miércoles, 19 de octubre de 2011

Capitulo 225: El buen samaritano.




                                      
Primer domingo de fiestas, después de una abundante cena en casa de la suegra, me dispongo a ir a la actuación de la plaza, los peques se van con mis padres para dentro y la parienta y yo a por las entradas, pero…………..los bonos están en casa!!!!!.

Me dice que se acerca ella a casa a por ellos y yo mientras la espero por allí arriba, quedamos en eso, pero en el último momento la digo, voy contigo!!
Según íbamos camino de casa iba toda la gente que vive en los aledaños al Pilar Viejo camino de la plaza, nosotros andando deprisa por que llegábamos tarde; a la altura de donde empezaban las vallas que se ponen para los encierros vemos un bulto en el suelo, mi mujer me dice:

_Quien es aquel que está tirado en el suelo??

_ Donde?? Le contesto yo, no había conseguido ver nada todavía.

_Allí en el suelo, hay un hombre que se ha caído y está allí tumbado.

Al principio me asusté, pensé que era una persona mayor que con lo poco alumbrada que estaba aquella zona, se había tropezado y había caído al suelo, aligeré la marcha para llegar rápido hasta donde estaba la persona caída y enseguida le conocí.

_Que te ha pasado, le pregunté.

_Ay, ay, ay!!!!! Fue la única respuesta que me dio.

_Estas bien?? Te duele algo??

_Mis gafas, donde están mis gafas me preguntaba con voz de persona perjudicada por el alcohol.

Las cogí del suelo y se las di, el seguía a cuatro patas en el suelo buscando ahora su gorra.
Después de reñirle un poco como si fuera yo la persona mayor y él un niño que ha liado alguna, me dispuse a levantarle del suelo, he de decir que hubo una persona que llegó a la vez que yo al lugar de los hechos y que también se intereso por él, aunque fui yo quien le dijo que me responsabilizaba de acercarle a casa, que no se preocupara…………… en la hora que yo dije nada.!!!

Como pude le agarré de la cintura y le ayudé a ponerse de pie, estoy seguro que su peso era de más de noventa kilos en estado normal, en el estado en que se encontraba, podía pesar veinte kilos más tranquilamente.

Al ponerse de pie no me di cuenta de lo verdaderamente perjudicado que iba, le dije a la parienta que se acercara ella a casa, mientras yo le acercaba a este señor a su casa, que aunque no vive muy lejos de allí, se me hizo eterno el recorrido.

Agarrándole con un brazo por la cintura y con el otro de uno de sus brazos, iniciamos el camino de su casa, la verdad que los primeros metros los hicimos a una velocidad moderada para el estado en el que iba, me venía diciendo que él me conocía y que le estaba haciendo un gran favor, que no sabía cómo me lo iba a pagar, pero que tuviera en cuenta que lo haría de una manera u otra. Yo solo le decía que se callara y que anduviera más deprisa, pero qué coño iba a andar si no sentía las piernas, fue de momento que se empezó a poner más “pesòn” y más torpe todavía andando, yo le decía que si estaba peor o que si le había dado algo, pero su estado ya no le deja pronunciar como antes y era muy difícil entender lo que me decía.

A unos cien metros de la salida se produjo la primera caída, mira que iba yo con cuenta de que podía pasarnos, pero me fue imposible sujetarle, es más, casi me caigo yo por evitar su caída.

_Déjame aquí, me decía!!!, ya se me pasará!!!

_Venga, vamos arriba le decía a la vez que le volvía a coger por la cintura, esta vez se me hizo casi imposible levantarle, miraba hacia los lados con la esperanza de que pasara alguien que me ayudara, pero no hubo suerte, así que como pude le volví a pasar la mano por la cintura y empecé a cargar con el camino de su casa.

Ahora me iba susurrando que él se ponía en esas condiciones por culpa de la mujer, que no le comprendía a él, yo me tenía que reír pensando en la bronca que se iba a llevar por parte de la mujer cuando le viera a parecer en esas condiciones, le advertí que yo le dejaría antes de llegar a su casa, que no me gustaba que me viera su mujer llevarle y tenerla que dar explicaciones.
Unos cien metros antes de llegar a su casa me encontré con unos vecinos suyos, que me dijeron que si me ayudaban a llevarle, a lo cual me negué puesto que ellos iban a la plaza y llevaban a su hija y no era plan de que viera aquella estampa, así que les dije que me apañaba yo solo. No sé si fue al oír estas palabras pero el cuerpo inerte al cual iba agarrado se volvió a desplomar al suelo, esta vez no pude evitar caerme con él a pesar de todos los esfuerzos que hice, lo único que pensé era como le iba  a levantar, puesto que las fuerzas habían desaparecido de mi cuerpo y el hombre estaba ya para pocas.

Después de dejarle un rato  allí sentado en el suelo, el cual aprovechó el para aliviar gases, ¡!la Virgen Santa!!! Pero que gases, aquello parecía la “Mas cleta” Valenciana!!! Le volví a levantar del suelo, ya me quedaba muy poco para llegar a su casa y empecé a pensar donde le iba a dejar para que no le fuera muy difícil de llegar solo, vi que tenía un “poyo” delante de su casa y pensé que allí era el mejor sitio, así que fuimos hacia allí, lo que tardé en soltarle para que se sentara un rato allí, volvió a caerse al suelo, esta vez estuve a punto de dejarle allí y llamar a su puerta, para que saliera la mujer a por él, pero me volvió a remorder la conciencia y volví a levantarle del suelo, como pude le senté en el “poyo” y me fui en busca de la mujer, que ya se la hacía que tardaba, no me hables la contesté, no me digas que he tardado que vengo agotado!!!

Estuve toda la noche con un dolor de espalda igual que si hubiera estado todo el día cogiendo aceitunas; al día siguiente a mediodía más o menos, entré en uno de los bares del pueblo para tomarnos unas cervecitas y sabéis a quien me encontré dándole al vino nuevamente como si no hubiera pasado nada………………!!!!!!! El mismo que viste y calza!!!!!

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