sábado, 2 de noviembre de 2024

Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"


 

Santoña, Santander, Santillana del Mar.

Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal y la verdad es que había muchas ganas dentro del grupo que nos juntamos para estas aventuras.

A las doce de la noche partía el bus de Trujillo y poco después nos recogía en la rotondina a los que quedábamos por montar para completar el bus.

El viaje se prevé largo y todos los indicios apuntan a que será lluvioso el fin de semana, pero cuando uno sale con esta gente, lo que menos nos importa es el tiempo que haga, puesto que nos amoldamos a cualquier temperatura, llueva, truene o diluvie.






Dentro del bus somos verdaderos especialistas en hacer kilómetros sin dormir, puesto que aunque uno quiera, no es fácil coger postura para echar al menos un picón. A pesar de vernos a menudo por el pueblo siempre tenemos algo nuevo que contarnos y hacer de los problemas de cada uno,, por lo menos en el viaje, que sean menos problemas.

La primera parada espabila al que ha sido capaz de dormir y a los demás nos ayuda a soportar, tomándonos algo, otra tirada de kilómetros que aun nos queda por cubrir.







La ruta prevista nos ilusiona, caminar al lado del mar a los que somos de tierra a dentro siempre es un aliciente que nos emociona a pesar de que el agua prevista nos puede hacer la ruta mas complicada, aunque aun recordamos dentro del grupo la que hicimos en Oviedo, concretamente "La senda del oso" que fue pasada por agua desde que nos bajamos del bus hasta que nos volvimos a montar en el.

La ultima parada para desayunar es cerca del lugar de la ruta, así que lo mejor es meterse algo solido para el cuerpo por si vienen mal dadas. La verdad que tenemos un master en bares de carretera y son decenas en los que hemos parado encontrándonos de todo dentro de ellos. Buenos profesionales, algún camarero desagradecido y otros que uno piensa que para qué habremos parado allí. En este caso las camareras son simpáticas y muy profesionales, que cuando vamos tantos a la vez delante de la barra, debe ser difícil capear a tantos.

La llegada al comienzo de la ruta en Santoña pone nerviosa a la gente, los que optan por no hacer la ruta dejan a los que si la hacen para que se preparen y cojan todos los trastes, mochila, traje de agua, paraguas, etc. No llueve fuerte pero no deja de hacerlo, aunque la temperatura es agradable y el agua fina hasta se agradece en ciertos momentos del recorrido.

La ruta prevista sufre modificación al conocer que hubo un pequeño deslizamiento de tierras y no poder hacerla circular, así que por donde comenzamos a caminar sabemos que volveremos. Es una cuesta algo pronunciada el comienzo, pero nos reconforta saber que bajaremos al regreso.

A la derecha siempre llevamos el mar que parece algo cabreado, la ruta dispone de mucha sombra y comentamos que es propicia para hacerla en verano. No he dicho que la ruta se la conoce como el "Faro del Caballo". Hasta allí se llega el que quiera, puesto que hay que bajar setecientas y pico de escaleras y volver a subirlas, pero somos muchos  y muchas quienes decidimos bajar una vez llegados hasta allí. Es algo peligrosa la bajada al estar los escalones mojados y resbalar, por eso lo hacemos sin prisa y cruzando los pies, aunque no es suficiente para ver como alguien pega algún culetazo a la vez que nos asusta a los demás.



Pasado el susto llegamos hasta el faro donde el que quiera sigue bajando alguna escalera más hasta una plataforma que los lugareños tienen como lugar de baño. Hay que tener ganas pensamos nosotros...

Después de inmortalizar el momento y el lugar, toca comenzar a subir tranquilamente... hay algunos escalones que parecen tener mas de treinta centímetros de alto cuando llevas subidos cuatrocientos y cada vez hay que hacer un descanso cada pocos escalones.






La recompensa es comernos el muerdino arriba donde nos esperan quienes han preferido no bajar. El primer trago de la bota sabe a gloria y allí el agua comienza a caer más fuerte, pero aun así, resistimos y terminamos el tentempié antes de emprender el regreso.

Lo hacemos bien, disfrutando de cada rincón de la ruta y del olor a mar que nos acompaña en todo momento.








