado nuestra meta. Dieciocho kilómetros después llegábamos a la plaza, donde nos despedíamos hasta el domingo que viene, el cual, queremos ir a Monfragüe.

Una ruta más en la que nos traemos sensaciones opuestas. Bonito lugar, bonitas fotos y el mismo atropello de siempre. Una pena.





Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

  Santoña, Santander, Santillana del Mar. Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal...