domingo, 24 de junio de 2012

Capitulo 306: Crónica de un fin de semana con anginas




A pesar de ser propenso a tenerlas bastantes veces, hacía varios años que me había librado de padecerlas. La última vez fue unas fiestas del Rosario que me tuve que pasar el último fin de semana metido en la cama, quizás pueda hacer cuatro o cinco años por lo menos.

Y es que hasta que uno no está malo, no sabe apreciar la salud por mucho que te cuenten.
Todo empezó el viernes como el que no quiere la cosa, no me dolía nada, en ningún lugar del cuerpo, ni garganta, ni músculos, absolutamente nada, era un día cualquiera más. Después de currar empecé a sentir algo raro en la garganta al tragar, pero yo lo achaqué al agua fría que habíamos estado bebiendo todo el día para combatir el calor que hacía, un par de calambucos antes de cenar y para casa. Antes de acostarme ya me empezó a doler los riñones y me acosté antes de mi hora normal.

El sábado tenía pensado hacer alguna cosa aquí por casa y me acosté con esa “machaquina” metida en la cabeza. Creo que eran las tres de la mañana cuando me desperté arrecio de frio y con un dolor de garganta impresionante, era tal el dolor que no podía tragar ni agua para tomarme el antibiótico, busque el termómetro para ver la fiebre que tenia, aunque más o menos sabia que debía de ser bastante, me le puse y así era, 38 y medio. Que malo se tiene que poner uno pa morirse, es lo único que pienso cuando estoy jodido. Empezaron las pesadillas de la fiebre, veía fichas de algún puzle por toda la casa y yo tenía que ir montando dicho puzle, pero no podía, según me acercaba a por las fichas, desaparecían o se retiraban de mi alcance. Sudar y sudar, de pronto, frio, mucho frio, tiritar y venga a tiritar, las cuatro, las cinco, las seis, todas las horas del reloj fueron pasando delante de mis ojos y cada vez más malo.

Serian las nueve de la mañana cuando intenté levantarme un rato de la cama, la espalda me dolía un montón, fui capaz de beberme un café y tomarme más medicina para la fiebre y todo eso y cuando creía que estaba algo mejor, empezó a subirme la fiebre otra vez, derecho para la cama otra vez. Dormía un rato, otro rato me despertaba y ponía la televisión del dormitorio, no me gustaba nada de lo que había, de pronto frio, al rato sudando pero a la vez muerto de frio, que sensación más rara.
Sin poder comer nada estuve todo el sábado (menos mal que uno tiene reservas), era imposible tragar algo que no fuera liquido. Viendo la tele aguanté hasta las doce o así que me acosté con algo de fiebre todavía, la noche la pase medio tranquilo y sin apenas fiebre. Hoy domingo cuando creía que estaba mucho mejor sin fiebre ni nada, acabo de ponerme el termómetro justo cuando estoy escribiendo esto, y vuelvo a tener 37 y medio, que mal rollo.

En cuanto me ponga bueno, pienso disfrutar del día a día siempre, porque estas cosas que nos pasan son para darnos cuenta de lo bonito que es vivir sin ningún dolor ni sin ningún tipo de malestar.
Por eso desde aquí quiero invitaros a que hagáis lo mismo, disfrutar de la vida mientras podáis, que cuando vienen los males se está muy jodido.

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