Una vez en Santoña, toca comprar anchoas y todo lo típico de allí, aunque los precios echan para atrás... Nos montamos en el bús y ponemos rumbo hasta el hotel en Santander, donde pasaremos la noche. Comer y visitar la ciudad, sabemos que el tiempo es justo para todo lo que queremos hacer y eso te hace ser mas ávido y rápido, aunque no por ello dejas de observar una ciudad limpia y llena de gente por todos sus rincones.

La cena es otra oportunidad que aprovechamos para degustar los productos típicos de la zona y todos coincidimos en que hemos elegido bien el restaurante donde optamos por cenar. Las risas y buen rollo nos siguen acompañando todo el día y cuando alcanzamos la media noche en el reloj, toca ir a descansar que ya el cuerpo lo pide y nos queda todavía la jornada dominical para rematar el finde.








El desayuno es una comida importante, hay que hacerlo en abundancia para aguantar lo que nos espera, así antes de las once y viendo la que está cayendo en la calle, nos montamos una vez más en el bús para llegar hasta Santillana del Mar, donde nos queda hacer otro poco de turismo y patear este bonito lugar que merece mucho la pena de conocer. Varios museos y sobre todo las calles ancestrales y sus viviendas, que para los que nos dedicamos a la construcción, nos queda con la boca abierta ver tales casas.

Debemos buscar sitio para comer que las cinco dan pronto y es la hora fijada para volver, nos queda un largo trecho pero con esta gente alrededor los viajes son mucho más amenos y los kilómetros pasan rápidos entre canciones, chistes y recordando historias vividas en otros viajes, que ya llevamos unos pocos juntos y si por bien es, nos quedan otros cuantos.



Otro fin de semana magnifico que metemos en la mochila de las aventuras y desventuras de la cofradía del niño glorioso.

Nos vemos en la próxima.









sábado, 19 de octubre de 2024

Capitulo 1020: Cuando damos la vuelta al jamón.

 


Y fue un catorce de marzo, miércoles, a las doce y poco del mediodía cuando vine al mundo, según informaciones maternales, porque los padres de esas cosas no memorizamos nada.

Nací en el seno de una familia obrera, mi padre fontanero después de haber probado sin éxito el paso por la policía municipal, donde a parte de poner pocas multas por aquellos años, había que consultar con los jefes mas altos si a fulanito se le podía denunciar o no y eso para los principios de mi padre fue suficiente para soltar el casco y la porra e irse a Madrid a buscarse el cuscurro que en el pueblo tan difícil era por aquellos años.

A la vuelta de los "madriles" y con un oficio aprendido, tocó currar con los del pueblo, que pronto se rindieron a las manos del "Brujo del Plomo".... A día de hoy todavía encuentro en alguna obra algún trabajo realizado por mi padre cincuenta años después.

Vivir en Huertas de Ánimas ha sido todo un lujo durante los años que llevo vividos. Sin tenerlo todo a nuestro alcance, nunca hemos echado de menos nada. Para mí eso lo es todo en la vida. Aunque es cierto que cada vez que algún amigo o conocido marchaban del pueblo, un dolor fino nos asaltaba el estómago y pronto dejábamos de echarlos de menos puesto que los autóctonos que nos quedábamos, debíamos de seguir viviendo. Cuando volvían por el pueblo, éramos los primeros en recibirlos y escuchar todas las aventuras que tenían preparadas en sus cabezas para contar a los del pueblo, para ver si enganchaban a alguien más y se los llevaban para Madrid.

No fue fácil pasar por alto varias oportunidades que se presentaron, pero el arraigo con el pueblo siempre fue mayor que cualquier cifra mareante que los amigos de fuera te contaban cuando venían. Nosotros nos aferrábamos a nuestros bares y discotecas además de rozar más todavía con la familia, que sin duda fue la parte más importante para todos los que nos quedamos en el pueblo por aquellos años.

Y la vida fue pasando, el paso por el servicio militar me hizo todavía ser más Huerteño, y si antes tenía claro que jamás me movería del pueblo sino era por causa mayor, cuando me licencié, juré que sería un "Huertovi" ( Huerteño de toda la Vida) todo los años que pudiera y estuviera en mi mano.



