Pues una vez más y van unas cuantas, volvimos a ponernos en la carretera. La verdad que entre viaje y viaje a pesar de ser cada cuatro meses mas o menos, pasa el tiempo volando y te das cuenta de ello cuando te encuentras a compañeros que siempre te dicen lo poco que queda para irnos a conocer lugares nuevos y uno empieza a ponerse nervioso, como si fuera el primer viaje que hacemos juntos.
El lugar escogido por nuestra organizadora fue el nacimiento del río Cuervo, lugar que está a una hora más o menos de Cuenca.
A eso de la una de la madrugada quedamos para salir, aunque ya sabemos que a nosotros nos suelen recoger unos veinte minutos después en la "rotondina." Allí vamos comentando lo que tenemos por delante durante todo el fin de semana, si te has preparado para la ruta, si nos lloverá, si llevas alguna chuche para el camino etc.
Llega el bus que conduce nuestro amigo Chencho y toca jugar al Tetris con las maletas y mochilas. Poco a poco nos vamos acoplando en el bus que una vez más llevamos completo. Somos muchos los que repetimos en todas las rutas y bastante gente que se queda sin poder venir. Otra vez será les decimos cuando nos preguntan por las plazas y es que quien se monta con nosotros suele repetir.
Nosotros nos lo montamos de lujo en los viajes, nuestra música con DJ Jota Efe, que el único requisito que pone es que el que cante tiene que estar de oreja o poco le falta para entregar la pellica. Nuestras "jeterias" tampoco faltan y es que en los viajes ante el aburrimiento, lo único que te entra es hambre....y sed.
La parada necesaria para evacuar y que la gente estire las piernas, los fumadores maten el vicio y algún café al que no le afecte para dormir, ( los que duermen).
Ya nos va quedando poco y el cuerpo lo sabe. El pueblo de Tragacete nos recibe de noche aún y nos da tiempo para desayunar algo antes de comenzar a caminar, aunque el lugar del desayuno hay un poco de descontrol con las camareras...
El guía nos dice que no podemos irnos sin ver una catarata que existe cerca del pueblo y que el bus nos puede dejar justo donde empieza la vereda, así que la mayoría decide bajarse a ver esta maravilla de la naturaleza.
Son unos veinte minutos entre ir, hacerse fotos y volver, luego los que vamos a realizar la ruta continuamos subiendo por la carretera hasta llegar a la senda que debemos coger. Vamos veinte y el guía, el cual nos trató estupendamente, explicando cada una de nuestras dudas y siempre pendientes de todos nosotros.
La ruta comienza con dos o tres subidas pronunciadas, puesto que debemos alcanzar algo más de mil seiscientos metros, pero con paciencia y contemplando el bosque de pinos, el cual pertenece al ayuntamiento de Cuenca el cual según nuestro guía, explota y comercializa la madera llegando a cortar unos seiscientos mil pinos al año. Así el bosque está perfectamente cuidado aunque todavía se ven pinos en el suelo, los que tumbó la nevada de 2.018 en la cual se alcanzó por aquella zona una altura de nieve de un metro ochenta centímetros.
Cuando llegamos a la mitad de la ruta, cuando lo que nos queda ya es solo bajar relativamente, decidimos comernos el muerdino. Pero el agua se niega a darnos tregua y debemos levantar el campamento antes de lo que nos hubiera gustado. Había ratos que apretaba un poco más, pero en general no fue una lluvia molesta para caminar.
Llegamos hasta el nacimiento del río Cuervo donde finalizaba la ruta y donde nos esperaba el bús junto a la gente que no había realizado la ruta. Nos dio el tiempo justo de llegar hasta las cascadas, hacernos la foto y volver rápido al bus para poner rumbo a Cuenca, donde teníamos el hotel concertado.
La ciudad de Cuenca está en un cerro, cosa que yo no sabía, así que nos dimos buenas tupas de subir cuestas el sábado y el domingo, para ver todo lo mas importante y bonito de la ciudad. Muchos incluso tuvieron tiempo de tirarse por una alucinante tirolina que te hacía ver unas vistas de la ciudad impresionantes. Las casas colgadas parecen otra cosa cuando las ves en directo, te las esperas con salientes más pronunciados y luego allí es otra cosa. Pero con todo es un lugar precioso y desde el puente las vistas son preciosas y de noche más aun.
La catedral es chula y tomarte una cerveza en la plaza mirando hacía ella, te reconforta.
Quedamos para comer en uno de los bares que están justo al salir de la plaza dirección hacía el puente, donde comimos bastante bien y de precio asequible. Es difícil ir quince personas juntas para comer, sentarte en alguna terraza o cualquier otra cosa, pero nosotros siempre conseguimos estar todos juntos puesto que de eso se trata.
