Sin duda alguna que la ruta realizada hoy, era una de las
que nos ha quitado el sueño en los últimos meses. Desde aquel primer día que
hicimos la ruta de las mini-centrales y vimos a lo lejos la entrada de esta
cueva, se nos metió en la cabeza a todos los miembros del grupo, el realizar
dicha ruta.
Pero la ruta de hoy de fácil no tenía nada, es más, algunos creíamos
que daríamos el paseo en balde, puesto que nos mosqueaba mucho, lo escarpado
del terreno y la cantidad de piedras sueltas fruto de la erosión. Con todo eso,
esta mañana a las siete en punto, siete miembros del grupo nos animábamos a
realizar esta ruta. Hoy varios miembros se han quedado atrás y nos ha dado
mucha pena a los que hemos ido, puesto que dicha ruta, aparte de lo dificultosa
que es, merece mucho la pena hacerla.
Casi una hora después de salir de la plaza de Huertas, llegábamos
al lugar elegido para comenzar la ascensión. No teníamos muy claro al principio
por dónde empezar, puesto que nos daba igual mirar a un lado o a otro, por todos
lados estaba muy empinado el terreno y la maleza abundaba por toda la sierra.
Unos señalaban un lugar, otros señalaban otro, el caso que por una “verea” que
se veía algo marcada seguramente que por los animales de la zona, hemos comenzado
a subir.
Hoy sin duda alguna que no era día de llevar pantalón corto,
los que le hemos llevado, al acabar la ruta llevábamos las piernas muy marcadas,
fruto de la cantidad de “jaramagos” que había en la ascensión.
Los primeros
compases de la misma han sido muy duros, la “verea” desaparecía por momentos y teníamos
que ser nosotros quien eligiéramos por donde seguir ascendiendo. Los siete íbamos
a buen ritmo, en mitad de la ascensión nos hemos separado y antes de seguir
ascendiendo, nos hemos esperado para juntarnos todos de nuevo. Estas rutas tan
complicadas es mejor hacerlas juntos, de esa manera evitamos disgustos.
De los siete senderistas de hoy, tengo que mencionar
obligatoriamente a la única mujer que se ha atrevido a venir. Mara es una mujer
con los ovarios bien puestos. Seguramente que son pocas las elegidas que se
atrevan a subir por donde hoy nos hemos encaramado. Ella disfruta como el que más
y nunca se amilana ante ninguna adversidad. De la mano de su amigo J.F., va
siempre bien escoltada.
Debajo de una encina nos parábamos a beber agua. Sabíamos
que la cueva no debía de estar muy lejos de donde nos encontrábamos, pero al no
ver la entrada, nos tenía un poco preocupados. Además que a partir de ese
lugar, comenzaban los riscos y el paisaje cambiaba totalmente. Las vistas
comenzaban a ser espectaculares y un cosquilleo nos recorría nuestros estómagos
al saber que nos quedaba poco para dar con la cueva. El miedo que teníamos algunos
era que al coronar alguno de estos riscos, el terreno se cortara verticalmente
y las posibilidades de seguir ascendiendo se nos evaporaran. Por suerte no ha
sido así y cruzando por mitad de un cañón espectacular, que bien podía ser
escena de cualquier película del lejano oeste, hemos llegado justo debajo de la
entrada a la cueva.
La preocupación se ha apoderado de nosotros al comprobar que
la subida hasta la cueva era casi imposible. Algún miembro del grupo lo
intentaba por la derecha, otros optábamos a hacerlo por la izquierda, lugar por
el que hemos comprobado rápidamente que era imposible subir. El mejor escalador
del grupo, ( Jose Fernando) ha tenido el honor de ser el primero en coronar.
Los demás, nos lo hemos pensado mucho, puesto que por lo menos, servidor, no está
muy ágil para estos menesteres, pero el pensar donde estábamos y lo que nos había
costado llegar hasta allí, ha podido más que el miedo. Así los demás senderistas
hemos seguido sus pasos hasta llegar a la cueva. La única pena que nos queda a
todos es que nuestra mujer del grupo, no ha podido subir. La verdad que es
peligrosa la subida y sin “aperos” para la ocasión, no merecía arriesgarse.
El ponerte delante de la entrada de la cueva y ver su
interior es una sensación casi indescriptible. A mí me venían los recuerdos del
último morador de la misma, el cual huido de la ley, moraba en dicha cueva.
Juan Caldilla fue un maqui que encontró refugio en esta cueva. Sin duda alguna
un lugar privilegiado desde donde se divisa una cantidad de terreno impresionante.