Los primeros amigos con novia se fueron casando y los primeros niños llegaron a la peña "el Charpazo". Hoy seguimos comprobando como hicimos bien el trabajo de padres y amigos para hacer que entre ellos siempre se lleven bien y se ayuden siempre que le haga falta ayuda a uno de ellos. Me encanta verles juntos y ver fotografías que mandan al grupo de la peña para mostrarnos que han estado junto en cualquier fiesta de los pueblos de alrededor. En eso salen la mayoría a los padres que siempre que podíamos y el bolsillo lo permitía, nos dejábamos ver por cualquier fiesta, eso si, sabiendo que el lunes tocaba volver a currar, porque la peña está llena de trabajadores prematuros y pocos estudiantes y no por eso hemos dejado de ser gente inteligente, a los escritos me remito.

Y vamos viendo crecer a todos a la vez que a nosotros nos crece la chepa, que se va llenando de problemas resueltos y alguno aun por resolver que hace que jamás podamos bajar la guardia.

Los nietos van llegando a la peña y ya toca quedarse con ellos para que los padres puedan disfrutar de ellas lo mismo que hicimos nosotros cuando se los dejábamos a los nuestros. La vida es un rio que lo mejor es que siga su curso sin salirse de el, aunque siempre se presentará algún problema extra que toca resolver.

Ahora, cuando das la vuelta al jamón, por el otro lado está mejor. Cada loncha hay que saborearla porque es el jamón que queda si miras el hueso que se ve por la parte de abajo. Minimizar problemas, pisar el freno y dejar el acelerador a un lado que no hay prisa por seguir viviendo y seguir rozando con la gente que te importa y te quiere y ayudar al prójimo cada vez que te lo pidan. El pueblo es nuestro y solo nosotros podemos conservarle, no debemos conformarnos con lo poco que nos ofrecen y hay que exigir lo que nos pertenece porque el gran enemigo de los pueblos es la despoblación que crece a pasos agigantados y solo nosotros podemos frenarla poniendo algo de nuestra parte mientras saboreamos las ultimas lonchas que nos quedan por partir.




martes, 15 de octubre de 2024

Capitulo 1019: Quedamos en el siete. (Articulo del libro de las fiestas 2.024)


 

Dónde nos llevó la imaginación

Dónde con los ojos cerrados....

Como escribió el gran Antonio Vega, así era para nosotros el rincón de la plaza, donde siempre quedábamos todos los amigos del Charpazo, cuando los móviles eran parte del futuro lejano.

Era este el lugar de quedar puesto que estaba en la plaza, pero a la vez, estaba más recogido que cualquier lugar de esta. Si aparcaba algún coche de los pocos que había por entonces cerca del rincón, ya estábamos casi camuflados de todas las miradas o casi todas, de la gente que pasaba por la plaza, ya sea andando o en coche. Así en el “siete”, aprovechamos para fumarnos nuestros primeros cigarros, para darnos nuestros primeros besos de novios con los primeros rolletes de la pubertad, incluso era el lugar desde donde arrancábamos para ir a cualquier lado que tuviéramos que ir a liarla.

Era típico entre los miembros de la peña el oír decir que a tal hora en el siete y si no habías visto a nadie en todo el día para que te dijera los planes que había para ese día, lo mejor era acercarte hasta el “siete” y seguramente que alguno de la peña había por allí sentado o muy cerca.



La cabina de teléfono que había al lado fue nuestro refugio en días de lluvia, cuando el balcón de encima del siete no era suficiente para taparnos del agua que caía, siempre había que meternos en tan estrecho lugar más de cinco o seis personas, con el agobio que aquello nos producía, más aún, después de haber visto la película de “la cabina”, del gran Mercero, que tanto agobiaba ver. Pero para nosotros era un cachondeo el ver como a

pesar de tan pequeño lugar, empujando siempre lograba entrar más gente de la que uno podía imaginar.

En aquella cabina nos enseñaron nuestros amigos madrileños a cómo “ordeñarla” y sacar dinero, cosa que sólo quedó en nuestros sueños puesto que el intentar sacar dinero de la cabina, siempre acababa con algún que otro chinchón en la cabeza, y es que lo malo no fue que nos enseñaran a eso, lo malo fue que nosotros fuimos mucho más burros que nuestros maestros.

