domingo, 9 de noviembre de 2014

Capitulo 610: Ruta en Villamesías.



En la mañana fría de hoy (por fin), nos volvíamos a poner en ruta y esta vez el lugar escogido era la localidad de Villamesías, a la cual, no habíamos asistido todavía ha realizar ninguna ruta.
A las ocho de la mañana nos dábamos cita en la plaza de Huertas, donde a la llamada de hoy acudíamos nueve senderistas. Entre el trabajo de algunos, la emigración de otros para buscarse las habichuelas y los quehaceres diarios de otros varios, el grupo se ve reducido últimamente en las rutas, aunque la verdad es que la media de diez senderistas pocas veces la rompemos.



Volviendo a la ruta elegida hoy, la verdad es que no tenia mucha dificultad y lo único que la salvaba hoy, era la cantidad de agua que había por cualquiera de las callejas que hemos transitado.
Poco antes de las ocho y media nos colgábamos las mochilas en los hombros y arrancábamos la ruta en la misma plaza del pueblo, la cual posee una preciosa iglesia antigua con una fachada estupendamente conservada. Hoy ademas de los senderistas nos acompañaban también dos mascotas que sin duda han disfrutado tanto o mas como nosotros.


El frío arreciaba a esa hora de la mañana y el cielo aunque lucía despejado, no era síntoma de que fuera hacer buena temperatura. Por eso hemos tenido que abrigarnos mas que cualquier día de estos atrás, aunque a lo largo de la mañana, han ido sobrando mangas.
El paisaje de dicha ruta era un poco monótono, puesto que lo que mas abunda por el lugar son los olivos y varias enormes y antiguas encinas, las cuales estaban cargadas de grandes bellotas. Las aceitunas esperaban en los olivos ha ser recogidas, aunque bien es verdad que muchas yacían ya en el suelo. Entre los senderistas comentábamos el mal año de aceitunas que nos espera, puesto que la mayoría que hemos visto estaban "bicheadas".



Llegaba la hora del muerdino de pan y hemos podido escoger un buen sitio para comernos el mismo. Delante de un pequeño cortijo abandonado, nos refugiábamos del molesto y frío aire que se había levantado.
Allí, entre risas y algún que otro trago, (aunque hoy no todos) hemos pasado un buen rato.


Continuando con la ruta seguíamos por grandes cordeles que nos gusta ver bien conservados y sin ser absorbidos por las manos de los linderos, cosa que cada vez está mas de moda.Mucha agua por todas las fincas, las charcas estaban llenas, los charcos abundaban en las callejas y alguna de las veces teníamos que hacer malabarismo para no caernos dentro de alguno.


Así sin mas y con unos trece kilómetros en nuestras piernas, hemos alcanzado de nuevo el pueblo, donde un par de puestos de mercadillo, nos daban los buenos días.


Una mañana fresca, divertida y fácil de andar, un placer como cada domingo volver a disfrutar de la buena compañía de los compañeros senderistas. Nos vemos por las callejas.








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