lunes, 21 de marzo de 2016

Capitulo 724: Desmontando historias inciertas.



El pasado sábado día del padre, tuve la oportunidad de acercarme hasta el estadio Julian Garcia De Guadiana para presenciar el partido entre el equipo local, el Trujillo y el equipo del Navalmoral el cual hacia de visitante. Este partido pertenecía a la jornada numero veinticuatro del grupo primero de la Regional Preferente. Hasta la fecha el Trujillo comparte liderato junto con el Plasencia, ambos conjuntos con cincuenta y un punto, gracias a la victoria por dos goles a uno conseguida dicho día sobre el Navalmoral.

Hasta aquí todo seria mas o menos normal, el partido se desarrollò como los últimos que viene jugando el Trujillo en su feudo. Rivales inferiores cerrados atrás  esperando alguna contra o alguna jugada de estrategia. Ademas de perder todo el tiempo que los nefastos árbitros que existen en esta categoría, les dejan hacer. Al filo del final del primer tiempo se adelantò el Trujillo y nada mas comenzar la segunda parte, volvió a perforar la meta Morala con un extraño gol que a todos nos pareció desde nuestra posición, un autentico golazo del nueve Trujillano Wily, y que vistas las imágenes después parece que tocò en algún defensa antes de coger una extraña parábola e introducirse en la meta rival, ante el asombro del portero visitante el cual cuajò un buen partido.

Cuando quedaban unos veinte minutos mas o menos se empezaron a mover los banquillos y en uno de esos cambios del equipo visitante, salto al campo un jugador de raza magrebì, el cual desde el primer minuto de estancia en el campo se le vio demasiado acelerado, corriendo como pollo sin cabeza detrás de cada uno de los balones que se perdían fuera del terreno de juego. Que curioso es ver como cuando un equipo va perdiendo, no se acuerda de todo el tiempo que con el marcador empatado, habían estado perdiendo.
Sentado a mi lado un aficionado del equipo Trujillano me puso al tanto de quien era dicho jugador. Le recordaba porque este buen amante del fútbol y de origen Cumbreño, recordaba aquel nefasto episodio vivido en el campo del pueblo de La cumbre, hace ya casi cinco años.
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Os pongo el enlace de lo que fue aquel triste episodio que se dio a conocer en medios nacionales en los que estaba involucrado el jugador llamado Mohamed, que fue el que jugó el sábado contra el equipo Trujillano y su hermano, que no se si seguirá jugando al fútbol o no.
Desde que este chico salto al campo el sábado, comenzó a hacer gestos groseros a los pocos aficionados que nos damos cita para ver al Trujillo. Sin que nadie le dijera nada de insultos racistas, este jugador se agarrò varias veces los genitales a la vez que sin que le viera el arbitro o no le quisiera ver, nos hacia cortes de mangas a todo el publico.

Puestos todos al corriente de quien era este jugador y que clase de persona es, nos dedicamos en cada gesto suyo a señalarle el marcador, para de esa forma responderle sin proferir ninguna palabra malsonante que pudiera aprovechar este tipo como hicieron aquel día en la Cumbre, para tacharnos de racistas al publico asistente, Recuerdo como me decían alguno de los jugadores que por aquella fecha vestían los colores del cumbreño, como dichos tipos se dedicaron aquel día a hacer los mismos gestos a la grada, esperando la respuesta de esta para denunciar luego que les trataban de distinta manera por su color de piel. Recuerdo al presidente del Cumbreño defender a su afición diciendo que en varios campos les conocían a estos jugadores por hacer siempre lo mismo, y que normalmente solo salían al campo para este fin. Quien me iba a decir a mi que el sábado iba a comprobar en carne y hueso, el mal tipo de persona que dicho jugador es, puesto que un servidor que siempre he jugado de portero, he tenido que aguantar siempre lo que no esta escrito, mordiéndome la lengua muchos días, pero siempre respetando al publico que paga, aunque es verdad que muchas veces algunos ceporros cruzaban la raya del esperpento y daban ganas de reprocharles su comportamiento. Jamas lo hice.

Tenia que escribir sobre esto porque no me parece justo que el pueblo de La cumbre y su afición, quedaran encuadrada como racistas y xenofobos sin ni siquiera escucharles y tan solo dando la razón a estos dos individuos que cinco años después uno de ellos, sigue provocando por los campos de la provincia a los espectadores que sin razón alguna puedan llamarle algún tipo de insulto que les sirva para, como aquel día de hace cinco años, ganar en los despachos un partido que en el minuto que se suspendió perdían por tres goles a cero y que a la larga les concedieron como ganado por cero goles a tres, ademas de una multa para el equipo rojo y negro de trescientos euros.

Siempre estaré en contra del racismo de cualquier tipo, faltaría mas, pero que no vengan de buenas personas quienes incitan a la violencia con sus gestos repugnantes dentro del terreno de juego sean blancos, negros, cristianos o magrebies.

Y como dijo aquel día el presidente del equipo moralo cinco años atras en el tiempo: "hemos tenido ya varias veces problemas, esta no es la primera vez ni creo que vaya a ser la última, deber ser ya como la sexta o la séptima vez que tenemos este problema". 
Quizás el problema le tenéis en casa y todavía no os habéis dado cuenta.

Me gusta el fútbol del barro y de las buenas personas, que cuando finaliza el partido son capaces de dar la enhorabuena al conjunto rival a pesar de haberles vencido. Suerte al Trujillo y porque no, suerte al Navalmoral también, a pesar de contar en sus filas con este sujeto.


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