El truco era sencillo, buscar un palo de cualquier polo que alguien se hubiera comido, (nosotros pocas veces), a continuación, te metías con tu amigo madrileño que supuestamente para nosotros los del pueblo eran mucho más aventajados, y te decía que cerraras la puerta, una vez allí los dos solos, él te pedía el palo y se ponía a manipular el aparato telefónico un momento mientras te iba diciendo que por lo que sonaba, dentro había por lo menos quinientas o seiscientas pesetas en monedas, así que nosotros habríamos los ojos como el “Tío Gilito” y empezábamos a imaginar en que nos gastaríamos las monedas que nos corresponderían una vez perpetrado el atraco a la cabina. Pero todo se iba al garete cuando tu amigo madrileño dejaba caer el palo del polo al suelo y te rogaba que te agacharas para dársele de nuevo, era ese el momento cuando sabías lo duro que era el teléfono cuando te arreaba con el en la cabeza....



Toda tu alegría se iba a la mierda y el cabreo que pillabas era enorme, pero te quedaba la recompensa de pillar algún amigo o conocido para vengar el dolor de cabeza que todavía te duraba y que milagrosamente se te quitaba, cuando eras tú el que mandaba buscar el palo de un polo para ordeñar la cabina. Si a ti

te habían zurrado bien con el teléfono en la cabeza, la venganza era terrible y el porrazo de uno del pueblo era el doble de doloroso de lo que los madrileños nos hicieron a nosotros.



Y así pasábamos los días de verano, esperando a que octubre nos alcanzara, mientras en el siete unos iban y otros venían. Los que ya curraban por entonces aguantaban un rato más que los estudiantes, que siempre debían de irse antes para repasar, mientras los que ya trabajábamos y manejábamos alguna que otra peseta, nos acercábamos a casa de tía Julia a comprar algún cigarro suelto mientras ella nos preguntaba que para quien era, a lo que rápidamente contestábamos que, para nuestro padre, como si ella se lo fuera a tragar, pero Tía Julia cogía los dos duros si te vendía un ducados y tres duros si era un fortuna y todos tan contentos.

La reunión se terminaba en el siete cuando Anita Flor se iba a la cama, era ahí cuando abría el postigo nos daba una voz a la vez que nos ponía de sinvergüenzas para arriba y remataba diciendo que iba a llamar a la policía y eso por entonces eran palabras mayores, así que no nos quedaba más remedio que levantar el campamento hasta el día siguiente donde otra vez nos veríamos todos en el “Siete”.

FELICES FIESTAS

FONTA.

viernes, 11 de octubre de 2024

Capitulo 1018: Hasta siempre Chiqui.



Iniciábamos los años noventa cuando un Renault 6 verde se para junto a mí, se baja la ventanilla, con la manivela por supuesto, y una bocanada de humo sale del interior del coche. Fuma ducado y lleva una gorra blanca puesta. 
Tío Kiko me pregunta: ¿Estás trabajando?
Yo le respondo que no, que he terminado la escuela taller y que ando a lo que sale.
¿Te quieres venir a trabajar con nosotros?
En mi cara se ilumina una sonrisa y no tardo en contestar que si.
Pues mañana te vas pa mi casa a las siete de la mañana, que desde allí nos vamos a Santa Marta....
A la semana de estar en Santa Marta les salió una obra en Almaraz, un vecino del pueblo constructor les había llamado para levantar varias viviendas en Almaraz y algún pueblo de alrededor.

Ese día me monté en la Renault exprés y ya no me bajé de ella hasta diez años después.
Trabajar al lado de Chiqui era muy reconfortante, porque a pesar de las palizas que nos metíamos trabajando, era un tío que sabía llevar bien a sus compañeros. Conmigo tuvo más paciencia que con cualquiera, quizás porque andaba saliendo con sus sobrina y eso era un grado entre los peones de la empresa que por entonces había.
Yo sabía que cumpliendo en el curro Chiqui no dejaría que me reclamara su padre y me llevara a Santa Marta con él y con Juli, así que fueron varios años yendo y viniendo desde Almaraz a casa, lloviese, helase y nos asáramos de calor, siempre con él al volante y teniéndole que llamar en muchas ocasiones porque la cama y él se llevaban demasiado bien.


En Almaraz no llevábamos dos meses y ya conocía a todo el pueblo, esa facilidad para caer bien a la gente solo la tenía él. Si alguien se le escapaba no dudaba en preguntar a Juanito (Alicia) y este a regañadientes le explicaba de que familia era y que parentesco tenía.

