Hacia tanto
tiempo que andaban buscando familia, que habían perdido la fe en encontrarla.
Tantos años de lucha, de análisis, de lamentos, de lloros y ahora, cuando menos
lo esperaban, les llegaba la noticia de que ella estaba embaraza.
Sabía que no
iba a ser todo un camino de rosas, seguramente por su edad, tendría que
someterse a análisis y pruebas constantemente, pero, ¿no merecía la pena después
de tantos años buscándolo?
La noticia
los cogió tan de sorpresa a los dos, que tardaron en reaccionar un par de días.
No podían creérselo, sin hacer nada fuera de lo común, había logrado quedarse
en estado. Los siguientes meses sabían los dos que iban a ser muy importantes,
por eso, quisieron esperar a más adelante para hacer planes de futuro.
Preparar el
dormitorio tenía que ser lo primero, aquel cuarto que siempre estuvo en su
mente que le iba a ocupar un descendiente suyo, lo habían estado utilizando de
cuarto para todo, planchar, guardar cosas etc. Ahora había que empezar a desalojarle
y pintarle, pero, les daba miedo hacerlo para nada. Mejor esperar, se decían los
dos….
Al cuarto
mes de embarazo, después de uno de los múltiples chequeos a los que ella se sometía
continuamente, le detectaron algo raro a ella, el niño estaba bien a simple
vista, no padecía nada raro, pero lo de ella tenía mala pinta.
Para no
asustar a su marido, lo dejó pasar sin contarle nada, a la vez que seguía sus
chequeos médicos casi semanalmente, empezaron a tratarla a ella también.
El día que escuchó
la palabra “cáncer” de la boca del doctor, se le vino el mundo encima, aunque
es verdad que fue poco rato, puesto que se acordó de su bebe y se dijo para sí
misma, que por él, tenía que ser fuerte y lucharía todo lo que pudiera.
Cuando se lo
contó a su marido, este se vino abajo, no podía dar crédito a lo que estaba
escuchando, ¿Por qué a ella? Y ¿Por qué ahora? Es lo único que se podía preguntar,
después de hablar con los médicos, para que le pusieran al corriente de la
enfermedad de su mujer, se sintió peor, no anduvieron con rodeos, lo único que
le dijeron fue, que iban a intentar salvar al bebé, pero primero tenían que
consultar con él, porque por lo visto, en el último examen que le habían hecho
a ella, se habían dado cuenta de que el bebé venia con el síndrome de Down.
Ellos
siempre fueron una pareja que se declaró abiertamente a favor del aborto, por
eso al oír aquella noticia, fue lo primero que él pensó. Antes de que diera una
respuesta a los médicos, estos le informaron que su mujer seguramente, no superaría
el parto, estaba muy débil y el cáncer era de esos fulminantes, por lo que
antes de que tomara ninguna decisión, debía de saberlo.
Las últimas
palabras que ella fue capaz de decirle a él, fueron las siguientes: “No te
cargues tu vida, mejor abortar que cargar con un niño en este estado”
Él no tenía
a nadie más en el mundo que a su mujer, su familia estaba muy repartida y lejos
de su ciudad, no iba a contar con la ayuda de nadie para cuidar a su pequeño…….
Cuatro años después
de aquello, Fernando esta columpiándose en el parque junto a sus amigos de
colegio, los cuales son sus verdaderos protectores, no le dejan nunca solo y le
protegen de todo lo que le pueda pasar, está muy grande para su edad y apenas
se le nota en su carácter, el síndrome que tiene.
Su padre,
sentado en aquel banco, no le quita ojo y es raro el día que no recuerda
aquellas palabras que le dijo su mujer antes de entrar en coma: “No te cargues
tu vida”….
Bendita carga la que me dejaste a mis espaldas,
que hubiera sido de mi vida si Fernando no hubiera venido al mundo, seguramente
que yo en estos momentos, no estaría aquí para contarlo.
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