A las cinco hay que estar en el hotel para recoger las maletas y volver a montarnos en el bús para volver a nuestras casas. Allí comentamos lo que ha hecho cada grupo de amigos con los que llevamos ya una veintena de rutas y de ciudades, con los que da gusto compartir estas excursiones.
La vuelta como siempre, nuestra música y nuestras tonterías de la "cofradía", que suelen hacer gracia a todo el bus, aunque siempre hay ovejas negras como en todos los rebaños.
Y después de ver llover durante parte del camino, llegamos durante una tregua para que no nos mojemos hasta llegar a casa.
Un viaje de diez, con un guía cojonudo, un hotel guapo y cena y desayuno de lujo, todo sobre la responsabilidad de nuestra Paqui, que hace nuestros sueños realidades.
Nos vemos en la próxima, por tierras malagueñas donde seguiremos disfrutando de este vicio que es el senderismo y el turismo.
P D:
Corría el año 2016 cuando al grupo de senderismo al cual pertenecía decidió que ya iba siendo hora de salir fuera de nuestro entorno a realizar alguna ruta de prestigio nacional.
El grupo se fijó en la ya famosa del Caminito del Rey, la cual estaba en pleno auge y era difícil comprar entrada para realizarle. Por eso lo mejor era ponernos en contacto con alguna agencia y preguntar la posibilidad y el precio de aquella famosa excursión. Pronto nos pusimos de acuerdo con Paqui quien además de organizar nuestro viaje, logró llenar el autobús con gente a la cual le gustaba también el senderismo de Trujillo y alrededores.
Lo que para nosotros fue un deseo, aquel dos de julio del año dos mil dieciséis se hizo realidad y logramos completar aquella maravillosa ruta. Fue tal el éxito de aquella excursión que empezamos a organizar varias rutas más. La mayoría de los que fueron a Málaga se apuntaron a la siguiente en la que ya decidimos que debía ser un fin de semana entero, donde nos diera tiempo a conocer el lugar donde realizáramos dicha ruta.
Así, poco a poco fuimos haciendo un grupo de senderismo el cual nos fuimos conociendo en cada viaje un poco mejor, sabiendo de que pie cojeaba cada uno y disfrutando de cada minuto en el que estábamos juntos. A parte de algún que otro encontronazo lógico por otra parte al ser cada uno de su padre y de su madre, hemos ido conociendo decenas de rincones por toda la geografía española y portuguesa caminando por decenas de rutas unas mas bonitas que otras y algunas mas duras que otras pero hemos sido capaz de completarlas todas las que nos hemos ido proponiendo.
De algún viaje hacia acá hemos ido comprobando como a estas excursiones que se preparaban con la intención de hacer senderismo, se ha ido apuntando gente que su intención es hacer turismo por la ciudad en la cual nos quedamos a dormir y que no desean caminar ni hacer estas rutas, bien por una cosa o bien por otra. El caso es que los senderistas entre los que me incluyo nos sentimos presionados a la hora de hacer las rutas, poniéndonos hora de finalización con lo que puede dar de si una de estas rutas, en las que pueden pasar decenas de percances los cuales nadie tiene previsto y que no se camina igual teniendo que ir pendiente del reloj para terminar cada ruta. Si una ruta se alarga más de la cuenta ya es culpa de quienes la hemos hecho y sobre nuestras espaldas recae el peso de hacer esperar a quienes no vienen a caminar y nos esperan donde empareja, cuando desde siempre la prioridad debe ser para los senderistas y si se tarda más en la ruta, pues quien tiene que aguantar es quien no quiere caminar y no lo contrario, puesto que estas excursiones son para hacer SENDERISMO. Haber si poniéndolo en mayúsculas se me entiende mejor.
El comportamiento dentro del autobús por la parte que me toca con los que voy, ha sido el mismo desde dos mil dieciséis, disfrutar desde el minuto uno que nos montamos en cada autobús y si no se duerme pues ya lo haremos a la vuelta, que tenemos cuatro meses hasta la siguiente ruta y la verdad que quienes nos han acompañado siempre, saben que somos así con nuestras virtudes y nuestros defectos, con nuestra música y nuestros cantes, con nuestros chistes y con nuestros cuentos, respetando a los acompañantes e intentando hacer cada viaje mas corto y ameno.
El grupo en el que me incluyo seguirá yendo de excursión si se le respeta como es o como somos mejor dicho y espero y deseo que en las siguientes excursiones se de prioridad a los senderistas y si una ruta termina mas tarde y hay que comerse un bocadillo por no llegar con hora a ningún restaurante, pues es lo que toca. No nos parece bien que se nos mire y trate mal por querer bebernos una cerveza al terminar las rutas, cosa a la que tenemos derecho sea la hora que sea.
Bien clarito estupendo Marcos
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