Aquel veintiocho de marzo del noventa y dos tocó inaugurar una discoteca que habíamos construido en Almaraz. Que noche más buena hasta que llegamos a casa y comprobé que allí no había nadie, puesto que mi hermana se había puesto de parto y se fueron todos a Cáceres, la bronca fue menos bronca cuando apareciste tú a mi lado, tenías el don de minimizar cualquier cabreo del que tenías enfrente, y después siempre terminabas riéndote con él.

Fueron años muy buenos de muchos recuerdos y muchas vivencias a la vez que yo iba aprendiendo el oficio que hoy ejerzo y que tú te empeñaste en que yo aprendiera.

De vez en cuando me tocó volver a Santa Marta y era entonces cuando echaba de menos tu compañía a la hora de currar. Porque Tío Kiko aprovechaba para ponerme en mi sitio y hacerme creer que todavía no sabía nada del oficio, cosa que tantos años después le seguiré agradeciendo, puesto que me enseñó a ser puntual, limpio y ordenado y llevar siempre la cabeza alta al terminar una obra.

Aún recuerdo aquellas celebraciones de cumpleaños en la cerca donde siempre terminábamos cantando. Tía Antonia empezaba a cantar y yo con el cuenco de machar los ajos la acompañaba. Tío Kiko nos miraba con seriedad pero al final terminaba cantando con nosotros, no sin antes recordarme que al día siguiente había que montar vigas y bovedillas y que me iba a enterar de lo que valía un peine...


Fueron diez años en los que me considerasteis de familia y yo pensaba lo mismo, luego la vida da vueltas y cogimos caminos distintos pero tuve la suerte de seguir con tu sobrina y casarme con ella, además de que te vinieras a vivir al llano de Tío Porras, concretamente a la que fue su casa.
Y el barrio ganó en presencia porque tú eras así. De todo pendiente y de los problemas de la gente los cuales querías hacer tuyos a pesar de no conocer a todo el mundo por igual.

Estos días hemos podido comprobar todas las amistades que has ido sembrando a lo largo de tu vida y hemos visto pasar a despedirte gente de muchos pueblos de alrededor, La cumbre, Santa Marta, Almaraz, Ibahernando, Santa Ana, Alcollarín, Jaraicejo, Robledillo de Trujillo, Navalmoral, Madroñera, Logrosán, etc. y todos los dueños o trabajadores de todas las fincas que hay en cien kilómetros a la redonda.

Desde tu accidente algo cambió en el barrio y por su puesto en el pueblo. Las fiestas en ningún momento han sido iguales sin tu presencia porque tú acaparabas muchos frentes, si eras protagonista en la peña de los cabezudos, lo eras cuando había alguna dama en la familia y también en el Rosario. Ahí es donde vas a dejar un vacío enorme porque tu socio "el Fonta", todavía no se cree que le toque estar acarreando escobas y dando con la manguera a la hoguera para que no se queme nadie. (Este año hemos hecho caso a mi madre y la hemos preparado más pequeña) hasta en ese momento dijimos que tú no aprobarías el cambio de tamaño.

El recuento de velas necesarias para poner en la fachada de Tía Isabel para el año que viene, le vamos a comenzar contigo, aunque todavía sigo mirando a los lados para ver si vienes con esas pedazo de manos que daban miedo, diciéndome que me quitara de aquí o de allí o que acercara algún cubo de agua por si acaso.

El pueblo está dolido y consternado, precisamente dejarnos en fiestas es lo mas doloroso que ha podido pasar, aunque sabiendo como tú eras, no dejaremos que decaigan las fiestas. El agua ha querido hacer un parón mientras la gente te despedía y no se recuerda un duelo con más gente que el tuyo.

Ahora queda lo más difícil, estar pendientes de tu mujer, hija y yerno, acompañar a tus hermanos y hermanas en la difícil papeleta de seguir viviendo y es que no será nada fácil hacernos a la idea de que no estarás ahí para meternos debajo de tu paraguas que todo tapaba y abarcaba.
Gracias por todo tío Chiqui, jamás te olvidaremos.












jueves, 12 de septiembre de 2024

Capitulo 1017: La herida del hombre pájaro.

