martes, 13 de diciembre de 2016
Capitulo 789: Dios da pan, a quien no tiene dientes.
En el camino de regreso ni siquiera hemos hablado. Esto duele mucho, cada vez mas; las esperanzas se van perdiendo a pasos agigantados y nos cuesta horrores volver a decidir una fecha para volver a pasar por el mismo trance. ¿Y si vuelve a ser negativo...??
Los cincuenta kilómetros que nos separan de la clínica se hacen eternos, tanto en la ida, por no saber la respuesta, como en la vuelta, trayéndonos encima el peso de la solución. Ni siquiera la radio del coche logra distraernos a los dos. La miro de reojo y veo en su rostro la tristeza de una madre frustrada, con lo felices que seriamos si lográramos conseguirlo. No me la imagino amamantando a su bebé.
Se que ella de vez en cuando tan bien me mira. Quiere decir algo pero a ultima hora desiste. Prefiere continuar callada y tragando saliva, como si eso la hiciera olvidar la respuesta del doctor. La quedan por pasar días muy duros, puesto que desde que vamos a consulta, hasta que nos dan el resultado, siempre nos hacemos a la idea de que esta vez es la buena. Que por fin vamos a tener suerte y no pasa el día, que soñemos con ello. Dice nuestro médico que es mejor eso que ser negativos, pero visto el resultado, creo que da igual.
Ella no quiere adoptar. Mira que se lo he propuesto un montón de veces, que podíamos ir a informarnos y depende de lo que nos digan, seguir con ello o desistir. Pero se niega a acompañarme. Yo estuve un par de veces para exponer nuestra historia, pero al ir solo, no me hicieron mucho caso, así que lo dejé y cerré esa puerta a cal y canto, sin saber quizás que es la única salida que nos queda.
Llegas a casa y te la encuentras vacía. Sin ningún solo ruido te adentras en ella y pones la televisión mientras comemos. Seguimos sin apenas dirigirnos la palabra y en lugar de comer, damos vueltas a los platos sin meternos nada en la boca. La pregunto si quiere algo de postre aun sabiendo su respuesta, pero necesito que me hable para poder empezar lo antes posible a olvidar.
Las noticias de la televisión nos ayudan poco. Siempre te das de bruces con alguna historia con niños de por medio y los dos nos quedamos ensimismados como si esos niños, fueran familia nuestra.
Suena el timbre, bajo a abrir y es la vecina, que nos hace el favor de quedarse con nuestro gato mientras no estamos. Es muy peligroso dejarle solo en casa porque es un enredoso y jugando, siempre nos lía alguna.
La hago pasar para de ese modo distraiga un poco a mi mujer. Ella sabe por lo que estamos pasando y solo con ver nuestras caras sabe que otra vez no ha habido suerte. Pero a pesar de ello siempre nos anima y logra sacarnos una sonrisa. A la próxima seguro que si!!
Se sienta un rato con nosotros a tomar café y nos cuenta los últimos acontecimientos del pueblo. No se como se las apaña pero se entera de todo siempre, mucho antes que nosotros.
"La que se ha marchado de casa es fulanita!!! y ha dejado al marido y a los hijos atrás. Ha conocido a no se quien y con él se ha ido. Hay que tener bemoles para dejar atrás a tus hijos..."
Miro a mi mujer y veo como las lagrimas asoman por sus preciosos ojos. Piensa lo mismo que yo en esos momentos y la vecina se disculpa al darse cuenta que nos ha herido al contarnos ese chascarrillo.
No te preocupes, la dice mi mujer, es que estoy muy sensible ahora mismo y me ha emocionado la historia. Fíjate lo que seriamos capaces de dar nosotros por ser los padres de esos pobres niños y ella... Ella no tiene nombre.
Esta claro cariño que Dios da pan a quien no tiene dientes...
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