Me imaginaba a dicho hombre subiendo y bajando por donde lo hemos hecho
nosotros a duras penas.
En el interior de la cueva se dice que existen pinturas
rupestres, nosotros después de explorarla de arriba abajo, no hemos encontrado
ninguna. Lo que si hemos comprobado cómo había nidos de vencejo en su interior
y algunas muestras de nidos antiguos de algún buitre, que por allí abundan en
cantidad.
Después de permanecer unos diez minutos en la cueva, hemos
optado por descender hasta el lugar donde nos esperaba nuestra compañera. Si
subir se hacía difícil, bajar para mí ha sido de total acojono. Sin duda alguna
que si voy solo hubiera hecho noche allí, pero gracias a mis compañeros que me
han ido guiando, he sido capaz de alcanzar de nuevo el suelo, el cual he besado
estilo “papa”.
Una vez colgadas las mochilas y después de elegir por donde bajaríamos,
hemos comenzado el descenso, el cual por culpa del pasto existente y de la “pringue”
de la jara, ha sido una aventura peligrosa. Creo que ninguno se ha librado de algún
resbalón con su posterior culetazo, además de las rozaduras con arbustos y
ramas.
El terminar dicho
descenso tenía como premio el bañarnos en la presa de la garganta de
descuernacabras, la cual no conocíamos hasta la fecha, pero gracias a un buen
amigo que nos explicó donde estaba, nos ha sido muy fácil dar con ella, puesto
que hemos acabado el descenso de la cueva justo delante de la ”verea” que lleva
hasta el charco.
El agua estaba algo fría, pero para nosotros que íbamos ardiendo
después de las dificultades que habíamos pasado, nos ha sabido a gloria dicho
baño. Además que si después de bañarte tienes la oportunidad de poder compartir
las viandas de todos los domingos, no se podía pedir más al día de hoy.
Sin lugar a dudas que la ruta de hoy quedará en nuestras
memorias para siempre. Podremos decir que nosotros estuvimos en dicha cueva un día
de julio del año dos mil trece.
Al finalizar el baño y el rato del bocadillo, hemos
emprendido la marcha hasta los coches que por suerte, no habíamos aparcado muy
lejos del lugar. A esta hora todavía tengo en mente lo vivido hoy y me siento
orgulloso, de que junto a mis amigos del grupo, sabemos apreciar las maravillas
que esconde nuestra tierra y que seguiremos muchos años más, conociéndola a
fondo.
Extremadura es impresionante y aquel que lo dude, que venga
y compruebe que a nadie se engaña…
¡Impresionante! ¿tenéis el track de la ruta?. si fuera así nos gustaría que nos lo enviarais.
ResponderEliminarLo sentimos mucho, ha sido la única ruta en la que no hemos llevado gps ni nada por el estilo. Un saludo.
EliminarAmigo Marcos, ya hace muchos años un total de once, nosotros tres y concretamente con nuestro hijo que por entonces tenia cinco años decidimos realizar dicha ruta y la terminamos con éxito abordándola desde el camino del Robledillo, ascendiendo por la Calva de de frente a la entrada de la Cueva. El regreso lo realizamos cresteando la sierra en dirección a la carretera de Campillo, concretamente en lo alto del Collado del Puerto. Esta es la mejor opción y más cómoda para ir a la cueva. Además la ruta la dejamos marcada con hitos de piedra que perduran con el tiempo, ya que solemos realizar dicha ruta casi todos los años por su gran belleza. La mejor fecha es en primavera antes de que los Buitres empiecen a anidar en el roquedo.
ResponderEliminarOs recomiendo otra ruta con mucho atractivo entre Castañar de Ibor y Fresnedoso de Ibor es la de los Canchos de Vadillo, espero que si la realizáis os guste.
Apuntada queda para este otoño o primavera. La verdad que tenemos ganas desde hace tiempo de ir a Castañar, donde nos han hablado maravillas del paisaje de por allí. Gracias de nuevo.
ResponderEliminarHola.mis padres son de Campillo de Deleitosa,y siempre es muy comentada esta cueva en el pueblo,ya què varias personas en su dia,subieron.Yo la conozco desde lejos de pequeño,ya que mis abuelos siempre me hablaban de ella.(Nunca la escale, pero he estado en la central electrica què hay cerca, què en su dia funciono.Una ruta muy bonita y espectacular,mi padre si ha estado dentro,saludos
ResponderEliminarNo he visitado nunca la cueva. Pero cuenta que esa sierra la tengo que patear.
ResponderEliminarBuen reportaje.
Un saludo desde Cañamero
Juanma