 



Aún con la duda en la cabeza de haber hecho lo correcto publicando su enfermedad, el hombre pájaro no para de dar vueltas al asunto. Asustado de la cantidad de personas que le han confesado estar o haber pasado por lo mismo que el está pasando, piensa que sin duda alguna estamos ante la enfermedad del siglo XXI. Muchas de esas personas nunca tuvieron tratamiento y por su cuenta y riesgo, comenzaron a medicarse sin saber el riesgo que ello conlleva. Las pastillas estas son las mas demandadas en todo el país con mucha diferencia y hubo gente que me comentó que se tiene que tomar dos en vez de una cuando le dan los ataques o si quiere dormir medianamente regular por las noches.

A pesar de todo el hombre pájaro cree haber hecho lo correcto, no esconder tus miedos y hablarlos, a parte de con los especialistas con personas que han pasado por lo mismo puede ayudar, aunque algunos de los citados creen que todas las mentes son iguales y no dudan en recetar su "método" como si ese fuera el mejor para que tú salgas de tu enfermedad. También se ha cruzado gente que directamente vino a preguntar si era verdad o estaba escribiendo por escribir, como si el tema fuera para hacer bromas con él.

La sanidad publica no está preparada para las enfermedades mentales y los médicos te dedican el mismo tiempo de consulta, que al que llega por que está constipado. Y no, no te pueden dar largas después de haberte preguntado cinco o seis cosas que tú contestas con un no a secas o un si bajito y recetar una pastilla que será tu compañera hasta sabe Dios cuando.

En esta situación, uno huye de todos los tumultos y de todos los agobios. La gente conocida se preocupa por ti y pregunta y pregunta y pregunta.... y en esos momentos lo que menos apetece es contestar, porque la verdad es que no sabes que responder cuando un día estás mejor que nunca y al siguiente te crees la mayor mierda del mundo. Es normal que la gente quiera ayudar, pero cada cabeza es un mundo y nadie es igual a nadie, así que aunque te empeñes, lo que te fue bien a ti para salir de esta situación, no tiene porque valerme a mi.

Tus mágicas pastillas no tienen porque hacer magia en mi cabeza y tus consejos y experiencia lejos de poder ayudar, puede que me perjudique, porque cada uno somos distintos.

El hombre pájaro ha vuelto a caminar al no poder volar, pero camina recto y firme. Sin prisa pero sin pausa, sin agobiarse y pensando mucho cada vez que actúa en algún lugar. El trabajo le entretiene y a pesar de que muchas personas achacan su enfermedad al trabajo, ahora mismo es lo único que le relaja y le ayuda a seguir con la cabeza en su sitio. Se distrae con compañeros del gremio y el resultado de las obras realizadas, además de las muestras de cariño y conformidad de sus clientes, hacen que merezca la pena seguir en el oficio.

Aunque en mi familia haya miembros que no estén de acuerdo conmigo por haber dado a conocer mis problemas, yo creo que es necesario hablar del tema aunque siga habiendo gente que prefiera esconderse tras unas pastillas que le acompañaran de por vida antes de comunicar a expertos los problemas que sus mentes transportan.

A pesar de ser un tío fuerte y grande (como algunos me dijeron), si, mi cabeza también puede fallar porque una cosa no tiene que ver con la otra.


Gracias a todos y todas por preocuparos por mi, seguimos en la lucha hasta que podamos volver a volar.












jueves, 22 de agosto de 2024

Capítulo 1016: Un alto en el camino.

Y un dia, sin saber ni porqué si ni porqué no, se presenta en tu cuerpo sin avisar. Se apodera de tu mente y se aloja supuestamente en tu pecho, te ahoga, te asfixia y hace que a tú alrededor no haya aire suficiente para vivir. Te preguntas que coño me está pasando y porqué a mi y ahora. Le doy un repaso rápidamente a mi vida y no encuentro un problema que sobresalga de los demás. Problemas que cualquiera puede tener y que todos aprendemos a vivir con ellos, resolviendolos a medida que va pasando la vida.
De salud estoy bien hasta la fecha, el trabajo me va mejor que nunca y con la familia intentamos ser lo más felices posible, sin negar que siempre hay alguna que otra discusión,  como en cualquier pareja y teniendo hijos adolescentes ni te cuento las hormonas que se pasean por casa a diario...
Y recurres al médico para descartar enfermedades graves y llegan las primeras preguntas:     ¿Tienes algun problema en el trabajo? ¿Te va bien con tú pareja? ¿Te llevas bien con tu familia? ¿ Quizás algo con algún amigo?.....
Y mi cabeza no soporta tanta pregunta junta y elevo mi voz delante de la doctora para decirle un no rotundo a todas las preguntas hechas. Ella amablemente me dice que debemos llegar al origen del problema, porque si no será imposible buscar una solución.  Yo asiento con la cabeza pero esta ya no está en la consulta, ya anda volando sin destino de aquí para allá sin que yo pueda sujetarla.
La voz de la doctora hace que salga de mi letargo, la palabra pastilla me acojona un poco y comento que si no hay otra solución posible.
Parece ser que no. Te vuelvo a ver la semana que viene dice la doctora y salir de la consulta ya es una odisea, la gente de pueblo nos conocemos todos y preguntamos con buena voluntad siempre, pero en este estado a uno le sobran todas las preguntas porque no tengo respuestas para ellas.
Vuelves al curro y la ansiedad se apodera de la paleta y el martillo. Y no te queda más remedio que acudir en busca de esa minúscula pastilla que será tu compañera durante sabe dios el tiempo que sea.
Cambia tu estado de ánimo y me siguen sobrando las preguntas. Me desahogo escribiendo y sobre todo leyendo. Veo fotos de lo bien que lo pasamos el finde pasado pero de vez en cuando el aire va y biene a mi alrededor y vuelve a cambiarme el estado de ánimo. 

Y así es como de la noche a la mañana, la ansiedad y depresión se apoderan de las personas sin darte cuenta ni verlo venir.
Vamos a la lucha contra ellas, sin prisa pero sin pausa, sólo pido paciencia y pedir perdón de antemano por mis cambios de humor....

miércoles, 27 de marzo de 2024

Capitulo 1015: Finde en Nerja.

 


Había ganas de volver a juntarnos con los amigos de las excursiones, que a más de uno solo vemos cuando nos montamos en el bus.

Y es que se hace largo esperar cuatro meses, aunque sin duda alguna la espera hace que cuando llega el día señalado, este se disfrute a tope y mejor.




Desde que nos enteramos que el destino sería Nerja, no dejamos de bromear con la famosa serie que no creo que exista ningún español que no la haya visto no digo una vez, sino varias veces.

La ruta que teníamos elegida pintaba bien para los senderistas experimentados, que deseaban hacer una ruta larga y dificultosa, la verdad que así fue.








El viaje como casi todos, los que son capaz de dormir duermen, los demás lo intentamos e incluso se escapa algún cabezazo que amenaza con jodernos el cuello.

Una parada en Monesterio y continuamos dirección Málaga, mas concretamente hasta el pueblo donde comienza la ruta: Canilla de Aceituno. En su plaza nos tomamos el café y alguna tostada, antes de enfilar la primera cuesta que nos saca del pueblo, algo premonitorio para saber lo que nos espera mas adelante.




Esta ruta tiene varias versiones y la puedes hacer de los kilómetros que tú quieras. Andando por una acequia seguimos subiendo hasta donde toman el agua los regantes del pueblo que es el lugar donde han construido un bonito puente que es lo mas bonito de la ruta. El cruzar por el hace a los que sufren de vértigos pasar un mal rato y a los demás nos hace gracia ver en sus caras el miedo reflejado. 

Son cuatro kilómetros los que hay hasta el mencionado puente y la verdad que son bastante duros, por lo que la mayoría de los que salimos del pueblo deciden llegar hasta ahí. Muy pocos seguimos hacia delante y es que no me extraña, viendo por donde continua la ruta. El camino está lleno de excrementos de cabras que son las que por allí disfrutan.

En la ultima sombra que queda antes de seguir subiendo hasta el final de la ruta decidimos quedarnos cuatro de los once que seguíamos andando. Allí nos comemos el muerdino esperando a que bajen los valientes que decidieron terminar la ruta, entre las que se encontraban dos mujeres, que valientes Naza y Loli.






Comenzamos a descender por donde habíamos subido y las rodillas sufren bastante. No hay prisa tenemos tiempo mientras por el camino vamos encontrando a senderistas que vienen a realizar esta ruta y a los de nuestro grupo que se han ido quedando por el camino y ya vuelven con nosotros de regreso hasta la plaza de Canillas donde nos reunimos todos antes de volver a montarnos en el bus, refrescando el gaznate con alguna que otra cerveza fresca.

Nos queda una hora más o menos hasta llegar a Nerja, lugar donde tenemos el hotel y ya vamos bromeando con Chanquete siempre en el recuerdo y la serie en nuestra memoria.

El hotel es muy moderno y cuando nos volvemos a juntar para ir a comer, vamos comentando lo que hay en la habitación y lo moderno que es el lavabo y la ducha, donde hay que hacer un cursillo para poder encender el agua.



Lo mejor cuando vas a conocer otra ciudad es tener algún conocido en la misma que te haga de guía y te ayude a la hora de elegir lugar para comer o cenar y nosotros afortunados la teníamos. Lucia nos recibe en Nerja y pronto nos acompaña a comer en uno de los cientos de restaurantes que existen en Nerja. Aquel pueblo donde veranearon Javi, Tito, Bea, Desi, Piraña... ya nada tiene que ver. Está poblado de "guiris" con residencia y otros muchos veraneantes que abarrotan las calles, tiendas, bares y restaurantes, aunque la verdad es que las calles siguen pareciendo las mismas por donde se rodó la famosa serie.

La tarde del sábado la aprovechamos presenciando una procesión infantil muy curiosa y a la vez graciosa, donde los niños y niñas del pueblo portan imágenes en miniatura de santos que hacen divertida dicha procesión.

Nos acercamos hasta el hotel para ducharnos y descansar un rato antes de bajar a cenar, las agujetas han aparecido y el cansancio se refleja en las caras de quienes terminaron la ruta.

Después de cenar muchos deciden irse a descansar y nosotros nos tomamos la ultima en una de las cientos de terrazas que hay por todo el pueblo, acompañado sobre todo de guiris, que son los que llenan bares y restaurantes.








El domingo le tenemos ocupado para visitar la famosa cueva de Nerja. Para ello hay que esperar a un trenecito que te lleva hasta el lugar y donde pasamos un poco de frio dado que han bajado un poco las temperaturas y la brisa del mar nos da en los hocicos.

Entre risas y risas llegamos hasta la cueva, allí toca esperar hasta que nos toca entrar y la verdad es que si no conocéis dicho lugar, debería de ser obligatorio para todos ir al menos una vez. Yo me quedaría allí dentro sentado contemplando aquella maravilla de la naturaleza horas y horas, tan solo moviendo la cabeza. Es una pasada la altura de la cueva y lo bien preparada que la tienen incluso para celebrar conciertos dentro de ella.

Lo mas divertido sin duda es la sala donde una vez terminada la visita, te colocas las gafas virtuales y haces el recorrido en tres dimensiones por la cueva. Como entramos unos cuantos de la excursión juntos, las risas son mas distendidas si caben y el rato se hace corto de lo bien preparada que está dicha representación.


Toca esperar el trenecito y volver al pueblo, donde hay que buscar lugar para comer antes de volver a montarnos en el bus para regresar. Nosotros lo tenemos resuelto con nuestra amiga Lucía, la cual nos ha  reservado en un chiringuito a pie de playa donde comemos estupendamente y barato, aunque suene raro así es. (Gracias por todo Lucía)

Y toca ir en busca de las maletas al hotel y esperar a nuestro amigo Luis que viene al volante del autobús que nos llevará de vuelta a Trujillo, aunque nos queda todo el viaje para comentar y compartir con los vecinos de asiento todo lo vivido durante el fin de semana que de nuevo nos ha hecho desconectar de la rutina y que gracias a nuestra Paqui, es un verdadero placer el seguir conociendo lugares de nuestro país que si no fuera por ella, sería difícil de conocer.

Otra ruta mas en las espaldas y ya van unas cuantas. Nos vemos en Portugal porque merece mucho la pena ir con todos vosotros donde nos propongamos ir.

 













Capítulo 1.021: Finde de las tres "S"

  Santoña, Santander, Santillana del Mar. Nos volvimos a poner en carretera cuatro meses después de haber hecho el anterior viaje a Portugal...